Durante los dos primeros años de vida son habituales, dentro de la evolución propia del sueño de los bebés, las regresiones del sueño. Estos períodos, que tienen un carácter temporal, se caracterizan por los cambios en los patrones de sueño, y pueden estar motivados por cuestiones naturales relacionadas con el desarrollo natural en esta primera etapa de la vida, o por factores externos. De la mano de una especialista del sueño, te contamos cómo evitar que una regresión del sueño arruine todo lo que habías conseguido con tu bebé y su descanso.
Las regresiones del sueño suelen poner nerviosos, o generar dudas o preocupación, cuando no desesperación, en madres y padres. Sobre todo si, de repente, el niño o niña comienza a dormir “mal” cuando lo hacía “bien” —entrecomillamos las palabras que se suelen utilizar para responder a una de las preguntas del millón de la crianza. ¿cómo duerme tu bebé?—.
Estos fenómenos propios de la evolución del sueño de los más pequeños están relacionados con un aumento de los despertares nocturnos y también con una mayor dificultad para conciliar el sueño. Incluso pueden motivar desvelos nocturnos o siestas más cortas, según explica Laura Pazos, psicóloga especialista en sueño pediátrico, en su libro 'Noches buenas'.

La experta aborda los tipos de regresiones del sueño, que pueden ser internas si se deben a la adquisición de nuevas habilidades, propias de la edad; o externas, cuando están ligadas a factores externos, como puede ser el comienzo de la escuela infantil, la retirada del chupete o del pañal o un cambio grande en la rutina familiar.
Pero saber el motivo por el que puede desencadenarse una regresión del sueño no implica tener clara la solución. Es un paso decisivo, por supuesto, pero es esencial acompañarlo de buenos hábitos. Hábitos que son los que te van a permitir evitar que una regresión del sueño se convierta en un problema a largo plazo en el descanso de tu bebé… y por extensión, también del vuestro.

Estrategias para que una regresión no deshaga los logros en el sueño de tu peque
Para evitar que una regresión eche a perder el buen acompañamiento realizado a un bebé durante sus primeros meses (hasta los 24) de vida, Laura Pazos aconseja las siguientes estrategias o hábitos que son los que garantizan que esa regresión pasará con unas consecuencias limitadas en la rutina del sueño de vuestro peque.
- Ofrecer apoyos de menos a más: comienza por lo más suave, como sonidos tranquilos o una canción, y solo avanza a un mayor contacto si es necesario.
- Retira los apoyos justo antes de que se duerma: es importante que sea el bebé quien concilie el sueño por sí mismo, aunque se le haya ayudado a calmarse.
- Fomentar el sueño autónomo: cada vez que llegue la hora de dormir, intenta que lo haga sin ayudas, ajustando los apoyos según lo que necesite.
- Evita volver a apoyos ya eliminados: si ya no usas ciertos métodos (como dormir en brazos o en la cama), evita reintroducirlos. Si necesitas apoyar, usa formas diferentes.

La quinta regla de oro, el comodín de la crianza: la paciencia
Además de estas cuatro reglas de oro, hay una quinta, según destaca la experta en sueño infantil. Es una clave que se puede aplicar a toda la crianza: la paciencia.
Las regresiones pueden ser intensas y agotadoras porque suelen afectar al descanso de los adultos de la familia, pero no son eternas, ni mucho menos duran para siempre. Y es ahí donde el “cariño y la constancia” pueden ayudar mucho a mantener lo logrado y que la regresión no tire por la borda lo conseguido previamente.
No obstante, puede pasar que vuestro bebé necesite nuevos apoyos (o antiguos apoyos) para dormir bien de nuevo. No es un fracaso, solo un paso atrás que requerirá retomar aquellas estrategias que os han funcionado en el pasado porque, como dice Laura Pazos,, “si ya tuvo sueño autónomo una vez, es mucho más fácil volver a instaurarlo”.
Referencias
- Pazos, Laura. 'Noches buenas'. Editorial Zenith, 2025.