La primera pregunta que una experta de Harvard hace a sus hijos al volver del colegio para evitar presionarles en exceso

En lugar de centrarse en lo académico, Jennifer Wallace elige otro tipo de preguntas cuando recibe a sus hijos al salir de clase. El objetivo, limitar la presión que sienten sobre sus hombros.
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Jennifer Breheny Wallace, experta de Harvard, con cuyos investigadores ha colaborado, y autora del bestseller del The New York Times, Nunca es suficiente: cuando la presión de logro se vuelve tóxica y qué podemos hacer al respecto, le hace una pregunta a sus hijos cuando llegan del colegio o les recoge que no es la misma que hacemos la mayoría de padres y madres.

En su libro, la autora norteamericana aborda una cuestión de actualidad, la presión de triunfar en la infancia y adolescencia: cómo la gestionan los menores, qué impacto puede tener y qué podemos hacer los adultos al respecto. Wallace se ha criado en una cultura, la norteamericana, donde esta presión se lleva al extremo, pero no como tantas otras cosas herederas de dicha cultura, es España es algo que también resulta palpable.

Pero Wallace no solo apunta a la presión académica o laboral, también a la que se siente en edades tempranas con respecto a las relaciones sociales con los iguales o a las presiones a las que el sistema educativo y sus profesionales, en ocasiones, llevan a cabo sobre los menores. En definitiva, de todo aquello que tiene que ver con la cultural tóxica de los logros. De todo ello habla, a partir de una investigación (investigó a numerosos psicólogos, familias y educadores) y de exponer casos reales, Jennifer Wallace en su libro.

¿Estamos presionando demasiado a los niños y adolescentes?

Es una de las preguntas que trata de responder la autora en su libro, y es también una cuestión por la que le han preguntado recientemente en distintas entrevistas. Y es por lo que Wallace pone el ejemplo de la primera pregunta que les hacemos a nuestros hijos e hijas cuando salen de clase.

Niña a la salida del colegio - Getty Images

Dice Jennifer Wallace en la revista oficial de la universidad de Harvard que “los padres de hoy enfrentan una realidad diferente” porque en la “estamos viendo la primera generación a la que no le va tan bien como a sus padres”. Esto afecta a los menores cuando llegan a la vida adulta y también a los padres, según la autora, ya que “están sintiendo esta profunda desigualdad que ahora existe en nuestra cultura; el aplastamiento de la clase media y la hipercompetencia que proviene de la globalización”.

Ella misma reconoce que tuvo que evolucionar y cambiar con respecto a la crianza en cómo se comportaba y comunicaba con sus hijos, y pone como ejemplo en una conversación con la CNBC a todos los padres que lo primero que hacen al recibir a sus hijos a la salida de clase o a la llegada a casa es preguntarles por el examen, por los deberes o por si ha estudiado lo suficiente para ese día.

En su opinión, esto es un error. Su consejo es enfocar las preguntas y conversaciones hacia algo banal, no académico, como es el almuerzo. “Cuando mis hijos entran por la puerta, en lugar de preguntarles: '¿Cómo te fue en el examen de español?', lo cual solía hacer antes de escribir el libro, ahora les pregunto: '¿Qué almorzaron?'. Hablo de cosas que no tienen nada que ver con sus logros”, dice la experta en la citada entrevista.

No quiere decir esto que no se hable de exámenes y logros. De hecho, la propia Jennifer Wallace asegura no estar en contra de los logros en la revista de Harvard: “Yo misma soy ambiciosa y obtengo mucha alegría al lograrlo; quiero que mis hijos también sientan esa alegría”. Es el punto en el que logro se vuelve tóxico lo que critica. “Donde el logro se vuelve tóxico es cuando enredamos todo nuestro sentido de identidad y valor con nuestros logros. Cuando tienes que lograr para importar”, expone.

Las consecuencias de la presión tóxica por los logros

En opinión de Jennifer Wallace, “los estudiantes de hoy sienten esa presión de logro, y la sienten desde todas las direcciones: desde los padres que sólo quieren lo mejor para sus hijos; de profesores que están bajo su propia presión para alcanzar ciertos estándares; y escuelas, tanto públicas como privadas, que están bajo sus propias presiones para desempeñarse”, apunta en la revista de Harvard.

En la CNBC completa esta reflexión alertando sobre las consecuencias que esta presión por los logros tiene ya en las nuevas generaciones: “Ya estamos viendo los efectos que esta presión tiene en la juventud. Tenemos una devastadora epidemia de soledad, ansiedad, depresión y suicidio; estamos viendo una generación que está siendo aplastada”, asegura.

Ansiedad

Por todo ello, recomienda afrontar el mismo cambio que ella aplicó en su vida: no concentrarse excesivamente ni exclusivamente en los logros de nuestros hijos, que la cultura del logro no se vuelva tóxica. Y por eso se queda a modo de mantra con una frase de Suniya Luthar, investigadora de resiliencia, para los padres y madres de niños y adolescentes: “Minimiza las críticas. Prioriza el afecto”.

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