La llegada de hijos a la pareja marca, sin duda, un antes y un después en la relación. Ahora hay más preocupaciones, los problemas son más graves y la necesidad, tanto de afecto como de compenetración entre ambos, es más esencial que nunca.

Sin embargo, no todos saben cómo sobrellevarlo y terminan por descuidar en algún aspecto la relación de pareja. Un desgaste que en ocasiones, incluso, termina en ruptura.
Por suerte, la psicología lleva años estudiando los comportamientos que pueden terminar por desgastar demasiado la relación de pareja y son cada vez más las terapias enfocadas en no terminar en ruptura. Sobre todo, después de tener hijos.
Pese a ello, todavía muchas parejas que atraviesan algún bache en su relación deciden tener un hijo en común convencidos de que, por arte de magia, esos problemas y baches de base van a desaparecer cuando llegue el bebé a casa. Y, sin embargo, no todo se torna de color de rosa cuando llega ese momento.
Nosotros hemos querido preguntar a una experta psicóloga sobre el secreto de la felicidad en pareja una vez que llegan los niños a casa. “La llegada de un hijo a la familia siempre supone un impacto emocional grande y un cambio radical en prioridades y rutinas; aunque al principio puede ser ilusionante, a la larga, si no se gestiona bien, puede afectar muy negativamente a la relación de pareja”, argumenta a Ser Padres Nayara Malnero Suárez psicóloga experta en relaciones de pareja y autora del libro Cariño, vamos a llevarnos bien (Ed. Oberón).
El secreto de las relaciones felices tras la llegada de niños a casa
A sabiendas de su experiencia en el campo de las relaciones de pareja, hemos querido preguntar a Nayara Malnero por el secreto para evitar ser padres y madres las 24 horas del día y no olvidarse de ser también pareja.
Ella nos ha contado el que podría ser el secreto para que la relación continúe estable tras la llegada de hijos: “Hay que recordar cómo eran las cosas antes de los niños e intentar mantenerlas en la medida de los posible”, nos explica. “El tiempo, el ocio, el cuidado del uno al otro y el autocuidado”, continúa. “A mis pacientes les pongo como tarea el tener, como mínimo, una hora para ellos a solas en la semana”, sentencia.
Eso sí, ella misma es consciente de que los primeros días o meses después del nacimiento del bebé es inevitable descuidar a la pareja. El problema es que no se recupere después de ello. “Es algo por lo que hay que pasar, pero estar juntos en ese momento y apoyarse como equipo es esencial para que luego, poco a poco, se pueda ir recuperando el espacio en pareja”.
Y he aquí el gran error en el que caemos muchos: pensar que todo va a volver a fluir por sí mismo en algún momento después de que nazca el bebé. “No hay que ser ilusos, es poco probablemente que todo fluirá por sí mismo”, dice la profesional. Para conseguir que vuelva ese flujo hay que programar, incluso, las relaciones íntimas o las citas de pareja a solas.
¿Un niño puede solucionar los problemas de pareja?
Nos hacíamos eco hace poco de las palabras de la psiquiatra María Velasco: “Ni un hijo trae una hogaza debajo del brazo, ni arregla los problemas de pareja, ni la une más todavía”.

La psicóloga Nayara Malnero está totalmente de acuerdo con ella. “Tener un hijo para solucionar los problemas de pareja es uno de los actos más irresponsables que se pueden cometer; los hijos harán que los problemas aumenten y acabaremos haciendo daño a una criatura que no se merece estar en un entorno que ya era nocivo”, explica a Ser Padres. “Si el amor cambia después de los hijos, es porque no estaba muy estable antes de ellos”, reza la misma profesional.
Una expresión que todos deberíamos grabarnos a fuego cuando pensamos en tener hijos en común.