Cómo se desarrolla la lectura y la escritura en los niños
¿Cómo aprenden los niños a leer y a escribir?
El aprendizaje de la lectura es otro de los muchos apasionantes procesos que se dan cita en el crecimiento y en el desarrollo de los niños. Compartir este proceso con los hijos es una experiencia absolutamente maravillosa. Y este aprendizaje se puede convertir en un lugar de encuentro entre padres e hijos donde podemos compartir vivencias y estimular la fantasía. ¿Quieres saber cómo? Sigue leyendo, porque te lo contamos.
Para aprender a leer existen dos métodos que son los más comúnmente utilizados, el método analítico y el método global.
El primero se basa en la abstracción que la lectura supone y comienza con el aprendizaje de las letras, más adelante con la composición de las sílabas para después crear palabras y frases. Exige por parte del niño una abstracción para relacionar símbolos, sonidos y conceptos.
El método global trata de asociar significados a las palabras completas a través de imágenes o conceptos.
Ambos métodos son utilizados en paralelo por los educadores y los padres para desarrollar la habilidad de la lectura.
En la etapa de educación infantil se empieza con el método global por el cual se relacionan imágenes y significados a palabras escritas que se van relacionando entre sí según empiecen por una u otra letra.
Más adelante en la educación primaria, se pasa a un método analítico en el que las palabras se descomponen en letras o sílabas, poniendo el foco en los sonidos y significados que las letras construyen.
Aunque la edad en la que los niños comienzan a leer y escribir varía según el desarrollo de cada niño y el entorno en el que crece, se considera que la edad adecuada para el aprendizaje de la lectoescritura son los seis años. Antes el niño debe haber desarrollado un buen nivel de expresión oral, motricidad y autonomía.
El aprendizaje de la escritura se produce de forma gradual. Comienza por una fase en la que el niño copia las letras. Después a los seis años aproximadamente, aprende a través del dictado a escribir frases sencillas. Y comienza a escribir de forma espontánea ya entrada la educación primaria. La escritura es un estimulador de su imaginación y le ayuda a desarrollar su capacidad de observación.
Los padres pueden contribuir de forma importante al desarrollo de la lectoescritura. Para ello es importante crear una rutina. Por ejemplo antes de ir a la cama cada día podemos leer un rato con nuestro hijo y convertir ese momento en algo lúdico y especial en el que además de aprender a leer se estrecha el vínculo afectivo, se refuerza su memoria y la seguridad en sí mismo. Hoy en día existe una amplia oferta de libros para cualquier edad y sobre cualquier tema.
La lectura debe ser un hábito que se conserve durante todo el crecimiento de los niños y la edad adulta. Está comprobado que los niños que son lectores tienen mayores éxitos escolares y son además capaces de emprender más disciplinas profesionales.