Casi el 80% de los productos de alimentación infantil en España no cumplen los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre calidad nutricional. Dicho de otro modo: solo 2 de cada 10 alimentos infantiles que se venden en nuestro país cumplen con los estándares de la principal entidad a nivel mundial en materia sanitaria. Esta es la conclusión de un nuevo estudio recién publicado del que nos hacemos eco.
¿Sabemos qué contienen exactamente los alimentos que damos a nuestros bebés? ¿Hasta qué punto podemos confiar en los productos etiquetados como “100 % natural”, “sin azúcares añadidos” o “especial para tu bebé”? Un nuevo estudio ha puesto sobre la mesa datos alarmantes sobre el contenido nutricional y las estrategias de marketing de los productos de alimentación infantil en España. Y las conclusiones no dejan lugar a dudas: el 77 % no cumple con los estándares nutricionales de la OMS.
La investigación, publicada en el European Journal of Pediatrics y liderada por expertos de la Universitat Rovira i Virgili, ha analizado 830 productos disponibles en los principales supermercados del país. ¿El resultado? Solo uno de cada cuatro supera los requisitos de calidad nutricional establecidos por el modelo de la OMS para Europa.
Este hallazgo tiene implicaciones profundas para las familias, especialmente durante los primeros 1.000 días de vida del niño, una etapa clave en su desarrollo físico y cognitivo. Al tratarse de alimentos que muchas familias utilizan a diario, la baja calidad nutricional no es un problema menor: es una cuestión de salud pública.

Detalles de un estudio centrado en España
El equipo de investigadores evaluó la composición nutricional y las prácticas promocionales de los alimentos infantiles (FIYC, por sus siglas en inglés) en el mercado español.
Se utilizó el Nutrient and Promotion Profile Model (NPPM) de la OMS, un modelo diseñado para garantizar que los productos para menores de tres años no solo sean adecuados desde el punto de vista nutricional, sino que además no empleen técnicas de marketing que puedan inducir a error a las familias.
De los 801 productos analizados, solo el 23 % cumplía todos los requisitos nutricionales. Y ninguno cumplía con las recomendaciones de promoción. Estos son algunos datos complementarios extraídos del estudio:
- El 58 % de los productos superaba los niveles máximos de azúcar recomendados.
- El 99 % de los purés de frutas deberían llevar una advertencia frontal de “alto en azúcar”.
- Uno de cada cuatro platos salados no alcanzaba los niveles mínimos de proteína.
- El 27 % tenía una densidad energética insuficiente (eran “aguados”).
- El 30 % contenía azúcares o edulcorantes añadidos.
Además, el 98 % de los productos incluía afirmaciones nutricionales o de salud en el envase, a menudo sin una base que lo justificase, creando lo que se denomina el “efecto halo”: productos que parecen más saludables de lo que realmente son.

Conclusiones a tener en cuenta en la alimentación infantil
El estudio pone de manifiesto una realidad preocupante: una parte importante de la oferta alimentaria para bebés en España no solo está desalineada con las recomendaciones internacionales, sino que además podría estar favoreciendo el desarrollo de hábitos alimentarios poco saludables desde edades muy tempranas.
Algunos puntos clave para las familias:
Exceso de azúcar, incluso sin azúcar “añadido”
Muchos productos no incluyen azúcares añadidos como tal, pero sí jarabes, zumos concentrados o purés de frutas, que tienen el mismo efecto metabólico. Esto refuerza la preferencia por sabores dulces desde la infancia y puede aumentar el riesgo de caries, sobrepeso o diabetes en etapas posteriores.
Pobre en energía y proteínas
Una parte de los purés, cereales y comidas infantiles tiene una densidad energética tan baja que puede desplazar el consumo de leche materna o fórmulas más completas, sin aportar suficientes nutrientes esenciales para el crecimiento.
Marketing engañoso
Frases como “ideal desde los 4 meses” o “con ingredientes naturales” no siempre reflejan una composición nutricional adecuada. De hecho, el estudio detectó que más de una cuarta parte de los productos están etiquetados como aptos antes de los seis meses, contradiciendo las recomendaciones de lactancia exclusiva de la OMS.
Importancia del etiquetado claro
El modelo de la OMS exige que se indique claramente la edad recomendada, los ingredientes principales y que se incluyan advertencias sobre prácticas inadecuadas, como dejar que el bebé succione directamente de los envases con boquilla. Solo el 5 % cumplía con estas indicaciones.

Qué podemos hacer como madres y padres
La investigación es clara en sus recomendaciones: urge una regulación más estricta a nivel europeo y español que garantice una composición nutricional adecuada y un etiquetado honesto. También sugiere que las campañas de información dirigidas a las familias son clave para tomar decisiones informadas.
Mientras tanto, como padres y madres responsables de la alimentación (y por ende, la salud) de nuestros hijos e hijas pequeños, estos con algunos hábitos que se pueden potenciar relacionados con la comida en el ámbito del hogar:
- Leer con atención los ingredientes y el contenido nutricional.
- Evitar productos con “puré de fruta” como primer ingrediente si no es una fruta fresca entera.
- Priorizar alimentos mínimamente procesados y preparados en casa cuando sea posible.
- Desconfiar de las etiquetas con mensajes ambiguos como “natural” o “sin azúcares añadidos” sin verificar el contenido real.
Referencias
- Paulina Maria Leszczyńska, Sara de las Heras-Delgado, Sangeetha Shyam, Diane Threapleton, Janet Cade, Jordi Salas-Salvadó, Nancy Babio. Nutritional content and promotional practices of foods for infants and young children on the Spanish market: a cross-sectional product evaluation. European Journal of Pediatrics, 2025. DOI: 10.1007/s00431-025-06156-y