La anticipación es la clave para la organización. Así, en materia de logística familiar, adelantar todo lo posible en tareas es crucial para poder afrontar los distintos contratiempos que se pueden presentar en una casa con niños que manchan, enferman, lloran y tropiezan.
De las distintas operativas que he establecido en mi rutina de familia en los últimos tiempos, hay una que me ha resultado de los más eficiente, que me da tranquilidad, me permite dormir más relajada y, sobre todo, le resta estrés a mis mañanas. Os hablo de dejar la mesa del desayuno lista por la noche. Obviamente no puedo dejar los cereales en la leche, ni el café calentito y espumoso, pero el simple hecho de tener el mantel puesto y los cuencos, servilletas y tazas preparados, me reporta una sensación de bienestar que es difícil de explicar sin experimentarla.

No se trata sólo de ganar tiempo, que también, sino de levantarte con la sensación de que todo está dispuesto para que salga bien. La satisfacción que me crea esta rutina es equivalente a la de dejar, del mismo modo, la ropa y los uniformes sobre el sofá la noche antes.
Se trata de aminorar la dificultad que supone comenzar una jornada teniendo que tirar de tu cuerpo y del de tus hijos, cuando todos preferirías seguir durmiendo, con una buena dosis de previsión y planificación. Estrategia que, os puedo asegurar, garantiza, en un altísimo porcentaje de posibilidades, tener no sólo una mañana menos accidentada, sino por consecuencia, también un día mejor.

Además, así, te aseguras la cooperación. Porque yo no sé vuestros hijos, pero los míos por la mañana, los acueste a la hora que los acueste, son cuerpos lacios y apáticos a los que les puedo exigir, como mucho, que tiren de la cisterna. Sin embargo, por la noche, tras la cena y antes de acostarse, sí están más receptivos a participar en esta nueva tarea familiar, en la que, además, les dejo, dentro de unos límites, elegir qué desayunar como motivación para el desempeño armonioso y eficaz de la misión asignada.
Así que, sin más, os animo a incorporar esta rutina en vuestro día a día y comprobar cómo un pequeño gesto puede transformar vuestro concepto de mañanas.