El peso corporal desde el nacimiento deja huellas en la salud respiratoria. Un estudio publicado en 2025 en la revista European Respiratory Journal reveló que las trayectorias del índice de masa corporal (IMC) desde el nacimiento hasta la adultez temprana pueden influir significativamente en el desarrollo de la función pulmonar. La investigación, realizada por un equipo del Karolinska Institutet y otras instituciones europeas, se basó en datos del estudio sueco BAMSE, que sigue a miles de niños desde su nacimiento.
El estudio identificó seis patrones de crecimiento del IMC y demostró que tanto un IMC persistentemente alto como uno persistentemente bajo pueden comprometer el desarrollo pulmonar. Por el contrario, mantener un IMC dentro del rango normal durante la infancia y la adolescencia se asoció con una función pulmonar más saludable al llegar a los 24 años.
Estos hallazgos subrayan la importancia de monitorear el crecimiento infantil de manera continua, ya que el cuerpo y los pulmones se desarrollan en paralelo desde el nacimiento hasta la adultez temprana.
Seis trayectorias de IMC, seis historias respiratorias distintas
Los investigadores analizaron los datos de 3.204 participantes con al menos cuatro mediciones de IMC entre el nacimiento y los 24 años. Utilizaron modelos de mezcla de clases latentes para identificar seis trayectorias distintas de crecimiento del IMC.
Dos trayectorias se asociaron con efectos negativos claros en la salud pulmonar: el grupo con IMC persistentemente alto y el grupo con un aumento acelerado del IMC.
Ambos mostraron menor relación FEV1/FVC (volumen espiratorio forzado en un segundo/capacidad vital forzada), lo que indica obstrucción en las vías respiratorias. También presentaron un índice de limpieza pulmonar elevado, que refleja atrapamiento de aire en los pulmones.
En cambio, los niños que aumentaron rápidamente de peso, pero lograron normalizar su IMC antes de la adolescencia, no mostraron deterioro funcional en la adultez. Esto sugiere que las intervenciones tempranas pueden revertir el riesgo respiratorio si se estabiliza el peso a tiempo.

Un IMC bajo también perjudica los pulmones
Aunque gran parte de la preocupación pública se enfoca en el sobrepeso, el estudio también identificó riesgos asociados con un IMC persistentemente bajo. Este grupo presentó menores valores de FEV1 y FVC a lo largo de todo el seguimiento.
El bajo peso crónico se asoció con un crecimiento pulmonar más limitado desde la infancia hasta la adultez.
A diferencia de los grupos con IMC elevado, el daño en estos participantes no se relacionó con obstrucción, sino con un desarrollo subóptimo de la capacidad pulmonar.
Este hallazgo enfatiza que la malnutrición en la infancia no solo afecta el crecimiento general, sino que puede dejar secuelas en órganos clave como los pulmones, con repercusiones a largo plazo.
La función pulmonar se midió en tres etapas clave
Para evaluar el impacto de las trayectorias del IMC, los investigadores midieron la función pulmonar en tres momentos: a los 8, 16 y 24 años.
Usaron espirometría pre y postbroncodilatador para calcular el FEV1, la FVC y la relación FEV1/FVC. A los 24 años también se evaluó el índice de limpieza pulmonar mediante lavados respiratorios con nitrógeno.
La disminución en la función pulmonar fue clara en los grupos con IMC elevado o bajo, particularmente en la etapa de la adultez joven. La diferencia no solo fue estadísticamente significativa, sino clínicamente relevante, ya que refleja un funcionamiento pulmonar inferior al esperado.
El estudio se destaca por su diseño longitudinal, lo que permitió observar la evolución del crecimiento corporal y respiratorio durante un periodo crítico del desarrollo humano.

Metabolitos urinarios revelan huellas bioquímicas
En la evaluación final, los investigadores también analizaron muestras de orina para identificar posibles marcadores biológicos vinculados a la función pulmonar. Encontraron que ciertos metabolitos relacionados con la histidina estaban asociados con valores de FEV1 pre y postbroncodilatador.
La histidina es un aminoácido implicado en procesos inmunitarios e inflamatorios, y ha sido relacionado con condiciones como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Estos hallazgos sugieren que podría haber una conexión metabólica entre el estado nutricional y la salud pulmonar.
Este aspecto del estudio abre la puerta a futuras investigaciones sobre la detección temprana de riesgos respiratorios mediante análisis de metabolitos. También podría ayudar a identificar perfiles de niños que se beneficiarían de intervenciones nutricionales o médicas específicas.
La intervención temprana es clave para proteger los pulmones
Uno de los hallazgos más alentadores del estudio fue que los efectos negativos de un IMC elevado pueden prevenirse si el peso se normaliza antes de la adolescencia.
El grupo de niños con sobrepeso en los primeros años de vida que lograron estabilizar su IMC no presentó deterioro pulmonar a los 24 años.
Esto refuerza la importancia de actuar rápidamente cuando se detectan patrones de crecimiento acelerado. Las intervenciones pueden incluir educación nutricional, promoción de la actividad física, y un seguimiento pediátrico más estrecho.
Optimizar el crecimiento en la infancia no solo reduce el riesgo de enfermedades metabólicas, sino que también podría mejorar la salud respiratoria a largo plazo.

La trayectoria del IMC como marcador de salud respiratoria
Los autores concluyen que tanto el exceso como el déficit de peso sostenido desde la infancia pueden dejar huellas duraderas en los pulmones. Sin embargo, también ofrecen un mensaje esperanzador: las trayectorias no son definitivas y pueden corregirse si se actúa a tiempo.
El estudio destaca la utilidad de observar no solo el IMC en un momento puntual, sino su evolución en el tiempo. Esto permite identificar patrones de riesgo que podrían pasar desapercibidos en controles aislados.
La vigilancia del IMC desde los primeros años podría convertirse en una herramienta clave para anticipar problemas de salud pulmonar en la adultez.
Referencias
- Wang G, Hallberg J, Merid SK, et al. Body mass index trajectories from birth to early adulthood and lung function development. Eur Respir J. (2025). doi:10.1183/13993003.00298-2024