Fomentar la autonomía en los hijos e hijas es uno de los grandes retos de la crianza moderna. Queremos que sean capaces, seguros y responsables, pero a menudo nuestra impaciencia o el deseo de evitarles errores nos lleva a controlar demasiado sus actos cotidianos. Sin embargo, este control puede frenar su desarrollo y mermar su confianza.
Isabel Cuesta, divulgadora y experta en crianza positiva, lo tiene claro: la autonomía no se enseña desde el control, sino desde la confianza. Para ella, permitir que los niños tomen sus propias decisiones, incluso si ello implica equivocarse, es clave para que adquieran habilidades que necesitarán toda su vida.
Aumentar la autonomía en las tareas diarias sin perder la paciencia requiere un cambio de mirada: dejar de pensar que debemos dirigir todos sus pasos y empezar a confiar en sus capacidades, acompañándolos con preguntas y aliento en lugar de órdenes y correcciones constantes.
Pon en práctica estas cuatro acciones —especialmente la cuarta— y verás cómo tu hijo gana en confianza mientras tú logras mantener la calma y disfrutar de su proceso de aprendizaje.

¿En qué consisten estos consejos de Isabel Cuesta?
Según Isabel Cuesta, fomentar la autonomía implica que los padres modifiquen su forma de comunicarse y acompañar a los niños. Estas son las cuatro claves fundamentales:
- Pregunta más para que tome decisiones. En lugar de decirles lo que deben hacer, plantea preguntas que les inviten a pensar y decidir. Por ejemplo: "Cariño, ¿dónde ponemos los platos cuando hemos terminado de comer?" Este enfoque promueve el pensamiento crítico y la toma de decisiones autónoma.
- Describe en lugar de ordenar. Cambia las órdenes por descripciones que inviten a la acción. Por ejemplo: "He visto unos zapatos en el pasillo", en lugar de "Recoge los zapatos". Este matiz ayuda al niño o niña sentirse implicado sin recibir órdenes directas, lo que fomenta su motivación intrínseca.
- Permite los errores sin penalizarlos. Si tu hijo se equivoca, evita interrumpirlo o corregirlo constantemente. Mejor pregunta con curiosidad: "¿Qué podemos hacer para solucionarlo?" Esto le enseña a reflexionar sobre sus errores y encontrar alternativas, desarrollando resiliencia.
- Alienta sus esfuerzos y logros. Agradece sus contribuciones, aunque sean pequeñas, y reconoce sus avances: "Gracias por ayudarme a poner la mesa. ¿Cómo te sientes cuando ayudas?". Este tipo de refuerzo positivo fortalece su autoestima y le anima a seguir esforzándose.

La confianza como motor de desarrollo
El enfoque de Isabel Cuesta se centra en un principio esencial de la educación en positivo: la confianza en las capacidades del niño como motor de su desarrollo autónomo. Al preguntar más, describir en lugar de ordenar, permitir los errores y alentar sus logros, los padres crean un entorno seguro donde los niños se sienten capaces y valiosos.
Este método tiene beneficios directos en el día a día: facilita la convivencia, reduce conflictos y discusiones innecesarias y, a largo plazo, contribuye a que los niños y niñas sean más responsables, resilientes y con mayor autoestima. Además, es clave para fortalecer su autoestima y felicidad.
Eso sí, nadie dice que sea fácil educar en positivo: de hecho, no lo es, te lo digo por experiencia. Es sembrar para recoger dentro de bastante tiempo, y generalmente, no basta con sembrar un día, hay que ir regando de forma constante para conseguir que brote.
Y es que permitir que tu hijo sea autónomo no significa desentenderte de sus necesidades, sino acompañarlo respetuosamente mientras aprende por sí mismo. Como dice la experta, "permitir que tu hijo sea autónomo le ayudará a desarrollar la confianza y las habilidades que necesita para su vida".