La felicidad es un estado que se construye con momentos de alegría. Aunque la felicidad es una meta aspiracional, la alegría es una emoción natural y presente en todos, especialmente en los niños, quienes la expresan de manera genuina a través de sonrisas, carcajadas y serenidad. Esta capacidad natural para disfrutar y proyectar sus emociones les permite vivir instantes de alegría y conocer qué es placentero para ellos. Sin embargo, a medida que crecen, pueden ir perdiendo esta habilidad tan esencial. Por eso, es importante enseñar a los niños a identificar y nombrar sus emociones, como bien dice la Universidad de Harvard.
Según los autores Álex Rovira y Francesc Miralles en su libro Alegría, este sentimiento es “sencillo, directo y evidente. Sale a tu encuentro inesperadamente, te sorprende y te atrapa”. Es un sentimiento que libera y llena de serenidad, pero en la vida adulta, a menudo queda escondido o relegado. Fomentar esta alegría en la infancia puede ayudar a que los niños crezcan con un enfoque positivo y saludable.
La importancia de la psicología positiva en la infancia
Investigaciones de psicólogas como Sonja Lyubomirsky y María Jesús Álava Reyes afirman que la psicología positiva es una herramienta eficaz para mantener un estado de alegría y bienestar emocional. En el caso de los niños, enseñarles a ser amables, agradecidos y positivos es clave para construir una autoestima sólida. Los padres juegan un papel crucial al brindarles una educación basada en el respeto, sin etiquetas ni críticas que puedan afectar su autoimagen. En lugar de dramatizar sus errores, es preferible aplicar refuerzos positivos que resalten sus logros y capacidades.
Inculcar estos valores desde temprana edad fortalece su vida emocional, contribuyendo a una personalidad más equilibrada, segura y alegre. Al implementar estas prácticas, ayudarás a tu hijo a cultivar una personalidad alegre y equilibrada, sentando las bases para una vida emocional sana y satisfactoria.