Parece que fue ayer cuando cambiabas el pañal a tu pequeño, cuando le ayudabas a que se vistiera, o cuando le bañabas. Pero ¿qué ha ocurrido? ¿Por qué ya no quiere mi ayuda? ¿Por qué se molesta si intento hacerlo?
La respuesta es que tu hijo está creciendo. Está buscando ser independienteno será el mismo que al de otros niños.
En esta etapa el niño empieza a necesitar su propio espacio e ir explorando por sí mismo. Por eso, es importante que los adultos entendamos que hemos de aceptar las nuevas reglas del juego y respetar su privacidad.
¿Qué podemos hacer los padres?
Debido a los nuevos comportamientos del pequeño muchos padres se encuentran desorientados y no saben cómo hacer para poder respetar la privacidad de su hijo. Algunos consejos son:
- Corregirle en privado. Cuando reprochamos algo a nuestro hijo en público ante la gente vulnera la autoestima del niño. Debemos tener claro que hay fronteras privadas que no deben cruzarse. Ponerle en evidencia nunca es buena idea y el efecto siempre es perjudicial.
- No hablar de sus problemas con otras personas. El hablar con otras personas sobre los problemas de nuestro hijo, sobre todo si él está presente merma su autoestima. Además, hacerlo provoca las temidas comparaciones entre hijos y ya sabemos que las comparaciones son odiosas.
- No hacer uso de insultos o vejaciones haciendo referencia a sus discapacidades. Nos referimos a ese tipo de frases lapidarias que probablemente no están dichas con maldad, pero que ,, y se burlan de las capacidades del niño. Por ejemplo, cuando se mancha mientras come: "¡Es que eres un torpe!"
- No ridiculizarle delante de los demás por sus fallos. El niño está empezando a descubrir las cosas por sí mismo. Debemos comprender los fallos que va cometiendo y apoyarle. Si le criticamos o nos reímos de él podemos hacer que se sienta mal. Le estamos dando el mensaje de que no sabe hacer las cosas. Esto hará mella en su autoestima.
- No comparar su comportamiento con el de otros. Las siempre recurrentes comparaciones con otros niños cristalizan de forma negativa en la autoestima de los más pequeños. Por tanto, es algo que se debe de evitar a toda costa.
Por último…
En esta época es muy probable que se den situaciones en las que, por ejemplo, el niño quiere hacer algo por sí mismo pero de repente al día siguiente pide la ayuda del adulto. Si lo necesita y nos lo pide debemos estar acompañándoles en todo momento y dársela. Nadie pasa a ser adulto de un día para otro.
Lo más importante es que ante estas situaciones utilicemos nuestra inteligencia emocional.