Penalización por maternidad: cómo las mujeres ven caer sus ingresos con la llegada de un hijo

Diversos estudios demuestran que el salario de las mujeres disminuye en hasta un 5 % por hijo comparado con el de las mujeres que no son madres. 
madre trabajadora

Madre o no, muy posiblemente hayas estado alguna vez presente en un debate sobre si mujeres y hombres cuentan con las mismas oportunidades para alcanzar éxito profesional. Mientras que los más conformistas y conservadores avalan los grandes progresos alcanzados en apenas unas décadas, hay otra parte de la sociedad que denuncia la desigualdad de género aún existente en muchos entornos laborales.

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Analizar los distintos contextos y circunstancias que darían la razón a los que se posicionan a un lado u otro de este debate, puede ser un asunto peliagudo, además de salirse de los de interés que tratamos en este medio. Pero si nos centramos en una condición específica, la de ser madre, sí que podemos exponer razones y datos que nos dirigen a una triste e inequívoca certeza: "la maternidad penaliza la vida profesional"

Penalización por maternidad

La penalización por maternidad es una término cada vez más usados en ámbitos científicos y políticos para acuñar la pérdida de ingresos que sufren las mujeres con hijos. Diversos estudios demuestran que el salario de las mujeres disminuye en hasta un 5 % por hijo comparado con el de las mujeres que no son madres. 

El diario The Economist lo explicaba de una forma muy ilustrativa en un post reciente en su cuenta de Instagram.

Aunque la maternidad tiene beneficios económicos para nuestra sociedad, las mujeres se ven penalizadas financieramente por tener hijos. Un estudio realizado por investigadores de la Oficina del Censo de Estados Unidos encontró que entre dos años antes del nacimiento del primer hijo de una pareja y un año después, la brecha de ingresos entre cónyuges del sexo opuesto se duplica. La brecha continúa creciendo hasta que el niño cumple 10 años. Aunque después se reduce, nunca desaparece por completo.

La brecha de cuidados

Pero, ¿a qué se debe realmente esta penalización? ¿Es un tema corporativo, interno de las empresas? ¿tiene algún calado político? ¿guarda alguna relación con la voluntad de la mujer? Pues en general es un asunto estructural, en el que entra en juego un gran vector determinante: la brecha de cuidados. Según un Informe Global de Brecha de Género de 2022 del Foro Económico Mundial, los hombres dedican sólo un tercio del tiempo que las mujeres invierten en el trabajo no remunerado. Este incluye el cuidado de los niños y ancianos, cocinar, limpiar, tareas domésticas, facturas y cualquier tipo de labores fundamentales para el funcionamiento del hogar y sacar adelante una familia.

Lo que hace que, a su vez, ellos pueden dedicar más tiempo y esfuerzo al trabajo remunerado, a plantearse nuevos proyectos, a mejorar su formación, etc. Sostenidos, de manera invisible, por las mujeres que trabajan paralelamente dentro y fuera de casa, pero con un menor reconocimiento. 

Así lo afirmó Francesca Donner, asesora sénior en materia de género, al secretario general de la ONU en una entrevista en 2020: «Nuestra economía formal sólo es posible porque está subsidiada por el trabajo no remunerado de las mujeres. El cuidado y las tareas del hogar caen dentro de un agujero negro, todo lo que sucede dentro de él tiene un valor de cero dólares»

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¿La solución? Pues claro que se me ocurre, y es una combinación de cambio de actitud en el hogar y de refuerzo de las políticas de conciliación e igualdad, así como de concienciación y educación para que estos patrones no se repitan en las generaciones venideras. Y mientras se consigue y no, no nos vendría mal ir alcanzando al menos un consenso que reconozca esta realidad silenciada para que pueda ser, de una vez por todas, vencida. 

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