Cuando hablamos de beber alcohol durante la lactancia, si bien es cierto que el mensaje sobre beber alcohol durante el embarazo es bastante claro y evidente (dado que, como probablemente sepas, tiende a ser un hábito tremendamente dañino para el bebé), en lo que se refiere al consumo de alcohol en la lactancia hay más confusión, aunque la recomendación de no consumir alcohol es la más extendida.
El motivo más habitual lo encontramos en el número de investigaciones científicas que existen hasta el momento, puesto que por ahora no existen suficientes estudios de buena calidad que nos brinden la posibilidad de ofrecernos una imagen completa.
Lo que sí está claro es que beber grandes cantidades de alcohol durante la lactancia puede ser muy dañino.
El Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría, por ejemplo, aconseja no beber alcohol durante, al menos, los primeros tres meses del bebé. Y una vez haya pasado este tiempo, tomar únicamente pequeñísimas cantidades de alcohol, sobre todo de forma esporádica y alejadas de las tomas.
‘La Leche League International’, indica que “cuando la mamá que amamanta bebe ocasionalmente, o limita su consumo a una bebida o menos por día, no se ha demostrado que la cantidad de alcohol que pase al bebé sea dañina”.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) también es clara en este sentido: aconseja que las mamás que amamantan limiten su consumo de alcohol, y se abstengan de beber al menos dos horas antes de amamantar. Y, a su vez, refuta un mito común sobre las supuestas cualidades del alcohol para aumentar la producción de leche: dado que el alcohol no es un galactogogo, no mejora ni disminuye la producción de leche.
Es importante comprender cuánto tiempo está presente el alcohol en la leche materna después de que la mamá lo haya consumido, y sobre todo, qué puede hacer para evitar que el alcohol llegue finalmente al bebé.
Qué dicen los estudios al respecto
Una investigación mostró que solo entre un 5 a un 6 por ciento de la cantidad de alcohol presente en el torrente sanguíneo de la madre ingresa al torrente sanguíneo del bebé a través de la leche materna. Lo que, en realidad, sería una cantidad muy baja.
Aún cuando la madre tomara alcohol en exceso, otro estudio encontró que los niveles de alcohol presentes en su leche materna no alcanzarían al final cantidades clínicamente significativas. Evidentemente, la recomendación principal es no beber: es la única práctica beneficiosa para nuestra salud y para nuestro bebé.

Es común que los niveles de alcohol, por lo general, tiendan a alcanzar su punto máximo entre 30 a 60 minutos después de su consumo. Ha llegado a detectarse alcohol en la leche materna entre las 2 a 3 horas posteriores a tomar bebidas alcohólicas.
Evidentemente, cuanto más alcohol se consuma mayor será el nivel de alcohol en sangre. Y, de acuerdo a los expertos, el nivel de alcohol en la sangre es equivalente al nivel de alcohol en la leche materna.
Las madres de recién nacidos menores de tres meses deben tener mucho cuidado con las bebidas con alcohol, dado que el cerebro del bebé aún está en desarrollo y es muy vulnerable.
En este sentido, los estudios sí han demostrado que cuando existe alcohol en la leche materna, aún en pequeñas cantidades, los bebés tienden a alimentarse menos, y pueden presentar problemas en su desarrollo. Así, un estudio descubrió que cuando las madres tomaban más de una bebida de alcohol al día durante la lactancia, sus bebés tenían problemas de desarrollo motor al cumplir 1 año.
Mientras que, un estudio algo más reciente, encontró problemas de desarrollo mental en niños que habían estado expuestos al alcohol a través de la leche materna. De acuerdo a los resultados del estudio, al parecer a las edades de 6 y 7 años, estos niños no obtienen los mismos resultados en las pruebas de razonamiento, en comparación con aquellos niños que no estuvieran expuestos al consumo de alcohol de la mamá durante la lactancia.
Por otro lado, el pediatra Carlos González, en su libro “Un regalo para toda la vida” indica que, en realidad, sería necesario beber cantidades ingentes de alcohol y darle el pecho inmediatamente al bebé como para que acabara pasando una cantidad suficiente como para poder afectarle.
Y aunque la investigación actual dice que el uso ocasional de alcohol (estimado en 1 a 2 bebidas a la semana), no parece ser perjudicial para el bebé lactante, esto no significa que el alcohol no continúe siendo perjudicial para la salud de la mamá, aún cuando no afecte al bebé lactante.
Nutricionistas reconocidos como Julio Basulto, por ejemplo, han sido claros en este sentido: “el alcohol, incluso a niveles ‘moderados’, puede generar daños cerebrales”. Así lo demostró un estudio publicado en el año 2017, en el que se constató que un consumo moderado de alcohol se convirtió en un factor de riesgo que influía en el deterioro cognitivo y en la obtención de resultados cerebrales adversos.
Por tanto, está claro que durante la lactancia es mejor no consumir alcohol, del mismo modo que es mejor evitarlo o consumirlo con mucha moderación en cualquier etapa de la vida.