El hábito de usar tablets en la primera infancia puede generar más rabietas y frustración en los niños. Mucho se habla entre expertos en infancia y en crianza y padres de niños pequeños de las consecuencias de que los peques utilicen las pantallas como distracción. Ahora, un nuevo estudio aporta nueva información sobre si este hábito tiene consecuencias a medio plazo en el carácter de los menores.
El uso de dispositivos electrónicos en la infancia está muy cuestionado. Antes de los dos años, instituciones como la Asociación Española de Pediatría, que recomienda a las familias este original hábito sobre las pantallas, las desaconseja por completo hasta los dos años, y a partir de los dos años, son numerosos los expertos (por ejemplo, estas son las seis pautas "innegociables" de una psicóloga para que los niños no pasen el verano pegados a las pantallas) que aconsejan limitarlas todo lo posible. Tanto si son móviles como televisiones o tabletas.
En estas últimas, y el consumo de las mismas por parte de niños y niñas en la primera infancia, alrededor de los 3 años de edad, se centra el estudio recién publicado en la revista Jama Pediatrics, ‘Uso de tabletas en la primera infancia y arrebatos de ira’.

La investigación se propone indagar en la relación entre el uso elevado de tabletas en la primera infancia y la regulación emocional de los peques. Para ello, los investigadores han analizado datos recopilados previamente en el contexto de un estudio más amplio sobre el uso de los medios de comunicación por parte de los niños y los padres durante la pandemia de COVID-19. Todos ellos, datos que permitan conocer más acerca de en qué medida el uso de tablets por parte de niños y niñas entre los tres años y medio y los cinco años medio contribuye a medio plazo a que aumenten las rabietas y la frustración, además de su correlación.
Los investigadores no han podido resolver con rotundidad las dudas que se planteaban al comienzo del estudio, pero sí sugieren que existe una correlación entre el hábito del uso de tablets en la primera infancia y las rabietas y la frustración. En concreto, el estudio, como se lee en los resultados del mismo, afirma que “el uso de tablets por parte de los niños a los 3,5 años se asoció con más expresiones de enojo y frustración a los 4,5 años”. Además, concluyen los investigadores, “la propensión de los niños a la ira/frustración a los 4,5 años se asoció con un mayor uso de tabletas a los 5,5 años”.
Por lo tanto, esta nuevo trabajo científico apunta, si bien no es concluyente, que el uso de tablets en la primera infancia puede contribuir de forma negativa y perjudicial a la regulación emocional de los niños y niñas a corto y medio plazo.

No son estas conclusiones menores teniendo en cuenta que el uso de tablets continúa en aumento en edad preescolar. No en vano, los investigadores señalan que en EE UU, la mayoría de los peques de cuatro años tiene acceso a un dispositivo móvil tipo tablet, y que su en la primera infancia pasó de cinco minutos diarios en 2020 a 55 en 2022. Y otro estudio reciente asegura que las pantallas son el recurso favorito para entretener a los niños cuando viajan en tren, según una encuesta.
Aunque sea para viajar o en momentos de espera como lo restaurantes, es habitual que los menores tengan acceso a este tipo de dispositivos electrónicos —Álvaro Bilbao tiene cinco juegos favoritos para restaurantes, salas de espera y viajes con niños que son alternativas a las pantallas—. Además, como recuerdan los investigadores, “el uso de dispositivos móviles se ha relacionado con la desregulación emocional infantil”, si bien faltan evidencias concluyentes al respecto, como también reconocen los investigadores de este estudio recién publicado.
Lo que sí tienen claro estos expertos es que sus hallazgos indican que “el uso de tablets puede socavar la capacidad del niño para manejar eficazmente las emociones durante las rutinas diarias” y que este uso frecuente de los dispositivos electrónicos por parte de los menores en la primera infancia “podría reducir las oportunidades de aprendizaje que ofrecen estos mecanismos y socavar el desarrollo de estrategias de regulación emocional”.
Esto último lo dicen por ese hábito de muchos padres que dan el móvil o la tablet a sus hijos para que se calmen. En este sentido, los investigadores advierten de que “el uso de pantallas por parte de los padres para regular el comportamiento del niño, una forma externa de autorregulación, podría reducir aún más las oportunidades de que los niños desarrollen fuertes habilidades de regulación interna”. Es decir, la tablet reduce el tiempo que dedicamos a acompañar y ayudar a nuestros hijos a identificar y gestionar la ira y la frustración. En este sentido, otro reciente estudio asegura también que los niños que reciben dispositivos electrónicos para calmarse gestionan peor su ira.