Antojos durante el embarazo
Los antojos del embarazo siguen siendo un misterio que la ciencia no ha resuelto por completo.

Dudas y más dudas
¿Qué provoca que una embarazada sienta repentinamente el deseo irrefrenable de tomar pepinillos en vinagre? ¿Por qué le gusta lo que antes ni miraba o no soporta aquello que en otra época se comía con tanto placer? ¿Es una causa fisiológica o psicológica desconocida? ¿Qué finalidad tienen estos cambios? ¿Qué debemos hacer, refrenarlos o satisfacerlos?

¿Necesitamos pepinillos?
Durante el embarazo cambia la fisiología de la madre que requiere de nuevos nutrientes o sustancias (de los que quizá carece o está escasa), aunque hay que tener cuidado porque también pueden deberse a picos de ansiedad durante la gestación. Sin embargo, sí se relaciona, por ejemplo, el antojo de los pepinillos en vinagre con la falta de ácido en el estómago en una etapa en la que la digestión suele hacerse más lenta.

¿Y los pastelitos?
Se asocia el antojo de dulce con descompensaciones en la curva de la glucosa. Cuando hay mucha apetencia de dulce suele haber desequilibrio de micronutrientes o la glucemia está descompensada.

Un poquito de esto...
Y lo mismo puede revelar el deseo de tomar muchos fritos, un desequilibrio, ¿puede que necesitemos más grasas? En resumen, puede que sí, ya que los antojos pueden revelar una descompensación o una carencia. Sin embargo no hemos de interpretarla al pie de la letra porque también es verdad que durante esta época solemos estar estresadas y es probable que la comida sea una vía de escape, así que debemos tener cuidado.

¿Si o no?
Los antojos suelen revelar desequilibrios en la alimentación. No se trata tanto de compensarla con un alimento concreto como de hacer cambios globales en nuestra alimentación desequilibrada para que contenga todos los nutrientes que debe contener una buena dieta para las embarazadas.

Mucho de esto otro
Pero, y entonces, ¿qué hacemos con los antojos? "Satisfacerlos" pero en pequeñas cantidades, sobre todo si no son muy saludables.

Lo necesitas
Sea por las alteraciones hormonales, sea por el estado emocional o sea por un desequilibrio en la dieta, si tienes un antojo date ese capricho, pero recuerda, ¡siempre con moderación!