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Claves de una experta para que ayudar a dormir a tus hijos no sea una pesadilla

Sabemos que el sueño de calidad es esencial en edades tempranas. Sin embargo, uno de los desafíos más frecuentes para los padres es ayudar a sus hijos a tener un hábito saludable de sueño. Una psicóloga infantil nos cuenta las claves a tener en cuenta.

Claves de una experta para que ayudar a dormir a tus hijos no sea una pesadilla (Fernanda Rodríguez Muguruza)

Uno de los retos más grandes para los padres dentro de la crianza de sus hijos se da a la hora de ayudarlos a dormir. A muchos niños les puede costar seguir una rutina rápida para ir a dormir y esto puede causar un malestar cada día en casa tanto para los niños como para los padres. 

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Lo cierto es que el sueño es esencial para el bienestar y el desarrollo físico y cognitivo de los niños. Por ello, es importante asegurar un descanso de calidad los primeros años de vida, teniendo en cuenta las horas de sueño adecuadas para cada edad, una rutina que prepare al niño antes de dormir y un ambiente apropiado para que lo motive a ir dormir sin dramas. Pero, ¿cómo lograr que un niño pueda ir a dormir de una manera sencilla? A continuación te explico tres claves para que puedas conseguir que tu peque vaya a su cama sin problemas.

Regula tu reloj interno

niño durmiendo

niño durmiendoEvgeny Atamanenko

Tener una rutina consistente de sueño ayuda a los niños, no solo a ir a dormir con facilidad, sino a tener una mejor calidad de descanso. Para lograr esta rutina, es importante establecer un horario fijo de sueño, es decir que se vayan a dormir y se despierten siempre a la misma hora. De esta manera, sus cuerpos se acostumbrarán a este ritmo y su reloj interno funcionará eficazmente. 

Una rutina saludable de sueño incluye también que los niños no tengan desajustes excesivos los fines de semana, sino estimular a que se cumpla lo establecido. Ser coherente con la rutina de sueño que se acuerde es uno de los requisitos indispensables para que la clave de regular el reloj interno de los niños funcione. 

Para fijar este horario, es importante tener en cuenta que los niños necesitan una cantidad de horas de descanso según cada edad cronológica. Según la American Academy of Pediatrics, los niños de 1 a 2 años deberían dormir de 11 a 14 horas, los niños de 3 a 5 años, de 10 a 13 horas y los de 6 a 12 años, de 9 a 12 horas. Entonces, sabiendo cuántas horas de sueño necesita tu hijo, puedes establecer una rutina nocturna en donde tu peque se duerma y se despierte a la misma hora.

Adecúa su habitación a su gusto

El ambiente en el que el niño duerme es esencial para que tenga un buen descanso. Para ello, toma en cuenta la luz, la temperatura, el ruido que pueda tener y la comodidad de la habitación de tu peque. Con respecto a la luz, la Sociedad Valenciana de Pediatría manifiesta que debe haber una mínima luz posible y que esta debería ser cálida y no una luz azul-blanca. En relación a la temperatura, la Clínica Universidad de Navarra afirma que una temperatura agradable para que una habitación esté apropiada para el descaso de un niño es alrededor de 18º. 

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No obstante, debemos tener en cuenta que cada niño tiene su propia temperatura corporal, por lo que es importante asegurarse que la ropa del niño no le de ni frío ni calor a la hora de dormir. Otro aspecto crucial para preparar el ambiente de descanso de un niño es eliminar los ruidos excesivos que puedan afectar su sueño. Y por último, intenta que el ambiente físico de la habitación de tu peque sea cómodo, tranquilo y que sea de su agrado. Por ejemplo, una de las formas de motivar a tu hijo a que esté a gusto con la hora de ir a dormir es poner en su habitación una lámpara que hayáis comprado juntos o puedes poner una ropa de cama con personajes que le gusten.

Anticipa la hora de acostarse

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Prever lo que un peque hace antes de acostarse es una de las claves más exitosas para ayudar a dormir a un niño. Para ello, es recomendable que un niño vaya disminuyendo la intensidad de energía de sus actividades y la exposición a estímulos mientras más se acerque la noche. Lo ideal es que, durante el día, un niño realice todas las actividades que demanden energía tanto física como cognitiva y que, poco a poco, mientras más cercana la hora de dormir, pueda tener actividades que lo introduzcan cada vez más en calma. 

La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) afirma que, durante una o dos horas previas al sueño, se eviten actividades vigorosas; y la American Academy of Pediatrics recomienda que los niños no utilicen pantallas una hora antes de dormir. Por su parte, la Sociedad Valenciana de Pediatría afirma que los padres deben implantar unas rutinas fijas en sus niños antes de ir a dormir como ducharse. Así, estas tareas más relajantes le facilitará la introducción al sueño, ya que el niño asocia que una vez culminadas, deberá dormirse. Además, la SEPEAP, también aconseja que esta rutina se debe finalizar en el mismo dormitorio donde los niños dormirán. Por ejemplo, la rutina puede terminar con la lectura de un cuento o el canto de una canción en la cama.

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