6 frases hirientes que las familias de hijos con altas capacidades no deberían escuchar, según una experta

Dice Silvia Fernñandez Lozano, especialista y divulgadora de altas capacidades intelectuales, que hay seis frases que las familias no deberían escuchar tanto como lo hacen.
Madre e hija, abrazadas
Madre e hija, tristes - STEVE DEBENPORT

Si eres mamá o papá de un niño con altas capacidades intelectuales es probable que a tus oídos hayan llegado todo tipo de comentarios fuera de lugar, muchos de ellos por desconocimiento de quién los emite. Esto no quita para que esas frases puedan hacer mella a nivel emocional en los adultos que tratan de acompañar las altas capacidades de sus hijos e hijas. Por eso, una experta en la materia les pone nombres y apellidos a las frases que las familias no deberían escuchar.

Silvia Fernández Lozano es una de las expertas en altas capacidades más activas en redes sociales. Suyo es, por ejemplo, el listado de las asociaciones y centros especializadas en altas capacidades intelectuales en cada comunidad autónoma, un recurso muy útil para las familias. Además, de ella hemos aprendido una visión distinta de la divulgación de las altas capacidades, más reivindicativa.

Un niño triste - Getty Images

Es un muy buen ejemplo de su posición en la divulgación de las altas capacidades, neurodivergencia que ella también tiene, no solo sus hijos, uno de sus últimos post publicados en Instagram, donde enumera y explica las frases hirientes que las familias con peques con altas capacidades escuchan a menudo.

“Es la realidad. Siempre habrá quien te diga frases así y aquí diría que tienes dos opciones: callar y ceder tu terreno para que se vayan metiendo en él o contestar e ir marcando tus claros límites”, dice Silvia Fernández Lozano, que no está dispuesta a callar. Dice Silvia Fernández Lozano que ella no está dispuesta a callar. “Yo empecé callando hasta que aprendí a ir contestando. Frases cortas, directas que callen a otros y a la vez informen”, aconseja.

Esto es justo lo que hace en el mencionado post, que nos parece muy interesante para compartir porque despierta la reflexión, tanto si eres familia conviviente con las altas capacidades como si estás al otro lado y tienes cerca a familias con peques que tengan altas capacidades. “Da igual si lo hacen por desinformación, mala leche o incluso buena voluntad … lo importante es que sepan que una nunca se va a callar. Esto hace que se piensen las cosas dos veces (delante de mi) antes de hablar”, afirma la experta y divulgadora.

Madre e hija, tristes - Getty Images

Estas son esas seis frases o mitos, como Silvia Fernández Lozano les llama, que está harta de escuchar como madre que cría a peques con altas capacidades, y las respuestas que aconseja:

  • “¿Para qué quieres etiquetarle?”

La respuesta que Fernández Lozano recomienda dar a esta frase es la siguiente: “Conocer su condición es un derecho. No hay ayuda adecuada sin nombre, es nuestro inicio, son nuestras respuestas”.

  • “¡Pues yo no lo veo!”

Un clásico de las personas con la boca un poquito “grande” que se piensan que son especialistas en altas capacidades. “Lo siento, pero no es cuestión de ver o de no ver, sino de lo que es, una neurodivergencia”, aconseja responder Silvia Fernández Lozano.

  • “Eso con el tiempo se pasa”

A esta afirmación falsa e irrespetuosa, la especialista en altas capacidades la responde así: “no es ninguna patología, nada malo, no desaparece ni tampoco tiene por qué”

  • “No se lo digas para que no se sienta diferente”

Tampoco puede callarse ante quienes recomiendan decir la verdad a los niños y niñas con altas capacidades. “Es que su diferencia es la normalidad de mi casa y, por supuesto, no hay nada que ocultar”, les responde.

  • “Es que está sobreestimulado”

“Mi crianza no es cuestionable, me limito a no frenar lo que demanda”. Así de tajante responde Silvia Fernández Lozano a esta frase y similares.

  • “Lo que le faltan son límites”

Si te dicen mucho esto, mamá o papá de peque con altas capacidades, Silvia Fernández Lozano te da una respuesta tipo: “No tienes por qué entender nuestra educación y necesidades pero sí respetarlas”.

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