Cada vez más familias expresan una inquietud compartida que, además, va in crescendo: ¿cuánto tiempo deben pasar sus hijos e hijas frente a las pantallas? ¿Qué efectos tiene eso en su salud emocional, su forma de comunicarse, de vincularse? El tema no es menor. De hecho, el impacto de las pantallas en niños y adolescentes se ha convertido en una de las grandes preocupaciones actuales para madres, padres y educadores, y no solo en el ámbito privado: ha saltado a la agenda pública, al debate político y a los planes educativos en España. Y es que son muchas las familias que tienen serias dudas acerca de cómo abordar esta relación entre sus hijos e hijas menores de edad y las pantallas.
El propio ministerio de Juventud e Infancia, junto con organismos autonómicos, ha comenzado a impulsar campañas de concienciación sobre el uso responsable de las tecnologías, mientras que diversas comunidades discuten regulaciones que podrían limitar el acceso a móviles en centros escolares o establecer marcos de orientación para las familias. Las cifras acompañan esta alarma: en España, el 70 % de los adolescentes usa el móvil más de tres horas al día —según datos de INCIBE y el Observatorio de Tecnología e Infancia de la Fundación Anar—, y más del 90 % accede a redes sociales desde edades cada vez más tempranas.
En este contexto, aparecen numerosos estudios que investigan desde distintos primas los efectos de la exposición a las pantallas en la infancia y adolescencia. El último es un estudio médico reciente que da argumentos para detenerse y repensar la relación de nuestros hijos e hijas con las pantallas. Publicado en enero de 2025 por el East-West Medical College Journal, este trabajo científico plantea que una hora adicional diaria de exposición a pantallas podría tener efectos negativos en el desarrollo social, emocional y cognitivo de niños y adolescentes.
Y es aquí donde la ciencia lanza su advertencia más clara: el uso excesivo de dispositivos no solo ocupa tiempo, sino que puede estar alterando profundamente las formas en que los menores aprenden a relacionarse, a expresar emociones y a construir vínculos significativos.

El exceso de pantallas daña las habilidades sociales
El artículo, titulado “Screen Time and Arrested Social Development Across All Ages” recopila evidencia científica sobre cómo el uso excesivo de pantallas interfiere en el desarrollo neurológico y emocional en distintas etapas vitales.
En la infancia temprana, por ejemplo, la falta de contacto humano real puede afectar el desarrollo del lenguaje, la empatía, la autorregulación emocional y las habilidades para resolver conflictos.
Y en adolescentes, el impacto de las pantallas se vincula a la salud mental: mayor riesgo de ansiedad, depresión, distorsión de la autoestima y menor capacidad para crear vínculos sólidos.

Pero es que el estudio va más allá: el abuso de las pantallas también tiene consecuencias para los adultos: en ellos, se observa aislamiento, empobrecimiento de las relaciones familiares y menor cohesión social, especialmente en contextos de teletrabajo o consumo digital desmedido.
El artículo respalda sus afirmaciones con múltiples estudios, como los publicados en Journal of Pediatric Nursing (2020), Revista Paulista de Pediatría (2021) y International Journal of Mental Health Promotion (2023), entre otros. Todos coinciden en que el exceso de pantallas puede modificar la arquitectura emocional y social del cerebro en desarrollo.

Una prueba más de lo que ya se sabía
Las conclusiones del estudio son tan claras como preocupantes, por mucho que otras investigaciones ya alertaran en esta dirección. Cada hora extra frente a una pantalla puede estar desplazando experiencias clave para el desarrollo humano. Juegos al aire libre, discusiones familiares, la frustración compartida, el aburrimiento creativo, los silencios y los abrazos son contextos donde los niños y niñas aprenden a ser personas.
Por eso, el estudio recomienda poner límites razonables, fomentar la interacción cara a cara y generar espacios en casa donde las pantallas no estén presentes.
Las instituciones como la American Academy of Pediatrics o la OMS, y también la Asociación Española de Pediatría en nuestro país, proponen guías claras: nada de pantallas antes de los 2 años como mínimo (algunas lo extienden hasta los 6 años), máximo una hora al día entre los 2 y 5 años, y hasta dos horas fuera del contexto escolar en etapas posteriores. El artículo del Dr. Rashid coincide con estas cifras, pero añade un matiz: no basta con contar horas, es necesario priorizar el tipo de interacción que se pierde cuando encendemos una pantalla.
La investigación no aporta soluciones a un problema que, sean cuáles sean, no son fáciles de encontrar. Sobre todo de una manera genérica porque depende mucho de las circunstancias de cada familia, pero lo que sí hace es enfatizar todavía más si cabe en que estamos ante una cuestión, la de las pantallas y la infancia y adolescentes, que necesita un abordaje institucional y social urgente.
Referencias
- TMd. Humayun Rashid. Screen Time and Arrested Social Development Across All Ages. East-West Medical College Journal, Vol. 13, No. 1, January 2025. DOI: 10.3329/ewmcj.v13i1.77736
- Lin YM, Kuo SY, Chang YK, Lin PC, Lin YK, Lee PH, et al. Effects of parental education on screen time, sleep disturbances, and psychosocial adaptation among Asian preschoolers: A randomized controlled study. Journal of Pediatric Nursing, 2021 Jul;56. DOI: 10.1016/j.pedn.2020.07.003
- Almeida ILL, Rego JF, Teixeira ACG, Moreira MR. Social isolation and its impact on child and adolescent development: a systematic review. Rev Paul Pediatr. 2021 Oct 4;40:e2020385. DOI: 10.1590/1984-0462/2022/40/2020385
- Chavira Trujillo G, Gallego Tomás M, López-Pérez B. The link between cognitive and affective empathy and interpersonal emotion regulation direction and strategies. Scandinavian Journal of Psychology. 2022 Dec;63(6):594-600. DOI: 10.1111/sjop.12847
- American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP). Screen Time and Children.
- World Health Organization (WHO). Guidelines on Physical Activity, Sedentary Behaviour and Sleep for Children under 5 Years of Age. Geneva, 2019. PMID: 31091057