Lo primero es identificar el problema para poder atajarlo, el primer paso es ser consciente de cuáles son nuestros miedos, preocupaciones o inseguridades. Reflexionar, localizarlas y darnos cuenta de cómo podrían estar influyendo en la crianza de nuestros hijos.
La autoconciencia es el primer paso y si es preciso, buscar apoyo externo. Si esos miedos o ansiedades están afectando a tu manera de criar a tus hijos de forma saludable hay que considerar que ese apoyo por parte de un profesional, un terapeuta o un consejero, va a ser beneficioso para toda la familia.

La crianza es un proceso continuo, una carrera de fondo, a veces es casi lógico que nuestras preocupaciones se reflejan en ella pero eso no quita para que seamos conscientes de ello y no desfallezcamos a la hora de abordar nuestros miedos de manera saludable, constructiva incluso.
No podemos olvidar que los niños aprenden sobre todo observando, imitando. No siempre nos escuchan cuando les indicamos lo que tienen que hacer en una situación concreta pero siempre nos ven cuando reaccionamos nosotros, aunque no nos demos cuenta y aprenden e imitan.
Por eso es importante que vean cómo enfrentas tus miedos de forma saludable, cómo modulas la calma y la resiliencia ante tus propias inseguridades para empezar a superarlas o para aprender a convivir con ellas.
Qué hacer para criar a tu hijo sin que sienta tus propios miedos
No le sobreprotejas
La sobreprotección va a reforzar sus inseguridades y no solo las tuyas. Es natural querer protegerlos pero hay que distinguir donde está la línea entre protección necesaria y sobreprotección negativa.
Permite que ellos enfrenten desafíos adecuados para su edad y su madurez, que superen obstáculos de manera gradual para que desarrollen su propia confianza.
La psicóloga clínica, Diana Baumrind, ha investigado sobre los distintos estilos de crianza y ha demostrado que los que equilibran el control con la comunicación tienden a fomentar el equilibrio emocional y social más saludable en los niños.

Fomenta la comunicación
Una comunicación abierta y honesta con tus hijos desde que son pequeños, anímales a hablar de sus sentimientos, sus pensamientos y sus preocupaciones.
Al hablar sobre las emociones les enseñan a identificarlas y a manejarlas de una manera saludable, les enseñas la importancia de la resiliencia para enfrentarse a distintos desafíos con tu apoyo y supervisión.
Valora los errores
Fomentar la curiosidad y el amor por el aprendizaje es algo que ayuda a crecer emocionalmente a los niños, les enseña a enfrentarse al mundo de forma positiva. Esa curiosidad les llevará a cometer errores, enséñales a considerarlos como oportunidades para aprender, no los critiques duramente por equivocarse.
Si les das la oportunidad de ir tomando decisiones y de asumir responsabilidades según van creciendo, estarás enseñándoles a tener confianza en ellos mismos.
La crianza es generosidad, ellos deben vivir sus propias vidas y tener sus propias experiencias sin que estén condicionadas por las nuestras. Ayúdales a empoderarse.
La Dra. Carol Dweck es conocida por su investigación sobre la mentalidad de crecimiento, aboga por elogiar el esfuerzo y la persistencia más que el talento en sí mismo o el éxito en el resultado, porque eso es lo que hace que los niños desarrollen una actitud positiva ante los desafíos y el aprendizaje.
Enséñales a resolver problemas
A gestionar su estrés, a tomar decisiones de manera informada. Enseñarles habilidades de resolución de problemas desde una edad temprana les ayudará a enfrentar situaciones difíciles de manera efectiva.
Erik Erikson desarrolló como psicoanalista la teoría del desarrollo psicosocial en la que destaca la importancia de la confianza básica y la autonomía en la infancia, lo que sería criar a nuestros hijos de manera que fomentemos su independencia y su autoconfianza.
Algo que ya vemos que no es sencillo pero tampoco imposible.