Cada uno a su modo y en su medida, los niños y las niñas van tomando el pulso a su entorno, van tratando de entender a su manera la realidad que les rodea, al mismo tiempo que van conociendo el mundo a través de sus padres y madres que se empeñan en eliminar los prejuicios antes de que comiencen aunque no sea nada sencillo en demasiadas ocasiones.
Lo que nos ven hacer es tan importante o más que lo que nos oyen decir y en temas relacionados con la educación en igualdad o la justicia social, los padres y las madres somos el ejemplo que van a seguir nuestros hijos e hijas.
La directora de enseñanza y aprendizaje del Museo Nacional de la Historia y la Cultura Afroamericana, en Washington, Candra Flanagan siempre anima a los adultos a abordar todo aquello relacionado con la raza o el racismo con los niños “para que no reciban mensajes externos distintos a los que los padres y las madres quieren que reciban.”
Para ella guardar silencio ante las noticias o las películas, las series o incluso las canciones, infantiles o no, pero que tienen un lenguaje racista, no es una opción viable, hay que enseñar a los niños a reconocer y enfrentarse a los prejuicios raciales desde el minuto uno, desde la primera señal que veamos o la primera duda que nos planteen.

La edad no es un impedimento
La profesora de la Universidad Antioch en Seattle, Caryn Park, coincide en que siempre es un buen momento para hablar con nuestros hijos porque “subestimar su capacidad para comprender temas como la raza y la injusticia sería un error.”
Para la profesora Park, especializada en la comprensión de los niños sobre la raza y la etnicidad, “los niños de solo tres años son conscientes de la raza y el color de la piel y no temen hacer preguntas.” Esas son las preguntas que merecen nuestras respuestas, resolver sus dudas con delicadeza, para establecer cómo va a ser su visión del mundo, es sin duda uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos las madres y los padres a la hora de educar a nuestros hijos.
Por dónde puedes empezar
Michael Sidwell y Supreet Mahanti son especialistas en comunicación dentro de UNICEF y forman parte de los llamados “centros para padres”, donde ofrecen información de distintos expertos en crianza para padres y madres que necesitan este apoyo.
Ellos han desarrollado una batería de herramientas a través de las cuales educar a nuestros hijos en la igualdad de todas las personas, por encima del color de su piel, desde cualquier edad y sobre todo, de una forma tranquila, sosegada, sin imposiciones ni charlas que no lleguen a entender del todo, adaptándose a sus dudas y a su madurez.
1.- Aprovecha todas las oportunidades que se pongan a tu alcance para oponerte al racismo y defender el derecho de cualquier persona a ser tratada con respeto y dignidad.
2.- Mantén una actitud abierta. Que quede claro que siempre vas a estar dispuesto a responder a sus preguntas y a su curiosidad, sin prejuicios ni tabúes.
3.- Reconoce la diferencia. Cuando surge una pregunta sobre el color de la piel de una persona puede ser el momento de reconocer que los humanos somos distintos en muchos aspectos aunque compartimos también muchos otros.
4.- A partir de los 5 años los niños empiezan a entender el concepto de justicia, a partir de esta edad es cuando puedes hablarles del racismo como lo que es, algo injusto e inaceptable que podemos cambiar entre todos.
5.- Muestra curiosidad por lo que sabe y por lo que piensa, a partir de los 6 años los niños están dispuestos a hablar sobre sus sentimientos sin dificultad y también están buscando respuestas a sus dudas y cuestionamientos.
6.- Fíjate en los estereotipos que encuentra en las redes sociales, son la principal fuente de información de los niños y niñas en todo el mundo y no es malo que muestres interés en lo que lee o en lo que habla online.
7.- Es posible que a partir de los 12 años tu hijo o tu hija sepa más de lo que crees que sabe por lo que es conveniente que trates de descubrirlo y de entenderlo, no pongas fin a la conversación y deja que exprese también sus opiniones.
8.- Siempre es una buena idea que conozca distintas culturas, ya sea a través de amigos, conocidos, grupos sociales o incluso aspectos de otras culturas que podéis compartir sin salir de casa a través de historias, películas, tradiciones o incluso comidas.

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