Un embarazo psicológico puede darse en mujeres con un deseo excesivo de ser madres. Deseo que puede volverse obsesivo y, fruto de esa obsesión, el propio cuerpo cree que ha entrado en estado de gestación (con todo lo que ello conlleva). Sin embargo, no hay ningún feto creciendo en el interior del útero y, por tanto, puede volverse peligroso para la salud física (y también emocional) de la mujer.
En el embarazo psicológico, también conocido como embarazo utópico, fantasma, imaginario o pseudociesis, las hormonas de la mujer comenzarán a funcionar como si estuviera, de verdad, en estado de gestación. Esto puede llevarle a sufrir los típicos síntomas de embarazo como náuseas, cansancio o dolor de espalda, entre otros.
¿Cualquier mujer puede sufrir un embarazo psicológico?
“No hay estadísticas fiables, sin embargo, los datos registran que se dan con una frecuencia de 1 por 30.000 embarazos”, explicaba hace unos años el doctor José María Lailla Vicens, presidente de SEGO, a EFE Salud.
Aunque en líneas generales cualquier mujer puede llegar a sufrir un embarazo psicológico, lo cierto es que hay algunos perfiles más propensos que otros. Hablamos de las mujeres que tienen problemas de fertilidad, de esterilidad, con problemas para quedarse embarazadas o aquellas con un deseo obsesivo de ser madres.
Además, también es común verlo en chicas adolescentes que están comenzando con sus primeras relaciones sexuales. En este caso se desencadenaría del miedo atroz a quedar embarazada sin desearlo.
¿Cuáles son los síntomas de un embarazo psicológico?
Como en el desarrollo de un embarazo normal, las hormonas juegan un papel muy importante aquí. Se produce una anovulación, al disminuir la hormona LH y la FSH. La consecuencia de ello es la amenorrea o falta de menstruación.
Además, aumenta la prolactina y la progesterona, que pueden desencadenar la producción de leche.
Por eso, la mujer que sufra un embarazo psicológico puede:
- Notar falta de menstruación
- Dolor e hinchazón de los senos, así como producción de leche
- Hiperdesarrollo del sentido del olfato
- Ansiedad y antojos por la comida
- Náuseas y vómitos
- Cansancio extremo
- Aumento del abdomen
Sin embargo, tal y como afirma Diana Sánchez, presidenta de la AEPP a EFE Salud, hay una diferencia entre el embarazo y el embarazo psicológico que puede alertar en un primer momento: “Cuando existe realmente un embarazo, se ve que el ombligo está hacia afuera por la presión; sin embargo, no ocurre eso al contrario”. Sin embargo, también afirma que el segundo paso para comprobarlo es realizar una ecografía para asegurarse de que no hay feto.
Quizás has pensado en otra prueba evidente: si hay un embarazo psicológico, el resultado de un test de embarazo casero debería ser negativo. Pues caso error porque no siempre es así. Aunque esto sería lo lógico, lo cierto es que el control que ejerce la mente sobre las hormonas puede llegar a ser tal que altere ese resultado. “Este estado emocional puede llegar a provocar en algunos casos la liberación de hormonas propias del embarazo, como la gonadotropina”, señalan desde la web de Reproducción Asistida. Recordemos que la presencia o la ausencia de esta hormona es la responsable del resultado del test.
¿Cómo se trata un embarazo psicológico?
El tratamiento para un embarazo psicológico es complejo porque las emociones de la mujer cumplen un papel muy importante. De tratarlo con demasiada brusquedad, podría desencadenar problemas emocionales y psíquicos mucho mayores.
Por eso, el tratamiento psicológico y, sobre todo, psíquico, son fundamentales. “La presencia de un profesional de la psiquiatría en el mismo es fundamental, también en la inducción a la menstruación, porque puede conllevar a la depresión de la mujer ya que siente que se trata de una inducción al parto”, afirman desde la web de Reproducción Asistida.
Este tratamiento, unido al apoyo del entorno, son fundamentales para afrontar la sintomatología y lograr el bienestar de la persona.