Seguro que alguna vez has sido testigo directo o indirecto de cómo una pareja con problemas (incuso, alguna pareja a punto de tirar la toalla) decidía tener un hijo para disolver todos los puntos de discordia.

Pero, si has asistido a esta situación, también habrás vivido el después: rara vez el hijo consigue unir de nuevo a una pareja que está prácticamente rota. Al menos, así lo afirma la psicología.
“Ni un hijo trae una hogaza de pan bajo el brazo, ni arregla los problemas de pareja, ni la une todavía más”, dice la doctora maría Velasco en su último libro Criar con salud mental (Ed. Paidós). De hecho, tal y como ella misma cuenta y como también nos dice la experiencia, con la llegada de un niño a la familia es más necesario que nunca sacar ratos para cuidar de la pareja a fin de no caer en la monotonía: además de padres, somos amantes.
De acuerdo a esta profesional hay varios motivos que explican, tanto que la pareja se vea resentida los primeros meses, como la necesidad de cuidarla más que nunca para que no termine por desaparecer.
“Lo cierto es que la llegada de un niño moviliza la vida a todos los niveles y la pareja se resiente y necesita flexibilizarse y adaptarse para no romperse en el proceso, sostenerse durante un tiempo y poderse recuperar”, explica ella misma.
Veamos cuáles son esos motivos para atender a ellos y evitar, de alguna manera, que nos afecten.

Cambio de roles con la llegada de un bebé
“Un cambio de roles y prioridades se instaura en la pareja, que necesita más que nunca evolucionar de la mano”, asegura la doctora Velasco.
Y es que, de acuerdo a ella, la persona que ejerce la función paterna tendrá que asistir a una especie de relego, pues quedará en un segundo plano: lo más importante son las necesidades de la figura materna y el bebé.
Y esta última, la madre, por su parte, tendrá que dedicarse enteramente al recién nacido. “Poco a poco, con el paso de los meses, tendrá que volver a conectar con su pareja como antes y darle su espacio”.
Y es que, la doctora Velasco recuerda que con la llegada de un hijo, la pareja ya no solo es de dos.
Las necesidades del hijo no desaparecen: cambian, y esto también puede resentir la pareja
A medida que el bebé crezca y que la pareja trabaje por intentar volver a la rutina, las necesidades de ese pequeño irán cambiando (que no desapareciendo) y precisarán de más y más adaptación por parte de los padres. “Cuando creemos que ya tenemos la situación controlada, vuelven a cambiar las cosas y precisaremos hacer nuevos ajustes y adaptaciones”, afirma la profesional.
La solución para que un hijo no acabe con la relación de pareja
Sabemos que el trabajo que le espera a una pareja después de tener un hijo no es sencillo, pero el camino puede ser precioso.
La doctora Velasco da en su libro, de alguna manera, la ‘solución’ para que esa bienvenida tan dulce no termine en tragedia para la vida amorosa de esa pareja. “No se trata de buscar fuera de la pareja lo que no podemos encontrar en ella , ni de salir huyendo, ni de volcar en eternos reproches la incertidumbre que sentimos a veces”, dice.
Para ella, la solución pasa por no olvidar en ningún momento que estamos en un mismo equipo y que si uno de los dos se pierde, se pierden todos. “Se trata de comprender que estamos en un periodo de cambio, en un proceso que requiere tiempo, comprensión y flexibilidad para reparar las cosas si estas se tuercen y evitar que vayan a más”.