¿Cómo nos afectan de adultos los traumas infantiles?

La huella que pueden dejar en la edad adulta las experiencias traumáticas vividas durante la infancia es muy grande. Hablamos de las más frecuentes.

Desgraciadamente son muchas las personas que sufrieron experiencias traumáticas durante la infancia, como pueden ser malos tratos, abusos físicos o psíquicos o situaciones difíciles derivadas de familias desestructuradas. Estar expuestos a situaciones traumáticas durante la infancia puede afectar negativamente al desarrollo cerebral en la etapa más vulnerable.

Vivir experiencias traumáticas como abusos sexuales o violencia infantil marcan de por vida, sin embargo, eso no significa que vayan a afectar toda la vida. La especialista de Doctoralia la Dra. Arantza Pérez Mijares, de Mijares Psicólogos, asegura que determinado tipo de experiencias en edades muy tempranas condicionan nuestra forma de relacionarnos con el mundo, nuestra percepción del mismo y, consecuentemente, van a generar en nosotros algún tipo de respuesta, ya sea miedo, violencia u otras. Todo este conjunto de estímulos y respuestas van a conformar en gran medida el desarrollo posterior de nuestra personalidad.

Experiencias traumáticas y problemas psicológicos

Las personas que han sufrido experiencias traumáticas son más propensas a desarrollar problemas psicológicos, ya que la autoestima se construye durante la infancia y si no está conformada en unas bases sólidas, somos más vulnerables a sufrir problemas emocionales: “muchos de estos problemas suceden en el seno de la familia y, por tanto, no se denuncian y, lo que es más importante, no se toman a tiempo las medidas terapéuticas adecuadas. En otras ocasiones, aunque estos abusos no sucedan en el ámbito de las familias, son los propios niños los que no se atreven a pedir ayuda debido a un profundo sentimiento de culpa y vergüenza. Es importante destacar que, aunque tardemos años en consultar, nunca es tarde para hacerlo y para corregir las secuelas que estos sucesos dejan en nuestra psique”, asegura la doctora Pérez Mijares.

Además, también se ha comprobado que los sucesos traumáticos durante la infancia aumentan las posibilidades de sufrir adicciones como la drogodependencia en la edad adulta. Esto no significa, obviamente, que toda persona que haya vivido una experiencia de estas características vaya a desarrollar necesariamente problemas psicológicos o adicciones, significa que es muy importante buscar ayuda profesional para poder asimilar y sobrellevar las secuelas de estas vivencias. Que aparezcan en la edad adulta problemas psicológicos, trastornos u otro tipo de secuelas derivadas de las experiencias traumáticas vividas depende de diversos factores: “de nuestro entorno, del amor y la comprensión que nos ofrezcan, de si recibimos o no atención psicológica u otro tipo de atención. Evidentemente también va a depender de cada persona. Los seres humanos somos únicos y, por tanto, a cada uno le afectarán las cosas de una manera distinta”, matiza Pérez Mijares.

Se pueden minimizar los daños o secuelas en el adulto extremando las precauciones durante la infancia, es decir, es necesario observar el comportamiento de los niños para detectar posibles problemas: “si notamos cambios repentinos, como cambios bruscos de humor, agresividad u otros cambios de este tipo es importante consultar con un profesional para que evalúe si nuestro hijo está sometido a algún tipo de sufrimiento y poner remedio cuanto antes”, advierte la doctora.

Observar el comportamiento de nuestros hijos es fundamental para detectar a tiempo situaciones de acoso en el colegio, por ejemplo, u otros problemas como ciberbullying e incluso otro tipo de abusos a los que puedan estar expuestos sin que los padres seamos conscientes: “es cierto que algunos menores que han sufrido abusos sexuales en edad temprana desarrollan cierta hipersexualidad. En este sentido es posible, a través de la terapia, hacer comprender al menor qué es lo que le ha sucedido y ayudarle con sus pensamientos y sus emociones”, matiza la doctora.

Tampoco es necesario que se trate de nuestros hijos: si tenemos algún niño es nuestro entorno es importante estar atentos a posibles cambios en su actitud, carácter o comportamiento, ya que la rápida detección y actuación es clave para poner fin a una situación de abuso lo antes posible.

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