¿Aborreces el café en el embarazo? Descubre por qué
Es posible que antes de quedarte embarazada te encantara tomarte una taza de café con leche, acompañado de tu libro favorito. Pero de repente, después de las primeras semanas de embarazo, no soportas ni su aroma en la cocina. ¿Por qué ocurre?
Si te preguntáramos por uno de los síntomas más comúnmente asociado al embarazo, y que habitualmente tiende a aparecer en infinidad de películas en las que una de sus protagonistas se encuentra embarazada, posiblemente te vengan a la cabeza los llamativos antojos propios de la gestación.
Y con razón, ya que en realidad se trata de un síntoma común de embarazo, el cual suele aparecer alrededor del primer trimestre de gestación, para alcanzar su punto más álgido a lo largo del segundo, y desaparecer finalmente en algún momento del tercer trimestre.
Además, la mayor parte de los antojos que surgen principalmente durante el embarazo se caracterizan, en la mayoría de las ocasiones, por tener algo en común: suelen ser verdaderamente extraños y llamativos. Aunque, por suerte, no suelen representar ninguna amenaza real para la futura mamá o para el bebé. Es más, es muy posible que el antojo, cuanto más extraño sea, en realidad tienda a desaparecer después del parto.
Y como manifiestan muchos expertos, en realidad cuando surge el antojo no significa que el cuerpo realmente necesite ese alimento, sino que el organismo pueda tal vez necesitar algo específico que lo contiene (por ejemplo una determinada vitamina o mineral), y las papilas gustativas de la embarazada lo interpreta como un deseo por un alimento concreto.
Muchos estudios muestran que los niveles elevados de hormonas presentes durante el embarazo pueden alterar tanto el sentido del gusto como el olfato en una embarazada. De ahí que ciertos alimentos -y olores- sean más atractivos y otros más “ofensivos”; un problema que, a menudo, se manifiesta como una aversión a la comida durante la gestación.
Pero, ¿qué ocurre con las aversiones a la comida? Pueden convertirse, de hecho, en otra señal de embarazo, aunque menos conocidas o populares, quizá porque son lo contrapuesto al antojo. Y, por tanto, muchos menos apetecibles…
¿Qué son las aversiones a la comida?
Podríamos decir que las aversiones a la comida son lo opuesto a los antojos de alimentos. Y es que, evidentemente, es lo opuesto, ya que mientras que el antojo es un deseo apremiante, pasajero y habitualmente caprichoso, la aversión es totalmente lo contrario: rechazo o repugnancia frente a algo o alguien.
Esto significa que cuando una embarazada siente cierta aversión por un determinado alimento o bebida, lo aborrece y debe evitar consumirlo, hasta el punto que esa repugnancia puede causarle náuseas e incluso vómitos si lo come.

Causas de las aversiones a la comida
Algunos estudios han encontrado que los antojos no tienen nada que ver con las náuseas y los vómitos propios de las nauseas matutinas tan típicas en el embarazo. Sin embargo, ¿sabías que la aversión a algunos alimentos sí está relacionado? Las aversiones a los alimentos se asocian a menudo con las náuseas, especialmente con las náuseas matutinas. Y las investigaciones sugieren que sentir tanto antojos intensos como repulsiones al mismo tiempo serían impulsos que probablemente no se encuentren relacionados entre sí.
Es más, incluso puede surgir repulsión ante la idea de consumir alguna comida que anteriormente la embarazada sí disfrutaba.
Se cree que tanto las aversiones a determinadas comidas o alimentos como los antojos tienden a comenzar casi al mismo tiempo.
¿Cuáles son las causas de las aversiones a la comida durante el embarazo?
Son varios los factores que pueden influir cuando se trata de cambios de apetito, y sobre todo, en la aparición de determinadas aversiones (y antojos):
- Hormonas. Se cree que las hormonas del embarazo pueden jugar un papel importantísimo en este sentido, sobre todo al comienzo, cuando el cuerpo de la embarazada sufre tantos cambios hormonales, y éstas aumentan enormemente.
- Sentidos más sensibles. Debido a las hormonas y a los distintos cambios que ocurren en el cuerpo de la futura mamá, los receptores tanto del gusto como del olfato pueden volverse tremendamente sensibles, u ocurrir todo lo contrario. De ahí que, por ejemplo, al comer un trozo de alcachofa ésta pueda parecer repugnante porque tu boca está ‘sintonizada’ con su amargura.
Algunos estudiosos señalan también una teoría bastante interesante: el cuerpo es sabio, de manera que éste tenderá a comer -y apetecerle- lo que es bueno para él en determinados momentos de importancia casi vital, como por ejemplo podría ser el caso del embarazo.
Esto tendría sentido si tenemos en cuenta algunas aversiones muy comunes que surgen durante el embarazo, y que tienen una relación directa con el consumo de bebidas como el café, que puede volverse poco saludable y hasta tóxico cuando se toma en exceso.
Muchas embarazadas pueden llegar a sentir una repugnancia extrema incluso con su simple aroma (por ejemplo, cuando alguien lo está preparando en la cocina). Y esto puede ocurrir incluso a pesar de que, antes del embarazo, la futura mamá disfrutara de su taza de café todas las mañanas…
Podemos poner otro ejemplo sencillo: el consumo de carne durante el embarazo. Aunque nutritiva y muy rica en proteínas de buena calidad, a menudo es un alimento que se rechaza durante la gestación: la apariencia y el olor de la carne cruda, los olores que inundan la cocina cuando se cocina y su textura al comerla puede ser demasiado para el estómago de algunas embarazadas.

Las aversiones a la comida más comunes
Así, muchas aborrecen la carne durante la gestación. El motivo lo podemos encontrar en los resultados obtenidos por una investigación publicada en el año 2006, y que encontró que las mujeres experimentaban muchas más náuseas matutinas cuando la consumían en grandes cantidades.
Esta misma teoría señala que los seres humanos se han alejado tanto de la cadena alimenticia original, que el organismo no es ya del todo capaz de interpretar de manera confiable sus propias señales internas. Por ello, si por ejemplo tu cuerpo necesita calcio, potasio y vitamina C, durante la gestación en lugar de tomarte un vaso de leche, y comerte una naranja o un plátano, este deseo puede traducirse en un antojo por un tazón -enorme- de helado de yogur con chocolate y nueces, bañado con salsa de naranja dulce.
Y el cuerpo humano es al mismo tiempo tan curioso y enigmático que las aversiones que puedes sentir en el primer embarazo quizá no se repitan en el segundo. Aunque con el café sí es probable que se repita…