El libro que te enseña cómo prevenir el acné, la rosácea y la dermatitis a través de la alimentación

En ‘Rejuvene comiendo’, la dietista nutricionista María José Cachafeiro aborda las claves para tener una piel radiante desde el punto de vista de la alimentación. Lee un extracto de lo que encontrarás en las páginas del libro.
Un adolescente con marcas de acné en el rostro
En el libro 'Rejuvenece Comiendo' podrás aprender a cuidar y prevenir problemas en la piel como el acné a través de la alimentación (midjourney - RG) - Un adolescente con marcas de acné en el rostro

En Rejuvene comiendo, la dietista nutricionista María José Cachafeiro aborda las claves para tener una piel radiante desde el punto de vista de la alimentación. En el libro, que tiene un enfoque genérico, también aborda cuestiones que afectan a la infancia y adolescencia, y también durante el embarazo, como el acné

En esta entrevista, la autora compartía precisamente su punto de vista sobre la relación entre salud y alimentación enfocado en la infancia, y en esta otra noticia te contamos cómo el libro te ayudará a mejorar la salud infantil con pequeños cambios en su dieta.

En estas líneas te mostramos cuánto puedes aprender leyendo las páginas de Rejuvenece comiendo del impacto de la alimentación antiinflamatoria en patología de la piel que puedes sufrir tú o tus hijos e hijas, como el citado el acné, la rosácea y la dermatitis.

A este asunto de interés general le dedica el capítulo 6 de su libro María José Cachafeiro, del que puedes leer un extracto amplio a continuación.

El salmón e srico en Omega-3, grasa aconsejable para cuidar la piel mediante la dieta
El salmón e srico en Omega-3, grasa aconsejable para cuidar la piel mediante la dieta (Midjourney - RG)

"A estas alturas, seguro que ya tienes claro que la piel, ese órgano tan visible y protagonista de nuestra apariencia, es más que una simple barrera entre el interior y el exterior. Es una especie de escudo multifuncional, siempre trabajando para protegernos de bacterias, toxinas y agresiones externas. Pero ¿qué pasa cuando la piel está bajo ataque desde dentro? La inflamación crónica entra en juego y puede transformar la piel en un campo de batalla. 

¿Qué es la inflamación crónica y cómo afecta a la piel? 

Recuerda que tu sistema inmunitario es como un equipo de bomberos: cuando surge un pequeño incendio (una infección o una herida), acuden rápidamente, apagan el fuego y luego se retiran. Esa es la inflamación aguda, un proceso temporal y útil para curarnos. Pero, si los bomberos se quedan encendiendo mangueras todo el tiempo sin necesidad, estaríamos en problemas. Eso es, básicamente, lo que ocurre con la inflamación crónica: el cuerpo se mantiene en un estado de alarma constante, aunque no haya una amenaza real. Cuando esta inflamación persistente afecta a la piel, se convierte en una de las principales causas de problemas como el acné, la rosácea y las dermatitis. En lugar de actuar como una barrera protectora y saludable, la piel se inflama, enrojece, se llena de granitos o sufre brotes que parecen no tener fin. En estos casos, el problema no radica en la piel en sí, esta solo refleja o hace visible lo que está ocurriendo por dentro. 

Te lo explico con un ejemplo sencillo: imagina que tu piel es como una casa. Si la estructura interna de la casa está debilitada (inflamación), es más probable que las ventanas se rompan, que las paredes se agrieten y que todo se deteriore más rápido. La inflamación interna afecta el sistema inmunitario de la piel y la deja más vulnerable a las agresiones externas, como las bacterias, los cambios hormonales o incluso los alimentos. Lo que comemos puede encender o apagar el «fuego» de la inflamación en nuestra piel. Y cuando hablo de «comida inflamatoria», me refiero a esos alimentos que ya hemos visto que hacen que nuestro sistema inmunitario se ponga en alerta roja, como los azúcares refinados, las grasas saturadas y los productos ultraprocesados. Son como gasolina para el fuego inflamatorio en el cuerpo. 

¿Cómo se manifiesta la inflamación crónica en la piel? Hay tres casos fundamentales:

  1. Acné: una tormenta perfecta que combina exceso de sebo (grasa en la piel), bacterias y poros obstruidos, todo alimentado por la inflamación. El acné es como una pequeña explosión en cada poro y cuanta más inflamación hay en tu cuerpo, peor será la reacción. 
  2. Rosácea: ¿alguna vez has notado cómo tu piel se enrojece después de comer algo picante o beber una copa de vino? En las personas con rosácea, esos gatillos alimentarios pueden empeorar la inflamación, lo que provoca enrojecimiento facial, venitas dilatadas y brotes que parecen espinillas. En este caso, la inflamación afecta a los vasos sanguíneos de la piel. 
  3. Dermatitis: es un poco más compleja porque abarca varios tipos, como la dermatitis atópica o la dermatitis de contacto. Sin embargo, en esencia, también se trata de una respuesta inflamatoria descontrolada. La piel se irrita y se inflama como reacción a desencadenantes internos (como la alimentación o el estrés) o externos (como los alérgenos).
Rejuvenece Comiendo

