Aunque algunos niños se interesen por los relojes desde muy pronto, generalmente animados porque los ven en las muñecas de sus papás, abuelos y tíos -sí, hay quien lleva reloj de muñeca pese a que está en claro desuso-, no significa que vayan a aprender a leerlo a corto plazo. Es algo similar a lo que ocurre con la lectura: por mucho que les interese, el aprendizaje tiene un proceso inalterable.
Dominio del concepto tiempo
Evidentemente, hay un margen de edad en el que se puede aprender algo en función de distintas circunstancias, pero en el caso de las horas no es hasta los cinco años de edad, mes arriba mes abajo, cuando los niños aprenden las horas. El motivo es muy sencillo de entender: hasta entonces no tienen las capacidades necesarias para hacerlo porque ni siquiera dominan el concepto de tiempo ni su la forma en la que este se mide.
Sí saben diferenciar lo que es mañana de lo que es hoy, pueden orientarse muy bien si se les ofrecen referencias concretas que les sean familiares como “después de comer” o “por la noche”, pero no es tan sencillo aprender conceptos concretos como el de hora, minuto y segundo, las diferencias entre ellos y cómo se combinan. Además, es necesario que sepan contar por los menos hasta 60 para aprender bien a leer la hora en un reloj digital, el paso fundamental que deben dominar para hacer lo propio con el reloj tradicional.
Aprendizaje de conceptos
El reloj digital es el primer paso por lo tanto para aprender las horas. Son más sencillos porque indican la hora precisa solo con números, lo que ayudará al pequeño a entender cómo funcionan las horas y los minutos, los dos conceptos fundamentales para aprender las horas. Antes tendrás que recordarle, o explicarle de cero si todavía no lo han hecho en clase, que un día tiene 24 horas y que cada hora está compuesta a su vez por 60 minutos.
Puedes profundizar con los segundos también o dejarlo para más adelante si prefieres simplificar el comienzo del aprendizaje de las horas. Eso sí, en todo caso, como decíamos anteriormente, es necesario que sepan contar bien hasta 60. No será este un paso sencillo, por lo que la paciencia y la constancia -también el juego para que se motiven-, como en todo lo que tiene que ver con el aprendizaje y los niños, es clave.
Una vez que el pequeño sea capaz de dominar la hora en un reloj digital, podéis afrontar en casa el salto al reloj de manecillas. Es mejor no hacerlo antes porque de lo contrario la confusión puede ser grande y con ella puede llegar la desmotivación para aprender. Es parecido a cuando se mezclan las minúsculas con las letras mayúsculas: hay un momento para hacerlo, no se debe hacer de golpe.
Trucos para enseñarles
Un ejercicio muy interesante para que se familiaricen con el reloj tradicional es construir uno con materiales caseros de papelería. Podéis utilizar cartones y plásticos reciclados, cartulinas, o cualquier otra cosa similar y animarles a que lo construyan y decoren ellos mismos. Al mismo tiempo que juegan, se les puede enseñar a dividir la esfera para que entiendan cómo funcionan este tipo de relojes.