Después del nacimiento del niño, se comprueba que está bien, lo pesan y lo miden. En la primera visita al pediatra ya nos dicen su percentil, que es una forma de decirnos qué lugar ocuparía, por ejemplo en altura, entre 100 niños puestos en fila. Si está en el percentil 25 tiene 75 niños a un lado, más altos que él, y 25 a otro, más bajitos. Existen percentiles de peso y de altura.
El percentil es una medida que indica el peso o la talla del niño y que trata de valorar el crecimiento de ese niño en relación a un rango estándar. Es importante señalar que estas gráficas pueden ayudar a los profesionales a valorar posibles variaciones que no estén dentro de la normalidad, pero es un error que los padres se obsesionen con los percentiles, ya que se suele pensar que si el número es bajo, el crecimiento del niño no es el adecuado y si es alto quizá sea demasiado. Sin embargo, el percentil en sí mismo no nos dice si el niño está sano o enfermo; pero en ciertos momentos puede darnos información valiosa.
Hay dos situaciones en las que esos números son especialmente útiles y nos pueden ayudar a prevenir problemas:
1. Los primeros 15 días de vida
“Es importante hacer un seguimiento del peso cuando el bebé sale del hospital”, afirma el doctor Carlos González. Pero lo hacemos al revés: lo pesamos hasta la saciedad en meses posteriores y esos 15 primeros días… nada.
“El bebé se va a las 48 horas del hospital y no vuelve a pesarse hasta 15 días después. Son días clave; si pierde demasiado peso (lo normal es un 10% del peso al nacer) o tarda mucho en recuperarlo, hay que detectarlo y actuar con rapidez”, apunta.
Conviene pesarlo a los tres días de salir del hospital (mismo peso y condiciones, para eso hay que hacerlo al llegar a casa porque la báscula o la de la farmacia puede no coincidir con la del hospital), y después cada cuatro o cinco días.
Si en unos días no recupera el peso que tenía al nacer, habrá que mirar:
- Si mama bien.
- Si tiene un frenillo que dificulta la lactancia.
- Si está enfermo.
- Si la madre debe sacarse leche para aumentar la producción.
“Una vez recuperado el peso del nacimiento y haber ganado medio kilo más en el tiempo oportuno, es decir, a las dos o tres semanas de salir del hospital, ya podemos despreocuparnos del peso y la talla. Como lo llevamos a las vacunas cada dos meses, ahí los pesan y miden”, apunta Carlos González.
2. ¿El peso es proporcionado a la talla?
En el seguimiento rutinario es importante comprobar que el peso es adecuado a la talla. “No importa que un bebé sea más bajito, o pese menos, pero sí importa que el peso no sea adecuado a la talla”, apunta el pediatra.
Adecuado no quiere decir igual. Un niño en el percentil 50 de talla puede estar en el 25 o el 75 de peso, pero habrá que sospechar si un bebé en el percentil 70 de talla está en el 5 de peso.
“La talla casi no tiene que ver con la alimentación del niño, viene dada por factores genéticos. Un bebé que no esté bien nutrido, o que esté enfermo, es posible que siga creciendo sin ganar peso. Aunque si sigue así unos meses acabará afectando a la talla, algo que se puede prevenir. Lo que no se puede hacer es valorar el peso sin valorar la talla: si el niño ha engordado poco y también ha crecido poco, lo más probable es que él sea así, bajito, y eso no debe preocuparnos”, apunta Carlos González.
Asesor: Dr. Carlos González, pediatra y experto en lactancia.