Diferencia entre emoción y reacción: lo primero que Álvaro Bilbao aconseja enseñar a los niños

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao cree que “muchos padres (y madres) no saben la diferencia entre emoción y reacción”, y es esencial saberlo para poder transmitírselo a los peques.
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Dice el neuropsicólogo Álvaro Bilbao que “muchos padres (y madres) no saben la diferencia entre emoción y reacción” y que este detalle es una de las primeras cosas que aconseja enseñar a los niños y niñas pequeños durante la crianza.

A grandes rasgos, cuenta el experto en el cerebro de los niños que “las emociones siempre son válidas y es importante que el niño sienta que son respetadas”. Esta es la razón por la que especialistas, ya sean docentes, psicólogos o pediatras, insisten en que debemos legitimar las emociones de nuestros hijos e hijas. Para conectar con ellos y ellas, y para reforzar su autoestima también, los psicólogos y expertos en crianza como Bilbao recomiendan frases como estas para validar las emociones de los hijos.

Da igual si el llanto nos parece desproporcionado o si ha hecho una montaña de un problema que no es más que un granito de arena bajo nuestro punto de vista. Precisamente por esto último, porque es nuestro punto de vista y él o ella tiene el suyo, psicólogos como Álvaro Bilbao recuerdan la importancia que tiene validar las emociones de los peques.

Otra cosa muy distinta es la reacción que tengan, la conducta que tomen ante una emoción, al gestionarla. Estas, explica Álvaro Bilbao, pueden ser adecuadas o inadecuadas y tenemos que ayudar a los niños a entender qué reacciones son adecuadas y cuáles no”.

Si tu hija se siente triste, acompáñala en su emoción y dile alguna frase motivadora para animarla. - Getty Images

Diferencias entre emoción y reacción

Álvaro Bilbao pone varios ejemplos concretos de situaciones cotidianas para que los adultos entendamos la diferencia entre emoción y reacción en situaciones aplicadas a la crianza de los hijos e hijas y podamos actuar así de la forma adecuada, que no es otra que aquella que valida la emoción y diferencia si la reacción es adecuada o no.

El primer ejemplo que utiliza el neurocientífico es la llegada de un hermano o hermana. Álvaro Bilbao diferencia entre la emoción, que “siempre es válida”, y puede ser que se sienta asustado o asustada, y la reacción, “que no siempre es adecuada”: no lo sería si le intentara pegar de pura rabia o si le tira juguetes cuando está en la cuna, entre otras reacciones. 

En cambio, Álvaro Bilbao afirma que debemos validar que el niño o niña exprese ese miedo aunque sea con palabras que nos suenan duras como “odio a mi hermano”. Este mensaje hay que validarlo antes de afrontarlo, indica Álvaro Bilbao.

Un segundo ejemplo es la reacción a cuando un niño o niña quiere algo material y su padre o madre no se lo compra. En este caso, la emoción habitual es la frustración. No podemos validar una reacción en la que llame tonto a su padre o madre ni si le pega una patada. Sí debemos validar, en cambio, dice Álvaro Bilbao, una reacción de mucho enfado, llanto o rabieta.

El tercer ejemplo compartido por Álvaro Bilbao es cuando hay un conflicto en el colegio o en el parque entre dos niños o niñas. “Un compañero del cole me ha pegado y me ha llamado tonto”, expone el neuropsicólogo sobre esta situación. En este caso, la emoción puede ser de tristeza pero también de humillación. “Siempre es válida”, recuerda Bilbao. No lo es la reacción si descarga la rabia pegando a ese otro menor, y sí es una reacción válida, por ejemplo, si habla con sus padres o profesores de lo ocurrido.

Una niña abraza a su hermano, triste - Getty Images/iStockphoto

Álvaro Bilbao comparte una situación cotidiana más a modo de ejemplo si todavía te quedan dudas sobre la diferencia entre emoción y reacción, y a su vez, sobre qué es una reacción inadecuada y qué tipo de reacción sería correcta. Pero en este caso, la diferencia es que es una situación vista y experimentada desde el prisma del adulto.

En primer lugar, aborda ese contexto en el que el adulto de referencia llega muy cansado a casa del trabajo y los hijos o hijas no hacen caso y están ruidosos. La emoción que sentirás en estos casos, según el neuropsicólogo, se parece mucho a la crispación y la sensación de estar desbordada.

La reacción ante una emoción así puede ser que les grites de forma desproporcionada o les castigues, generalmente sin tele, sin parque o sin piscina, ahora que llega el verano. Esta reacción, apunta Álvaro Bilbao, no está justificada. Sí lo está que muestres tu enfado “adecuadamente”. ¿Cómo? Responde el propio Álvaro Bilbao: “explico cómo me siento y pido colaboración. También puedo ir a mi cuarto a descansar 20 minutos para evitar explotar”

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