En el inicio de la primavera coincide el cambio de hora, que alarga el día, y la llegada de temperaturas agradables, ideales para pasar más tiempo en la calle. Con peques en la familia, el parque, las pistas polideportivas o el espacio exterior de la comunidad de vecinos se convierten en lugares ideales para que los niños y niñas disfruten. En definitiva, es esta una época magnífica, en la que no hay excusas, para fomentar los juegos al aire libre.
En los tiempos que corren, el juego al aire libre se ha visto reducido con respecto al que disfrutaron generaciones pasadas. La manera en la que vivimos, sumado al auge de las actividades extraescolares, ha hecho que se vean reducidas las oportunidades de los peques para jugar al aire libre. Sobre todo, para hacerlo de manera libre, no reglada.
Precisamente por eso, para fomentar este tipo de juego que ofrece tantas y tan buenas ventajas y beneficios, la primavera es el contexto perfecto para intentar ofrecer a nuestros hijos e hijas la oportunidad de jugar al exterior.
A ello anima Paloma Castellanos, psicóloga especializada en neuropsicología y educación, además de profesora de Educación Infantil y orientadora de un centro escolar. La experta, colaboradora de Colorbaby, destaca hasta cinco grandes ventajas y beneficios para los niños y las niñas de poder disfrutar del juego al aire libre.

Cinco beneficios de los juegos al aire libre
El primero de los beneficios que cita Paloma Castellanos derivado del juego al aire libre es el fortalecimiento del sistema inmunitario.
“La exposición al sol mejora la síntesis de la vitamina D, que necesitamos para el fortalecimiento óseo. Además, una exposición controlada al frío hace que el cuerpo se refuerce y seamos más resistentes a las infecciones”, señala la colaboradora de Colorbaby. “También el contacto con ‘la suciedad’ hace que nos expongamos a microbios lo que hará que desarrollemos anticuerpos para luchar contra posibles bacterias”, agrega.
En segundo lugar, destaca los beneficios que tiene a nivel físico y psicomotor el juego al aire libre. “A nivel motor, el movimiento al aire libre ayuda al niño a desarrollar fuerza muscular, coordinación, equilibrio y resistencia, y disminuye el riesgo de obesidad en el futuro ya que promueve estilos de vida activos desde una edad temprana”, argumenta Paloma Castellanos. La psicóloga y orientadora señala, además, que “la motricidad fina se ve del mismo modo beneficiada, pues los niños fabrican sus propios juguetes a partir de lo que encuentran en la naturaleza, teniendo que manipularlos, lo que supone una oportunidad para el desarrollo de la creatividad”.
En tercer lugar, la colaboradora de Colorbaby apunta que fomentar ratos prolongados de juegos al aire libre en la infancia “ayuda a desarrollar la atención, la memoria operativa y la resolución de problemas”, todos ellos beneficios a nivel cognitivo. “Estimula todas las funciones sensoriales implicadas en el aprendizaje (la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto) fomentando la neuroplasticidad del cerebro, por el cual este se adapta y organiza en respuesta a nuevas experiencias”, dice la experta, que pone como ejemplo actividades como trepar, correr y los juegos imaginativos. “No solo mejoran la coordinación motora y el equilibrio, sino que también potencian habilidades cognitivas como la atención, la memoria operativa y la resolución de problemas”, asegura.

El cuarto beneficio de jugar al aire libre tiene que ver con su salud mental y el fortalecimiento de su autoestima. En opinión de Paloma Castellanos, “el contacto con la naturaleza reduce el estrés y la ansiedad disminuyendo los niveles de cortisol y proporcionando paz y tranquilidad”. Los juegos al aire libre les ayudan, agrega la neuropsicóloga, “a descubrir la gran satisfacción del aprendizaje autónomo y eso le ayuda a mejorar en su autoestima, siendo más seguro y confiando más en sí mismo”.
A todo lo señalado, hay que sumar una quinta ventaja para los peques que pueden disfrutar de los juegos al aire libre: la mejora de las habilidades sociales. “Las actividades al aire libre favorecen el desarrollo social y las habilidades interpersonales. La interacción con otros niños hace que estos aprendan a cooperar, compartir y resolver conflictos, lo que mejora algunas habilidades sociales como la comunicación, la empatía y la asertividad”, expone Castellanos. “También ayuda a fortalecer amistades, trabajo en equipo y el sentido de pertenencia”, añade la orientadora.
Por todo lo expuesto, para la colaboradora de Colorbaby, “el juego al aire libre no es solamente una actividad recreativa, es una herramienta vital para el desarrollo integral del niño, que mejorará su calidad de vida y le motivará en el aprendizaje”, concluye Paloma Castellanos.