Una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, ha descubierto que la genética tiene una capacidad de influir en el crecimiento de la placenta por lo que tiene una vinculación con el riesgo de que la futura madre padezca de preeclampsia durante el embarazo.
Han analizado la sangre de 500 mujeres embarazadas y en aproximadamente un tercio de ellas se desarrolló preeclampsia.
Se trata del primer estudio de asociación genómica de la placenta en el momento del nacimiento y ha revelado distintos datos muy interesantes sobre este problema de salud a juicio de los científicos que han participado en el mismo.

Con los datos que obtuvieron en este estudio consiguieron desarrollar un modelo para poder detectar la preeclampsia cuando aún no ha presentado síntomas en la mujer embarazada, en torno a la décimo segunda semana de gestación.
¿Qué es la preeclampsia?
Se trata de una complicación durante el embarazo que se caracteriza por la presión sanguínea en la mujer gestante.
Cuando se presenta de forma temprana, antes de la semana 34 de embarazo, puede ser una circunstancia especialmente peligrosa ya que se asocia directamente con una mayor posibilidad de que el embarazo no llegue a término.
Las causas que provocan la preeclampsia se desconocen por el momento pero sí se tienen localizadas algunas acciones que reducen las posibilidades de que se produzca y los resultados de la investigación llevada a cabo en la Universidad de Lovaina, en Bélgica, han conseguido que se pueda detectar aún antes de que se manifiesten los primeros síntomas.
Sólo en nuestro país la preeclampsia se da en el 5% de los embarazos que se producen al año. No afecta igual a todas las mujeres, algunas corren más riesgo que otras debido a factores tan amplios como la presencia en el historial clínico previo de enfermedades como diabetes, hipertensión o trastornos autoinmunitarios.
Históricamente la preeclampsia ha sido muy difícil de diagnosticar ya que tiene muchas similitudes con otros trastornos más comunes como la hipertensión crónica y el problema que se plantea es que si no se trata convenientemente y en tiempo, puede dañar distintos órganos e incluso desembocar en una discapacidad o el fallecimiento según los datos de la Organización Mundial de la Salud.
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