El cuerpo de una madre experimenta múltiples transformaciones durante el embarazo y después del parto. Sin ir más lejos, la ciencia ha demostrado que el cerebro sufre una tranformación única para la maternidad, y hasta se ha creado el primer mapa de los cambios del cerebro de la mujer antes, durante y después del embarazo. Pero más allá de los cambios hormonales y emocionales, un estudio reciente ha identificado un fenómeno poco explorado hasta ahora: las madres pueden desarrollar una preferencia por temperaturas más frías después de dar a luz. Este curioso hallazgo sugiere que el cerebro juega un papel clave en la regulación térmica posparto.
El estudio, publicado en la revista Cell Reports, investigó los cambios en la percepción de la temperatura en madres recientes. Aunque la investigación se realizó en modelos animales (ratones), los resultados sugieren que estos ajustes pueden estar presentes también en los seres humanos.
Según los investigadores, estos cambios podrían tener una función adaptativa, ayudando a la madre a regular mejor su temperatura corporal para equilibrar la producción de calor y el gasto energético tras el parto.
Muchas madres relatan sentir más calor durante el embarazo, y es habitual escucharles sus preferencias por lugares durante los meses de verano si están embarazadas en los que no haya un calor sofocante, pero que sean cálidos. Pero no se sabía que posteriormente pueden tener una preferencia por entornos más frescos. Este estudio propone que esta transformación no es casual, sino que está relacionada con cambios cerebrales en la forma en que el cuerpo regula la temperatura.

Un estudio sobre la regulación térmica postparto
Para investigar este fenómeno, un equipo de científicos analizó la actividad cerebral en ratones hembras antes, durante y después del parto. Los resultados mostraron que, tras la maternidad, las regiones del cerebro encargadas de la regulación térmica sufren modificaciones que inducen una mayor tolerancia al frío.
Uno de los principales hallazgos fue que, después del parto, los circuitos neuronales del hipotálamo –la región del cerebro responsable de regular la temperatura corporal– se reconfiguran. En concreto, se observó que las madres recientes preferían temperaturas más frías en comparación con aquellas que no habían pasado por la maternidad.
Los investigadores sugieren que esta preferencia térmica podría estar relacionada con el esfuerzo metabólico que requiere la lactancia materna y el cuidado del recién nacido. Mantener una temperatura corporal más baja podría ayudar a conservar energía en una etapa en la que el organismo ya está sometido a una gran demanda fisiológica.
Otro aspecto relevante del estudio es que los cambios en la regulación térmica no parecen ser temporales. En los ratones estudiados, la adaptación a temperaturas más frías persistió incluso semanas después del parto, lo que sugiere que estos ajustes cerebrales pueden tener efectos a largo plazo.

Implicaciones del estudio y posibles aplicaciones
Si bien los hallazgos se han obtenido en modelos animales, los autores del estudio sugieren que podrían aplicarse también a los seres humanos. Muchas madres reportan cambios en su percepción de la temperatura después del parto, lo que podría explicarse por mecanismos similares a los descritos en la investigación.
Aunque son necesarias nuevos estudios en modelos humanos para determinar al 100% que así sea, estos hallazgos podrían tener diversas aplicaciones prácticas. Estos son algunos ejemplos:
- Comprender mejor los cambios fisiológicos posparto: este estudio amplía el conocimiento sobre cómo la maternidad transforma el cuerpo de una mujer más allá de los aspectos hormonales y emocionales.
- Ajustes en la climatización de hospitales y salas de maternidad: si estos cambios térmicos se confirman en humanos, podrían influir en la configuración de los entornos donde las madres pasan las primeras semanas tras el parto.
- Mejorar el bienestar materno: saber que la preferencia por el frío tiene una base biológica podría ayudar a las madres a adaptar su entorno y vestimenta de manera más efectiva después del nacimiento de sus hijos.

El cuerpo de una madre se adapta a la maternidad de maneras que aún estamos descubriendo. Este estudio aporta una nueva perspectiva sobre cómo el cerebro de una madre regula la temperatura tras el parto, sugiriendo que la preferencia por el frío puede ser una adaptación natural del organismo para optimizar el gasto energético y mejorar el bienestar materno.
Además, el estudio también abre nuevas líneas de investigación sobre la relación entre la maternidad y otros cambios en la percepción sensorial. Los investigadores planean explorar si este tipo de ajustes se producen también en otros sistemas del cuerpo, como la percepción del dolor o la respuesta al estrés.
Referencias
- Sarah S. Stern, Evan N. Feinberg, Maria I. Florez, Jason R. Yap, Catherine Dulac. Maternal experience durably alters central thermoregulation to promote cold preference. Cell Reports. 2025. DOI: 10.1016/j.celrep.2025.1000158