El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares junto a la Fundación SHE (siglas en inglés de las palabras Ciencia, Salud y Educación), dirigida por el prestigioso cardiólogo Valentín Fuster, han llevado a cabo una investigación en casi una cincuentena de centros de educación infantil y primaria públicos, repartidos por la Comunidad de Madrid.
Con el apoyo de la Fundación La Caixa se ha estudiado desde el año 2014 al 2020 a más de 1.700 niños y niñas de entre los seis y los 12 años de edad con el fin de conocer cómo impactaba en su salud la educación nutricional.
Según lo explica Gloria Santos-Beneit, Directora Científica de la Fundación SHE y una de las investigadoras que ha participado en este estudio, los resultados que se han obtenido "sugieren que las intervenciones de promoción de hábitos de vida saludable, implementadas de forma precoz, como en la primera etapa de primaria, pueden ser más efectivas que las intervenciones más tardías para el control de la obesidad infantil".
Vueve a confirmarse la máxima de que "es mejor prevenir que curar" cuando hablamos de temas de salud y aún más si es salud infantil.
Cuanto antes mejor
El director del Laboratorio de Imagen y Salud Cardiovascular del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, el investigador Rodrigo Fernández-Jiménez ha sido uno de los participantes en este estudio y resume la principal conclusión a la que han llegado tras el análisis de los datos obtenidos “cuánto antes empiece esa educación infantil mejor”.
Aquellos alumnos que recibieron una educación en salud integral en la que se incluyeron conceptos sobre alimentación saludable, entre los seis y los nueve años, presentaron unos niveles de obesidad y de grasa abdominal por debajo de los que mostraron los alumnos a los que se les facilitó esa misma formación entre los nueve y los 12 años.
Para el doctor Fernández-Jiménez este dato es significativo y “los resultados confirman que las intervenciones educativas desde edades muy tempranas, cuando los niños están en condición total de absorber, tienen un gran beneficio y repercuten en mejores hábitos de vida y mejor salud”.

Píldoras educativas
Así es como han definido los contenidos que sobre educación nutricional se fueron ofreciendo a los alumnos a lo largo del tiempo que duró la investigación. Unos contenidos que fueron trabajados con los profesores y también con los padres y que sirvieron para ser más conscientes de lo que se vendía en la cafetería o en las máquinas expendedoras de los centros, ofrecieron información sobre la relación entre salud y dieta y se trató la importancia de la actividad física, del descanso y de la gestión emocional de la comida.
Porque “los colegios son un entorno ideal para la implementación de programas educativos de promoción de la salud” señalaba el investigador Rodrigo Fernández-Jiménez y aún más si tenemos en cuenta los preocupantes datos sobre obesidad infantil que tenemos en España desde hace años.

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