Acné 

El acné es un compañero de viaje no deseado para muchos, y no solo se presenta en la adolescencia. Aunque los factores hormonales juegan un papel crucial, lo que comemos puede ser un gran desencadenante o un gran aliado en la lucha contra los granitos. Así que, si alguna vez te has preguntado por qué, después de un atracón de dulces, aparecen esos molestos brotes, te explicaré cómo la dieta puede estar detrás del problema (y también de la solución). 

Relación entre el acné e inflamación 

El acné no va solo de poros obstruidos y exceso de grasa en la piel. De hecho, la inflamación es una pieza clave en este rompecabezas. Imagina que los granitos son como pequeñas erupciones volcánicas, y la inflamación es el magma subterráneo. Cuando los niveles de inflamación en tu cuerpo aumentan debido a ciertos alimentos, el acné empeora. Es como si estuvieras alimentando al volcán. 

Estudios recientes sugieren que ciertos alimentos proinflamatorios, como los productos ultraprocesados y el exceso de azúcares refinados, pueden agravar la inflamación en la piel y promover la aparición de brotes. Si la inflamación es persistente, el cuerpo reacciona mal, y esto se refleja en la piel.

El papel del azúcar y los carbohidratos refinados 

Si alguna vez te has preguntado por qué, después de un fin de semana de excesos azucarados, tu cara parece un campo de batalla, te tengo noticias: el azúcar y los carbohidratos refinados no son amigos de tu piel, no le hacen nada bien. Cuando consumes estos alimentos (pasteles, refrescos, pan blanco, zumos azucarados…), el cuerpo produce más insulina para reducir los picos de glucosa en sangre. 

El problema es que ese aumento de insulina puede estimular la producción de sebo en las glándulas sebáceas. El exceso de grasa, junto con poros obstruidos, es la fórmula perfecta para la proliferación de las bacterias responsables del acné. Además, ya sabes que el azúcar también favorece la glicación, lo que daña el colágeno y la elastina, causa envejecimiento prematuro y genera aún más inflamación, lo que empeora los brotes de acné. 

Un adolescente con acné juvenil
El acné no solo aparece en la adolescencia, también en la vida adulta: puedes prevenirlo con lo que comes según María José Cachafeiro (Midjourney- RG)

Lácteos y su impacto en el acné 

La relación entre lácteos y acné ha generado un intenso debate científico. La leche desnatada, en particular, parece ser menos favorable para una piel limpia. Los investigadores proponen que las hormonas presentes en los lácteos, como el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1), podrían estimular una mayor producción de sebo, lo que intensifica la aparición de granos y acné. 

Quiero aclarar que no todo el mundo debe evitar los lácteos. No, ni mucho menos. Pero, si te das cuenta de que, en tu caso concreto, tras consumir ciertos productos como la leche o los quesos, tienes más brotes, te aconsejo que pruebes a reducir su ingesta y observes si tu piel mejora. 

Nutrientes antiacné: los verdaderos héroes 

Ya sabemos que el azúcar y los lácteos pueden empeorar tu acné, pero ¿qué deberías comer para reducir los brotes? ¡Buenas noticias! Existen alimentos y nutrientes que son verdaderos héroes cuando se trata de combatir la inflamación y mejorar la salud de tu piel. 

  • Ácidos grasos omega-3: estos maravillosos ácidos grasos tienen propiedades antiinflamatorias que pueden reducir los brotes de acné. Incorporar más omega-3 en tu dieta es como darle un respiro a tu piel. 
  • Zinc: un mineral con un efecto protector en la piel, clave para la cicatrización de heridas. También tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ser útiles para reducir los brotes. Lo encuentras en alimentos como las semillas de calabaza, los garbanzos y las ostras. 
  • Antioxidantes: nuestros queridos antioxidantes, como la vitamina C y la vitamina E, ayudan a combatir el estrés oxidativo en la piel, que empeora el acné. Las frutas cítricas, los frutos rojos y los vegetales de hojas verdes son ricos en antioxidantes y deben formar parte de tu dieta si buscas una piel más saludable.

La relación entre el acné y la dieta es clara: los alimentos proinflamatorios pueden empeorar los brotes, pero una dieta antiinflamatoria, rica en nutrientes como los omega-3, el zinc y los antioxidantes, puede suponer una gran mejoría. Cambiar lo que comes puede no ser una solución mágica, pero sí es un paso importante hacia una piel más sana y feliz.

Referencias

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