Cada niño tiene su propio proceso de aprendizaje, aunque se considera que la edad adecuada para el inicio de la lectoescritura está en torno a los 6 años. Para aprender a leer los niños deben haber conseguirlo primero un buen lenguaje oral y una correcta coordinación de movimientos.
La curiosidad y las ganas de aprender son aspectos fundamentales para iniciarse en la lectura. Hay niños que pese a estar neurológicamente preparados, no tienen interés. Por eso conviene motivarles mediante el juego para despertar su curiosidad.
Comenzar leyendo carteles o pequeños rótulos que encontremos por la calle puede ser un buen comienzo. Se sentirán tremendamente satisfechos cuando sean capaces de leer cualquier palabra por sí mismos.
Sin embargo, muchos niños encuentran en este proceso una dificultad añadida: la atención. Todos los procesos implicados en el aprendizaje de las letras requieren mucha concentración y aún no son capaces de mantenerla durante mucho tiempo.

Leer es un largo proceso de aprendizaje
Desde pequeños los niños comienzan a interesarse por las cosas que tienen a su alrededor, a identificarlas y recordarlas: los colores de un semáforo, el logotipo de una marca o el símbolo de una farmacia. Así aprenden a distinguir colores, formas y tamaños.
Poco a poco, comienzan a reconocer cada letra y reproducir sus sonidos. Aprenden a leer por sílabas y empiezan a entender las palabras como “bloques” con un significado completo. De forma paulatina comenzarán a identificar palabras con sus imágenes.
La escritura enlazada facilita la lectura porque visualmente es más sencillo identificar qué letras van unidas a otras formando palabras. Y, con la práctica irán leyendo cada vez con más fluidez y menor esfuerzo, comprendiendo lo que leen.
Un método para leer alternativo
Glenn J. Doman, médico norteamericano especializado en niños con lesiones cerebrales, consideraba que el método silábico no es el más apropiado para aprender a leer.
Afirma que los bebés son capaces de aprender a leer de la misma forma que aprenden a hablar, siguiendo el mismo proceso, y que son capaces de reconocer letras y palabras si éstas son suficientemente grandes, tal y como recoge en su libro “Cómo enseñar a leer a su bebé”.
El método consiste en mostrar al niño series de cinco tarjetas con palabras, escritas con letras grandes y que correspondan a una misma categoría (familia, colores, etc.) de forma rápida tres veces al día. Recitar al niño cada palabra en voz alta y clara. Poco a poco se irán añadiendo nuevas categorías y disminuyendo el tamaño de la letra.