Frases de Roald Dahl para inculcar el amor por la literatura en tus hijos

El autor de Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate es el vehículo perfecto entre la literatura y esa edad tan tonta, en la que nada parece sorprenderles y todo les resulta demasiado infantil.
Cartel de Matilda

Mi casa está llena de libros, se amontonan en los lugares más remotos. Ahora mismo, mientras tecleo este artículo, puedo distinguir una pila de cuatro libros en el mueble de la entrada: dos que estoy leyendo actualmente, otro de citas y uno que tengo pendiente, a mi lado, en la silla, hay otros dos tomos que he consultado para un trabajo que acabo de concluir y si miro hacia el frente, otra torre, una selección de títulos de Milena Busquets que ofrecí esta mañana a una amiga. 

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Desde que fui madre, esta colonización llegó también al suelo de mi hogar. Para desplazarte de una habitación a otra había que sortear una infinidad de volúmenes de cartoné, los favoritos de mi precoces eruditos. ¿Orgulllosa? No, lo siguiente. Pero ¡oh, la maternidad! Es una baño de realidad constante. Pronto mi hijo mayor alcanzó esa extraña preadolescencia que comienza ahora entorno a los seis años y salió a un mundo exterior lleno de estímulos, al parecer, mucho más interesantes que la literatura. 

Pero aquí una que no se rinde y que ha trazado una estrategia silenciosa, nada invasiva, para que mi primogénito vuelva a caer en las garras del humanismo. ¿Mi principal aliado? Roald Dahl. Es sarcástico, malvado, divertido y nada ñoño. El famoso autor de títulos como Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate o James y el melocotón gigante, es el vehículo perfecto entre la literatura y esa edad tan tonta, en la que nada parece sorprenderles y todo les resulta demasiado infantil. 

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En adelante os traeré reseñas más específicas de sus distintas obras, pero hoy os voy a dejar una selección de frases de Dahl que pueden reavivar en nuestros rezagados hijos el gusto por la lectura: 

«Así que la mente joven y fuerte de Matilda continuó creciendo, alimentada por las voces de todos aquellos autores que habían enviado sus libros al mundo como barcos en el mar. Estos libros le dieron a Matilda un mensaje esperanzador y reconfortante: no estás sola». Matilda

«¡Oh, libros, qué libros solían saber esos niños que vivieron hace mucho tiempo! Así que, por favor, oh por favor, rogamos, rezamos, ve a tirar tu televisor, y en su lugar puedes instalar una hermosa estantería en la pared. Luego llena los estantes con muchos libros». Charlie y la fábrica de chocolate

«Todo lo que debes hacer es mirar una página de este libro porque allí es donde siempre estaremos. Ningún libro termina cuando está lleno de tus amigos». La jirafa, el pelícano y el mono

«Toda la lectura que había hecho le había dado una visión de la vida que nunca habían visto. Si tan solo leyeran un poco de Dickens o Kipling, pronto descubrirían que había más en la vida que engañar a la gente y mirar televisión». Matilda

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