El momento del nacimiento no solo marca el inicio de la vida del bebé fuera del útero materno, sino que también es profundamente significativo para la madre. Aunque es crucial atravesar este proceso con un apoyo y cuidado exquisitos, es común que el acompañamiento necesario no siempre satisfaga completamente ni sus necesidades físicas y emocionales ni las del bebé.
Y es que, investigaciones recientes han demostrado que las experiencias negativas durante el parto pueden incrementar los riesgos de trastornos mentales como la depresión posparto o la ansiedad materna y afectar el desarrollo del vínculo madre-bebé. En España, recientemente un estudio publicado en Journal of Advanced Nursing (JAN), liderado por Lucía Alcaraz-Vidal, matrona del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona, vocal de ALPACC, concluía que la participación y la autonomía de las mujeres, así como el apoyo profesional por parte de las matronas contribuyen a una experiencia positiva del proceso del parto, lo que repercute al mismo tiempo en la salud materno-filial.
Utilizando un cuestionario llamado 'Childbirth Experience Questionnaire', las investigadoras exploraron cuatro áreas: percepción de seguridad, participación en el proceso, apoyo profesional y la capacidad propia. La muestra consistió en 236 mujeres con embarazos de bajo riesgo y sin complicaciones que optaron por dar a luz en casa o en la casa de partos de Migjorn con matronas de ALPACC. Estas mujeres completaron la encuesta entre el primer y tercer mes de posparto. La gran mayoría reportó un alto nivel de satisfacción, especialmente debido a su participación y su autonomía en el proceso y al apoyo profesional proporcionado por las matronas. Un dato interesante fue que el dolor percibido durante el parto no se relacionó con una experiencia negativa.
“La experiencia de parto es más positiva para la mujer cuando tiene más autonomía y mayor participación porque participar de las decisiones sobre el propio cuerpo, sobre el parto y la crianza implica autorizar el saber personal, basado en los propios valores y en la confianza en una misma”, señala Lucía Alcaraz-Vidal, quien insiste en que esta forma de atención implica situar esos conocimientos en el mismo nivel que los conocimientos médicos y sitúa a la mujer al lado de la profesional que la acompaña.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el papel crucial de las matronas en la atención materna y neonatal. Entre las recomendaciones de la OMS sobre la atención durante el parto y el nacimiento se destaca la importancia de que la mujer esté acompañada por una matrona, o un equipo de matronas conocidas, durante el proceso de parto. La presencia de matronas puede contribuir a una experiencia positiva del parto, brindando apoyo físico, emocional y clínico a la mujer y su familia. Además, la OMS promueve la formación adecuada y la incorporación de las matronas en los sistemas de salud como parte integral de la atención materna y neonatal de calidad.
Sin otras opciones públicas de atención al parto
“En España aún prima el modelo patriarcal, autoritario y jerarquizado de atención al embarazo y al parto”, sostiene Alcaraz-Vidal. Según la experta, aún se discute la autonomía de la mujer sobre su propio cuerpo y sobre lo que es mejor para ella y su gestación y su bebé sin contar con su opinión.

El parto domiciliario, así como los centros de nacimiento, son modelos asistenciales basados en la autonomía de las mujeres y de las matronas, y, por tanto, según la matrona, desafían esas ideas predominantes. Es por ello que considera que es necesario un cambio de mentalidad en los profesionales y personas que dirigen el sistema nacional de salud y los servicios de obstetricia y que se consideren los numerosos estudios que apoyan los modelos de atención al parto diferentes al parto hospitalario clásico. También considera imprescindible que se trabaje de forma transdisciplinar, es decir, que los protocolos de atención, planes funcionales, documentos institucionales o corporativos sobre la gestación, parto y posparto, incluyan en sus grupos de trabajo a todas las profesionales implicadas en la atención a la gestante al parto y al nacimiento.
Otro de los problemas actuales es que hay una falta de matronas generalizada, además de que aún muy pocas han sido formadas en estos modelos de atención. “Nuestro modelo formativo no es un modelo unificado en todo el país, se da mayormente en los grandes hospitales, en los que existe una jerarquía (la matrona está por debajo de la obstetra, la neonatóloga, la anestesióloga, etc.) en la toma de decisiones sobre el parto y el nacimiento, aunque la gestante sea de bajo riesgo. Nuestra formación carece del aprendizaje en modelos atención brindados por matronas verdaderamente autónomas de los que aprender”, dice Lucía Alcaraz-Vidal.

En España, actualmente solo hay una casa de partos de carácter público que brinda la opción de un parto con bajo nivel de intervención, acompañado por matronas con experiencia en este tipo de atención. Sin embargo, optar por un parto en casa o en una casa de partos privada implica un costo económico, lo que hace que estas opciones no estén al alcance de todas las mujeres.
“La experiencia del parto tiene un impacto en la salud de la mujer, criatura y familia a medio y a largo plazo que no se tiene en cuenta a la hora de evaluar la atención que brinda el sistema de salud. En países en los que estos modelos están implementados e incluidos en el sistema público, se ha demostrado que son modelos más costo efectivos y más satisfactorios”, concluye la matrona.