Primeras papillas de fruta para el bebé: ¿cuáles son las mejores?
Lo importante es que solo esté compuesta por fruta, que no esté edulcorada o acompañada por productos como las galletas, y que se introduzcan los alimentos tal y como recomiendan la comunidad médica.
A los seis meses de vida del bebé comienza una nueva etapa. Una etapa que supone un gran cambio tanto para el pequeño como sus papás, ya que se acaba la lactancia exclusiva y es hora de introducir alimentos que no son la leche, materna o industrial, al recién nacido. La fruta es uno de los grupos de alimentos más importantes en su dieta desde este momento.
Es hora de planificarse, de documentarse y de armarse de paciencia también porque el bebé, incluso cuando coma muy bien, necesitará un tiempo para adaptarse a esta nueva rutina alimentaria, que es completamente nueva para él.
En lo que respecta a los padres, es necesario informarse bien de la mano de la Asociación Española de Pediatría y demás voces autorizadas, pediatra del pequeño incluido por supuesto, cómo afrontar la alimentación complementaria -aquí tienes las claves más importantes-.
Cuidado con las alergias
Lo más importante, para evitar las alergias inesperadas y poder detectarlas muy rápido, se deben introducir de dos en dos como mucho y dejando unos días para observar cómo los asimila el niño.
A partir de ahí, las mejores papillas de fruta -siempre y cuando optéis por esta vía de alimentación y no por el BLW-, siempre serán aquellas que eviten mezclar la fruta con productos ultraprocesados como las galletas o los cereales hidrolizados, que liberan más azúcar del recomendado por cada 100 gramos. Hay algunas papillas de fruta industriales saludables porque solo contienen piezas de fruta. Nada de conservantes tampoco.
Dicho esto, nuestra recomendación es que se hagan las papillas en casa porque en lo casero se controla al 100% el proceso y la composición. De esta manera, solo depende de vosotros lo que el niño coma porque veréis la fruta antes de que esté hecha papilla. Así que, además de elegir fruta de temporada de calidad (y de proximidad en la medida de lo posible), evita edulcorarla y si añades cereales, que lo sean de verdad.
Es importante además que las primeras estén muy bien pasadas porque el bebé rechazará probablemente la textura si tiene grumos o detecta impurezas como alguna hebra de la fruta o similar. Además, os evitaréis sustos al tragar porque el pequeño tiene que aprender.
Y es recomendable también evitar añadir zumo, algo habitual en estas papillas. No es que esté mal, pero siempre es mejor la fruta entera desde el punto de vista nutritivo. Aún así, un chorrito de zumo de naranja, por ejemplo, suele ser necesario para darle textura de papilla.
Primeras combinaciones de frutas
Con toda esta información previa, una primera papilla de frutas recomendable sería la formada por manzana y pera o pera y plátano, por ejemplo. Es importante que al menos una de las frutas sea rica en agua para que la textura sea la indicada. La naranja y la mandarina, si es temporada, son dos comodines que se pueden añadir tanto con pulpa como solamente en zumo para no tener que recurrir al agua para darle textura. Estas aportan más sabor además.
Y cuando el pequeño ya haya probado al menos dos frutas, es hora de ampliar el rango. Un buen ejemplo es la que hace batiendo 100 gramos de manzana pelada, 75 gramos de pera, 100 gramos de zumo de naranja y 75 gramos de plátano.