No se trata sólo de tomar la cantidad de comida necesaria, sino de que la dieta sea variada y equilibrada. El exceso de unos productos y el defecto de otros puede crear desequilibrios peligrosos.
El futuro bebé se alimenta a través de la madre, por eso es imprescindible que ella coma bien desde antes del embarazo. No se trata sólo de tomar la cantidad de comida necesaria, sino de que la dieta sea variada y equilibrada. El exceso de unos productos y el defecto de otros puede crear desequilibrios peligrosos.
Recientes estudios han mostrado que las mujeres que sufren deficiencias nutricionales tienen más riesgo de dar a luz bebés con defectos congénitos como la espina bífida.
Durante el embarazo la mujer no debe seguir regímenes especiales salvo que se lo haya prescrito el médico. Su dieta ha de ser equilibrada (como la mediterránea) y ha de consumir cada día alguna cantidad de todos y cada uno de los seis grupos de alimentos (leche y derivados; hortalizas y verduras; legumbres secas y patatas; frutas; carnes, pescados y huevos; cereales, pastas y azúcar).

A partir del cuarto mes del embarazo debe aumentar el consumo de carne, pescado o huevos para facilitar el desarrollo del feto, y no olvidar consumir alimentos ricos en calcio (leche y derivados) para prevenir el frecuente problema de los deterioros en la dentadura. Durante la gestación no existen alimentos prohibidos (salvo que la mujer tenga alguna enfermedad). Pero algunos no se deberían ingerir crudos y otros sólo deberían tomarse en pequeñas cantidades o, por precaución, evitarse.
Así, hay que comer la carne muy hecha; si está cruda o poco cocinada, puede contagiar la toxoplasmosis, y esta enfermedad supone un riesgo para el desarrollo del embrión y feto. No es recomendable consumir el hígado de los animales; este órgano contiene mucha vitamina A, que, en grandes dosis, puede dañar el desarrollo del embrión y, además, acumula parte de las sustancias que le han dado al animal para engordarlo.
También es conveniente tomar las siguientes precauciones: moderar el consumo de sal para evitar retenciones de líquidos y otras complicaciones, y no consumir bebidas alcohólicas ni beber mucho café ni refrescos de cola (pueden ser sustituidos por infusiones y zumos).
¿Se puede comer hígado durante el embarazo?
La futura madre no debe comer hígado, al menos en grandes cantidades. El hígado tiene un alto contenido en vitamina A que, en dosis altas, puede suponer un riesgo para el embrión. Además, en el hígado se acumulan ciertas substancias químicas que se suelen dar al animal para su engorde y que podrían perjudicar el desarrollo embrionario.