Picky Eaters o niños muy quisquillosos con la comida: ¿qué puedo hacer?

¿Tu hijo siempre quiere comer lo mismo y es muy delicado y selectivo a la hora de probar sabores nuevos? Quizás estés ante un ‘picky eater’. Descubre cómo actuar.
Picky Eaters o niños muy quisquillosos con la comida: ¿qué puedo hacer?

La alimentación infantil se convierte en un verdadero quebradero de cabeza para muchos padres, sobre todo para aquellos que tienen hijos muy quisquillosos o tremendamente selectivos con la comida. A estos niños se les conoce como ‘picky eaters’ por su término en inglés y hay que saber algunas cosas para intentar reconducir su relación con la comida.

¿Es mi hijo un ‘picky eater’?

No hay una definición única o concreta sobre los ‘picky eaters’ o ‘picky eating’, pero algunos estudios sí han orientado el término: “El comer quisquilloso, caprichoso o exigente generalmente se clasifica como parte de un espectro de dificultades de alimentación. Se caracteriza por la falta de voluntad para comer alimentos familiares o probar nuevos alimentos, así como por fuertes preferencias alimentarias. Las consecuencias pueden incluir una variedad de dieta deficiente durante la primera infancia. Esto, a su vez, puede generar preocupación sobre la composición de nutrientes de la dieta y, por lo tanto, posibles resultados adversos relacionados con la salud. No existe una definición única ampliamente aceptada y, por lo tanto, hay poco consenso sobre una medida de evaluación adecuada y estimaciones de prevalencia”.

Para saber si tu hijo es un ‘picky eater’ debes fijarte en si cumple algunas de las siguientes características:

-Juega mucho con la comida pero come poco. Puede comer dos o tres bocados y ya no querer más.

-Es muy selectivo con los alimentos.

-Tienden a rechazar alimentos como fruta y verdura y muestran preferencia por alimentos basados en azúcares y harina.

-Tiene tendencia a rechazar probar alimentos o sabores nuevos. Esta característica es común en niños de entre 2 y 6 años, se denomina neofobia y afecta sobre todo a las frutas y las verduras. Sin embargo, en el caso de los ‘picky eaters’ esta característica va acompañada de todas o muchas de las demás características que estamos mencionando.

-Suele comer muy despacio.

-Muestra rechazo ante muchas comidas.

-Hace muecas de desagrado ante olores de muchos alimentos y tienen mucha tendencia a oler la comida.

-Tiene una variedad de comidas o alimentos aceptados muy limitada.

-Prefiere los líquidos a los sólidos.

-Suele ser más frecuente en torno a los 3 años.

¿Qué puedo hacer?

Esta es la gran pregunta que se hacen muchos padres y lo primero que debemos aconsejar es, aunque parezca obvio, paciencia. Es importante no obligar al niño a comer ni forzarle porque asociará el momento de comer y la comida con una experiencia negativa y desagradable. Se recomiendan, tal y como recoge un estudio publicado en Science Direct y algunas otras investigaciones, algunas pautas para tratar de mejorar esta conducta:

-Evitar que el niño beba demasiada agua entre comidas.

-Ofrecer comidas más frecuentes, pero en menor cantidad.

-Organizar una buena estructura y planificación de comidas.

-Ofrecer los sabores rechazados varias veces (según diversos estudios un niño puede necesitar probar un alimento más de diez veces para determinar si le gusta o no, pero cada niño es diferente, por lo que los expertos en nutrición determinan que un peque puede necesitar probar entre 15 y 30 veces un mismo alimento para decidir si es de su agrado o no).

-Los expertos aseguran que, al comenzar la alimentación complementaria, es importante ofrecerles gran variedad de sabores. Cuanto antes prueben determinados alimentos más posibilidades hay de que les acaben gustando al crecer.

-Probar con diferentes texturas: a los niños hay que ofrecerles diferentes texturas para que las prueben. No es raro que puedan rechazar un alimento preparado de una forma, pero que sí acepten ese mismo alimento cocinado de otra distinta. La importancia de jugar con las texturas también nos la explicaba nos explicaba Juan Llorca, chef apasionado de la nutrición infantil, en nuestro directo de Instagram sobre alimentación infantil.

-Dejar que toquen los alimentos, se ensucien y experimenten, es fundamental.

-Como ya hemos dicho, es importante volver a ofrecer los alimentos muchas veces.

-Es importante tratar de evitar distracciones a la hora de comer como la televisión o los juguetes.

-Es bueno tener en cuenta sus gustos y preferencias pero no se deben ofrecer solo aquellos alimentos o comidas que le gustan porque eso fomenta que sea aún más selectivo al comer.

-Respeta sus límites: si da señales de estar lleno o no poder más no debemos forzar. Obligar a comer no es buena idea.

-Da ejemplo: es muy difícil que tu hijo coma alimentos que no te ve comer a ti. No puedes pedirle que coma de todo o sano si tú no das ejemplo de ello.

-No es bueno utilizar la comida como premio o chantaje: “si te comes esto, te doy esto otro”. No es buena idea ni ayuda a establecer una relación sana con la comida.

¿Qué consecuencias tiene el ‘picky eating’?

Es difícil hablar de cómo es el crecimiento y desarrollo de los niños ‘picky eaters’, fundamentalmente porque no hay una única definición para identificarlos. Sin embargo, algunos estudios ponen de manifiesto que, en general, parece que tienen una adecuada ingesta de calorías y nutrientes, crecen y se desarrollan con normalidad: ”para la mayoría de los niños, el comportamiento parece resolverse espontáneamente, quizás porque el niño está expuesto a una gama más amplia de alimentos al ser gradualmente más activo socialmente, en la escuela y conocer a una gama más amplia de compañeros con una independencia cada vez mayor. La evidencia del impacto de ser quisquilloso con la comida en la salud y el desarrollo se limita principalmente a los estudios sobre el crecimiento, pero en general son tranquilizadores”.

Sin embargo, también se pone de manifiesto en el mismo estudio que esta conducta podría mantenerse en el tiempo y convertirse en un verdadero problema: “puede haber una submuestra de niños quisquillosos para comer en los que el comportamiento se asienta y pueden correr el riesgo de adelgazar durante la adolescencia o pueden surgir más tarde con un trastorno alimentario o como un adulto quisquilloso con la comida. La identificación, el apoyo y el asesoramiento de los padres a una edad temprana en este pequeño grupo de niños es muy importante para poder evitar estos resultados más graves”.

No obstante, otros estudios sí han encontrado que los niños muy quisquillosos con la comida muestran diferencias en cuanto a crecimiento y composición corporal respecto a los que no lo son, pudiendo medir entre 1-2 cm menos y pesar entre 1 y 2,5kg menos que otros niños de su edad, aunque los percentiles no son preocupantes.

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