Después de tener un bebé es más frecuente de lo que nos gustaría que se acentúen los conflictos relaciones que existen en torno al sexo y, además, aparecen nuevas realidades que si no se conocen ni se tienen en cuenta terminan llevando en algunas ocasiones a conflictos de pareja y en otras, a que las mujeres mantengan relaciones sexuales sin deseo. Y esto, no podemos normalizarlo ni después de tener un bebé, ni nunca.

Algunos de los problemas más frecuentes que solemos encontrar respecto a las relaciones sexuales después de tener un bebé son estos que ponemos a continuación.
¿Cuándo iniciar las relaciones sexuales después de un bebé?
Uno de los problemas más comunes es el que gira en torno a la presión social por volver a mantener relaciones sexuales. En general existe un mito muy extendido respecto a la frecuencia de erótica que socialmente se considera adecuada hy que se da de la mano con la creencia de que las mujeres tenemos que satisfacer el apetito sexual de nuestra pareja hombre. Y no hay una frecuencia erótica común para todo el mundo si no que la más saludable es en función del deseo y de las ganas que tengas, ni las mujeres tenemos que cubrir el apetito de nuestra pareja. Ni después de un bebé ni en ningún otro momento. Esta presión social consecuencia de haber tenido muy mala educación sexual y en ocasiones nula, se ve de manera muy latente cuando tras terminar la cuarentena cuando las mujeres van a la revisión se les informa sobre métodos anticonceptivos y se les indica que ya pueden mantener relaciones sexuales (si físicamente se han recuperado). Aquí hay dos problemas encubiertos: el primero, no preguntar a la mujer cómo se encuentra, si tiene o no deseo y al ofrecer métodos anticonceptivos damos por sentado que van a mantener relaciones sexuales, esto, cuando lo recibes en una etapa tan vulnerable, te llega en forma de “debería empezar a tener sexo ya con mi pareja”; el segundo, entender que relación sexual es igual a coito, ampliemos el espectro.
¿Cómo podemos solucionar esta cuestión? Quizá la solución más óptima es demasiado grande, pero el ideal sería que la educación sexual fuera de calidad para todas las personas y que el personal sanitario no se dejase invadir por sesgos socioculturales. La más sencilla, empezar poco a poco a preguntar cómo se encuentran y a indicar que no hace falta que retomen la actividad sexual, que además de que se sientan físicamente recuperadas es importante que tengan deseo intrínseco y propio de retomar la actividad sexual.
La presión de la pareja por mantener relaciones sexuales
Otra de las problemáticas más extendidas es la presión de la pareja por mantener relaciones sexuales muy conectada, por un lado, con el mito de que “los hombres necesitan sexo” y, por otro lado, suele surgir como consecuencia de estar ubicándonos en nuevos roles. Cuando aparece la criatura de golpe empiezan a recolocarse muchas cosas y en ocasiones la pareja puede sentirse desplazada, cosa que es normal porque al principio los bebés necesitan muchísimo tiempo, atención y energía y de golpe se mueven cosas que pueden aparecer en forma de demandas a la mujer en posparto sin pararse a mirar y entender qué es lo que está sucediendo. Esta presión en ocasiones se puede traducir en problemas de pareja que pueden complicar no sólo el deseo sexual, también el bienestar y el estado de ánimo de la mujer.
Para solucionar esta cuestión es necesaria la comunicación abierta y honesta y tener la capacidad de verbalizar cómo nos sentimos cada persona, cuáles son los deseos de cada una. A la vez, informarnos sobre el proceso hormonal y físico del posparto es muy relevante para entender la situación hormonal atípica de la mujer.
Dolor en las relaciones sexuales después del parto
Otro problema: el dolor y la incomodidad durante el coito. Independientemente de si ha sido parto o cesárea, el aparato reproductor femenino necesita recuperarse de un proceso natural que requiere su tiempo. Y no, el posparto no dura 40 días, no tardamos 40 días en notar que “todo ha vuelto a su sitio”. Incluyendo en el todo no solo el físico, también lo emocional. Cada posparto dura un tiempo diferente. Desde luego que no es lo mismo volver a la actividad sexual centrada en el coito si has tenido un pargo vaginal sin desgarro, que si has tenido un desgarro, ni hablar ya si es una episiotomía o una cesárea. Hay que dar tiempo para cicatrizar, recuperar y sanar.
Para solucionarlo es una buenísima oportunidad ampliar la erótica, ir más allá de los genitales y la penetración. Reconocer, tocar, acariciar, chupar nuestros cuerpos. Enteros. La piel es el órgano sexual más grande que tenemos y que poco lo aprovechamos. Se puede tener intimidad y erótica sin penetración. Se puede tener placer sin orgasmo o eyaculación. Hablar, respetar, probar, cuidar y mimar como receta ante el dolor.

El agotamiento después del parto: ¿es un problema para el sexo?
falta de tiempo, cansancio, agotamiento. Y esto lo pongo como problema porque hay personas que sí viven este agotamiento como un problema para el deseo sexual, pero en realidad es una consecuencia de la entrada a la maternidad y a la paternidad y en ocasiones de una ausencia de red de apoyo que permita adaptarse a la nueva situación.
La solución pasa por entender que en este caso lo que necesitamos atender es al cómo conseguir que el descanso sea un poquito mejor, en quién sostenernos o apoyarnos para que algunas tareas estén cubiertas, comunicarnos para hacer un reparto que permita descargarse el uno en el otro.
¿Deseo o falta de intimidad?
Creer que el foco está en un bajo deseo sexual y no en todo lo que es necesario para que el deseo sexual aparezca. La poca educación sexual nos lleva a no tener conocimiento de cómo es la respuesta sexual humana, según el Modelo de Basson la respuesta sexual es circular y se parte del concepto de intimidad. Sin intimidad todo lo demás es menos probable que surja. Hablamos de comunicación, cercanía, espacio para estar juntos, confianza, admiración, cuidados… quizá el foco no está en el deseo si no en la falta de intimidad como pareja en esta nueva etapa. Pero es que además hacen falta los estímulos adecuados, un buen estado físico y psicológico (recuerda, hablamos de estar cansadas y de los cambios hormonales y vitales que afecta al estado de ánimo de quien atraviesa la maternidad) y como guinda en el pastel, que las últimas experiencias hayan sido satisfactorias y placenteras.
Como solución te recomiendo prestar más atención a todo lo que está alrededor del deseo sexual y desfocalizar la atención de éste. Quizá no es que no tenga deseo sexual, es que no tenéis espacio ni intimidad juntos, es que no se encuentra bien física o emocionalmente o es que simplemente, no hay tiempo ni espacio para cultivar todo lo anterior.
No son las únicas dificultades que nos encontramos cuando hablamos de erótica y llegada a la maternidad y paternidad, pero sí algunas de las más frecuentes. Podríamos sumarle otra lista como por ejemplo la insatisfacción con la imagen corporal después del embarazo y el parto, la decepción con nuestra pareja y su rol como progrenitor, la presencia de alguna dificultad de Salud Mental, la decepción con la crianza e incluso, podemos hablar en algún momento de cómo la oxitocina y la prolactina impactan también en el deseo sexual humano. No solo somos biología, pero también lo somos.
Si algo queremos dejar claro es recordar que las dos condiciones que tienen que suceder para poder recuperar la actividad sexual (especialmente la centrada en el coito) tiene que ver con estar físicamente recuperada y con tener ganas de ello.