Un correcto desarrollo emocional de los niños es esencial para su felicidad y los padres, como no podía ser de otra manera, juegan un papel fundamental en este sentido.
Los expertos de la Universidad de Harvard, como el psicólogo y periodista, Daniel Goleman, autor del popular libro “La inteligencia emocional” sostiene que “los padres son los mejores entrenadores de las emociones de sus hijos y ya desde la cuna, les están transmitiendo mensajes emocionales, seguramente sin ser conscientes de ello”.
“Si coges a tu bebé en brazos cuando llora y le arropas cálidamente, estás contribuyendo positivamente a su desarrollo emocional. En la vida diaria se dan muchas situaciones en las que entran en juego las emociones y los padres actúan en estos casos como influyentes determinantes para el desarrollo emocional de sus hijos”, afirma Daniel Goleman en una entrevista emitida en el canal online “Aprendemos juntos” del BBVA en la que habla sobre los beneficios de la inteligencia emocional en los niños.
Existen varios métodos que recomiendan los expertos para que los niños aprendan a gestionar emociones y que los padres pueden practicar fácilmente desde casa. En esa misma entrevista, por ejemplo, Goleman explicaba, además de las cuatro habilidades de los niños con inteligencia emocional, un sencillo método para entrenar la atención y la concentración de los más pequeños que el psicólogo descubrió visitando una escuela de Harlem y que es muy fácil de aplicar en casa.
Otros dos prestigiosos investigadores, Laurie Santos y Arthur Brooks, de la Universidad de Yale y de la Universidad de Harvard han realizado varios estudios sobre cómo debe ser la crianza para que los niños sean felices y basándose en estas investigaciones recomiendan prácticos consejos a los padres, conscientes del papel fundamental que estos juegan a la hora del desarrollo emocional de los niños.
Tres consejos prácticos para padres
Estos son los tres consejos que Santos y Brrooks recomiendan a los padres, según han contado en la cadena americana NBC:
1.No le digas no llores, si está triste y le apetece llorar

El primer consejo puede resultar sorprendente, pero son muchos los psicólogos que aconsejan que hay que evitar la tentación de estar animando siempre a los niños para ayudarles a sobrellevar emociones negativas como la tristeza o el enfado.
Así lo asegura también Laurie Santos en la NBC, al afirmar que lo primero que hay que enseñar a los niños es que las emociones negativas también son importantes y necesarias, aunque resulten desagradables: “Son emociones normales y temporales y los padres deben explicar a los niños que no hay que sentir vergüenza por experimentar enfado, tristeza o ansiedad”.
Para que los padres expliquen fácilmente a los niños que las emociones son cambiantes Santos recomienda recurrir a utilizar analogías con el clima: De la misma manera que no luce el sol todos los días, es imposible estar feliz siempre y sin interrupción.
2.Una visión negativa y peligrosa sobre el mundo puede infundirles miedo y ansiedad
Por su parte, Arthur Brooks aconseja evitar caer en otra tentación como la de infundir miedo a los niños con una visión negativa sobre el mundo. Aunque es cierto que pasan cosas terribles y hoy en día varias guerras ocupan los titulares de la actualidad, hay que tener cuidado en como exponemos nuestro punto de vista a los más pequeños.
“Enseñarles a temer al mundo no contribuye a su seguridad ni a su felicidad”, asegura este experto, cuya opinión se basa en investigaciones recientes que demuestran que los niños que perciben el mundo como peligroso son más propensos a problemas de salud mental y están menos satisfechos con sus vidas.

Lo que hay que hacer, según el mismo investigador, es preparar a los niños para los desafíos a los que se tienen que enfrentar siendo realistas sobre las consecuencias y posibles peligros, pero sin alarmar.
En vez de infundir miedo, es más adecuado que los padres proporcionen información objetiva y positiva sobre el mundo, destacando los comportamientos amables, que también los hay y el progreso en lugar de centrarse solo en las amenazas. De esta forma se neutraliza el pesimismo con puntos de vista realistas y positivo y así los niños pueden crecer con una visión más equilibrada y optimista del mundo que los rodea, según Brooks.
3.Si tú eres feliz, tus hijos también son felices

Otra clave que Santos y Brooks resaltan es que la felicidad es contagiosa: es lo que se conoce como el efecto de las llamadas neuronas espejo.
Los estudios avalan la idea de que las emociones, ya sean positivas o negativas, se transmiten entre las personas. Por tanto ejercer una influencia positiva, promover el comportamiento saludable y mantener una actitud optimista puede tener un impacto significativo en el desarrollo emocional de los hijos, y por consiguiente, en su felicidad.
Por esta razón, los padres tienen que tener en cuenta cómo sus propias emociones y actitudes afectan a sus hijos, ya que estos absorben y reflejan las señales emocionales que reciben, según afirman los mismos expertos.
TAMBIÉN LEE: