Una psicóloga explica cómo cuidar la salud emocional de los niños de familias monoparentales

En España hay dos millones de familias con un solo progenitor y el 80% de ellas está formado por mujeres, según el INE
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El número de familias monoparentales que existen en España cada vez es mayor. Según los últimos datos publicados por el INE (relativos al año 2020) en nuestro país hay casi dos millones de hogares formados por este tipo de familias (1.944.800 hogares exactamente) lo que supone un 10,4 % del total.

Los investigadores de la “Encuesta continua de hogares” (nombre del estudio del INE) entienden por familia monoparental aquella en la que se identifica un hogar gestionado por una sola persona adulta sin el apoyo de una pareja de hecho, con la existencia de uno o más menores a cargo de la misma y una dinámica familiar entre la persona adulta y la menor derivada de su convivenCIA.

Por otra parte, el 81,4% de estos hogares monoparentales están encabezados por mujeres, según refleja el mismo informe del organismo estatal.

Además, existen diferentes tipos de familias constituidas por un solo progenitor y su descendencia. Las compuestas por personas adultas separadas o divorciadas que conviven con sus hijos o hijas son las mayoritarias y representan un 40% del total. Y son de los hogares que más han crecido exponencialmente desde el año 2013: han aumentado en más de un 28,6%.

Otro tipo de familias monoparentales son las formadas por las personas viudas y su progenie que ocupan un 37% del total pero que han descendido de manera rotunda en los últimos años.

En cambio, aquellos hogares monoparentales encabezados por personas solteras ocupan el tercer puesto en cuanto a número total (un 14,7% del total) pero encabezan el ranking de los que más han crecido en la última década: han aumentado un 31,6% desde 2013.

Los expertos sostienen que este crecimiento indica que estamos ante una transformación social. En general, en este tipo de hogares una única persona debe conciliar vida laboral y familiar, cubrir las necesidades económicas, asumir la crianza y educación y tomar las decisiones relevantes respecto a sus hijos.

El 80% de los hogares monoparentales están encabezados por mujeres - Getty Images

Además, la mayoría de estos hogares están encabezados por mujeres (el 81,4%) y poseen mayores índices de precariedad laboral que comporta mayores niveles de pobreza. En este sentido, los hogares monoparentales tienen derecho a beneficios y ayudas económicas como las recientemente aprobadas por la Ley de Familias.

Cómo cuidar la salud mental de los niños que crecen en familias monoparentales

Por otra parte, los hijos que crecen en este tipo de familias también suelen enfrentarse a mayores desafíos emocionales por lo que conviene prestar especial atención al cuidado de su salud y desarrollo psicoemocional.

En este sentido, la psicóloga Sonia Almada explica en el artículo “Madres que crían solas: como cuidar la psiquis de los niños en las familias monoparentales” que es importante contar con un fuerte sistema de apoyo para brindar a los pequeños una crianza amorosa y con estabilidad emocional.

Almada destaca que estas familias pueden proporcionar entornos amorosos y estables y muchos niños y niñas crecen felices y saludables en estas circunstancias: “La clave radica en la calidad de las relaciones familiares y en el apoyo disponible tanto dentro como fuera de la familia”, según la psicóloga.

La experta señala también que en la mayoría de los casos, los niños que crecen en estas familias desarrollan vínculos fuertes y cercanos con el progenitor a cargo que mayoritariamente suele ser la madre: “La relación puede ser especialmente estrecha debido a la cantidad de tiempo que pasan juntos”.

El vínculo de los hijos con el progenitor en las familias monoparentales suele ser muy fuerte, según los psicólogos - Getty Images/iStockphoto

Sin embargo, Almada también pone sobre la mesa los riesgos a los que se enfrentan las madres que crían solas y sus hijos: “Estas mujeres suelen percibir un único ingreso y además ocuparse de las tareas domésticas y de la crianza de los hijos”.

La psicóloga añade que esa doble responsabilidad significa menos oportunidades de terminar los estudios secundarios o la universidad y obtener las posibilidades para lograr salarios más altos, menos oportunidades de ahorro, de empleo formal a tiempo completo y de inversión en el futuro de los hijos, ya sea en cuanto a una mayor atención, una mejor educación o algún otro activo de desarrollo.

También muchos niños que crecen en familias monomarentales pueden asumir responsabilidades adicionales desde una edad temprana, porque no se cuenta con otro adulto. "La mayoría debe acostumbrarse a pasar mucho tiempo al cuidado de otras personas y en espacios de cuidado debido a la necesidad de la madre de trabajar el doble o triple para lograr el sustento", añade la experta.

Existen numerosos estudios e investigaciones sobre la infancia en familias monoparentales. Estos abarcan una variedad de aspectos, como el bienestar emocional, el rendimiento académico, las relaciones sociales y el desarrollo general de los niños que crecen en hogares con un solo progenitor.

Un estudio de 2022, (”Prevention of mental health disorders in primary care: Children of single-parent families. Pregnancy in adolescence Francisco Buitrago Ramírez, Ramon Ciurana Misol, María del Carmen Fernández Alonso, Jorge L. Tizónd), distingue posibles repercusiones médicas, psicológicas y sociales en los hijos que se suelen asociar a la monoparentalidad sobrevenida, la inesperada. Los hallazgos en el área de salud mental fueron:

De 0-3 años de edad:

  • Trastornos del comportamiento
  • Insomnio
  • Crisis de llanto y rabietas
  • Regresión y estancamiento en hábitos adquiridos (incontinencia urinaria, chuparse los dedos, reclamo del biberón, hablar como un niño más pequeño)
  • Estancamiento en el desarrollo de habilidades cognitivas
  • Maltrato o negligencia en el cuidado

De 3-5 años de edad:

  • Pérdida de control de esfínteres
  • Fantasías de abandono y muerte de los progenitores
  • Manifestaciones de autopunición y culpabilidad
  • Inadaptación escolar
  • Tristeza
  • Maltrato o negligencia en el cuidado

A partir de los seis años de edad:

  • Síntomas depresivos
  • Sentimientos de abandono y carencia afectiva
  • Sentimiento de culpa (de ser el responsable de la separación o divorcio)
  • Fantasías reiteradas de reconciliación
  • Pérdida del control de esfínteres

- Manifestaciones de agresividad e ira

  • Dificultades en el rendimiento escolar y en sus relaciones sociales
  • Comportamiento hipermaduro: ausencia de quejas, «inversión del rol»
  •  Responsabilidad y brillantez en el ámbito escolar
  • Maltrato o negligencia en el cuidado

Ante estos resultados, Sonia Almada incide  en la importancia de destacar que estos resultados pueden variar y que la experiencia de cada niño o niña en una familia monoparental es única: "La calidad de las relaciones familiares, el apoyo disponible y otros factores contextuales juegan un papel fundamental en el desarrollo de los niños en estas situaciones".

Una ruptura parental no tiene por qué dar lugar a una monoparentalidad: “Si no hay antecedentes de violencia de género o violencia hacia los niños y niñas, es importante lograr acuerdos sobre la custodia compartida que ayuden al progenitor conviviente, pero sin contribuir a la desaparición de otro progenitor. En cualquier caso,  es fundamental asegurarles a los niños y niñas que ellos no son la causa de la separación o de la ausencia del otro progenitor”, aconseja la psicóloga.

Por otra parte, apunta que en el caso de haber decidido construir una familia monoparental por decisión  propia es importante explicarle a los niños, cuando aparecen las preguntas en comparación con otras familias, con las palabras adecuadas a su edad, singularidad y desarrollo esta decisión: “Los niños ante la falta de información pueden imaginar respuestas que logran causar dolor e imaginar un abandono que no hubo, por ejemplo”.

Si la situación se provocó por violencia de género o alguna forma de maltrato infantil, de igual manera es importante poner en palabras el dolor y lo imprescindible de que el progenitor violento siga alejado para no provocar más daño.: "A veces, la presión social y los mandatos judiciales hacen que muchas mamás se vean forzadas a revinculaciones forzadas del niño o niña con el progenitor maltratador y esto va en detrimento de la salud mental infanto juvenil".

Por último, la experta indica que la consulta con profesionales dedicados al acompañamiento de niños y niñas puede ser una herramienta de gran ayuda para solicitar asesoramiento y hasta para lograr un conversación auténtica y empática sobre esta forma de ahijar y de criarse.

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