Imagina que viajas a uno de estos países nórdicos en los que, según nos cuentan, las familias son referente a la hora de tratar a los niños. Todo el sistema parece velar por la integridad física y emocional de los más pequeños, y las ciudades y pueblos están diseñadas para integrarlos y respetarlos, asegurando su libre movimiento y alejando todo tipo de peligro para que puedan jugar, experimentar y aprender.
Tantas veces nos han dicho que son ellos, los nórdicos, el modelo a copiar en tanto a su comportamiento con los niños y niñas que, en ese paseo que vas dando, no das crédito cuando encuentras una hilera de carritos dispuestos simétricamente, sin supervisión paternal, y con un bebé de apenas meses durmiendo dentro de cada uno de ellos.

Este escenario tan rocambolesco que te estoy exponiendo y que bien podrías pensar que corresponde a algún tipo de negligencia o situación de abandono, es una costumbre bastante extendida en los países nórdicos y que nada tiene que ver con un descuido. Los escandinavos dejan que sus bebés duerman la siesta a la intemperie. Se trata de una antigua tradición que confía en que la exposición al aire fresco y a la naturaleza es beneficiosa para la salud y para el desarrollo de los pequeños.
El origen de esta costumbre
Este hábito se remonta a casi 100 años atrás cuando una epidemia de tuberculosis en Islandia se vio agravada por la cantidad de viviendas con poca ventilación y para evitar el contagio de la enfermedad los padres empezaron a dejar a sus niños al aire libre. Costumbre refrendada en 1926 por el médico islandés David Thorsteinsson, cuando publicó un libro de pedagogía en el que señalaba los beneficios de esta práctica para fortalecer el sistema inmunológico de los bebés.

Con la globalización y la normalización de los viajes internacionales, se ha viralizado el asombro de muchos turistas al descubrir esta costumbre que tanto choca con la cultura occidental, desatándose interrogantes y polémicas: ¿cómo es que los padres no tengan miedo de que alguien se lleve a su bebé?,¿no existe riesgo hipotermia?
Respecto al riesgo de secuestro, basta con echar un vistazo al Informe Mundial de la Felicidad, para comprobar que los ciudadanos nórdicos presentan un alto sentido de autonomía y libertad y altos niveles de confianza. Asimismo, el informe destaca que esto está estrechamente relacionado con las bajas tasas de criminalidad que hay en dichos países.
Valoración científica
Existen diversos estudios que analizan los riesgos o beneficios de este hábito. Entre ellos, destaca la tesis de la investigadora Marjo Tourula, titulada “La práctica de cuidado infantil de los niños que duermen al aire libre durante el día en el contexto del invierno del norte de Finlandia”, que arroja conclusiones como que "los -5 C° es considerado el clima óptimo para poner al bebé a dormir", o que "dormir al aire libre acostumbraba al niño a los climas duros; el aire fresco hace que el sueño y la alimentación sean mejores y que además es beneficioso para su salud en general".
Aunque conviene tener en cuenta también las recomendaciones del alergólogo Gustavo Andrés Marino, que advierte que esta práctica "no se debería extrapolar a otras poblaciones como la nuestra que, justamente, no tiene los cambios adaptativos ni la epigenética que resguarda a las personas de las temperaturas muy bajas”,
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