Granos en la cara del bebé: ¿a qué pueden deberse?
El acné del bebé suele ser un problema muy común de su piel, el cual dura unos pocos días o semanas y suele desaparecer sin prácticamente ningún tipo de tratamiento. Solo en algunos casos puede ser severo.
La presencia de granos en la cara del bebé es una afección cutánea bastante común, aunque por lo general suele ser temporal, que puede desarrollarse también no solo en el rostro del pequeño sino también en su cuerpo.
Surgen como pequeñas protuberancias o granos, que pueden ser de color rojo o blanco. Por suerte, en caso todos los casos, la presencia de estos granos suele resolverse sin tratamiento médico.
Es un tipo de afección que médicamente es conocida como acné del bebé, o como acné neonatal. Se estima que ocurre en aproximadamente el 20 por ciento de los recién nacidos, y no debe ser confundido con el acné infantil, en el que sí surgen comedones abiertos o puntos negros, nódulos o quistes.
En el caso particular del acné del bebé, solo ocurre en los primeros meses de vida del pequeño, mientras que el acné infantil puede durar hasta que éste tenga 2 años. No obstante, tiende a ser mucho menos común, en comparación con el acné del bebé.
¿Cuáles son sus causas?
Lo cierto es que no está del todo claro por qué el bebé desarrolla acné. Algunos investigadores, eso sí, creen que puede ser causado por la presencia de hormonas maternas o infantiles.
Ocasionalmente, estos granitos pueden estar presentes en el momento del nacimiento. Pero lo cierto es que, en la mayoría de los casos, suelen desarrollarse dentro de las dos o cuatro semanas posteriores al nacimiento, pudiendo durar unos días o varias semanas. Aunque, en algunos casos, pueden llegar a durar varios meses.
¿Cuáles son sus síntomas?

Síntomas de los granos en la cara del bebé
Al igual que ocurre con el acné en los adolescentes -por ejemplo durante la pubertad- o en los adultos, el acné del bebé también aparece como protuberancias rojas o granos. También pueden desarrollarse pústulas blancas o puntos blancos, y la piel que rodea los bultos puede tornarse rojiza.
Aunque estos granitos pueden aparecer en cualquier parte de la cara del bebé, suele ser más común que aparezcan en la zona de las mejillas. Además, también pueden surgir en la parte superior de la espalda o del cuello.
Los granitos pueden volverse aún más pronunciados si el bebé llora o está molesto. Además las telas ásperas, los vómitos (por ejemplo los típicos “buches” del recién nacido o del bebé) o la saliva que se queda en la cara pueden irritarlos aún más.
¿Cómo se trata?
En muchos casos, por lo general los granitos suelen desaparecer sin aplicar ningún tipo de tratamiento médico. Es decir, con la misma que aparecen suelen desaparecer al poco tiempo. De hecho, no hay tratamiento para el acné del bebé, aunque si el problema te preocupa o no desaparece lo mejor es consultar al pediatra.
En cualquier caso, cuando los granitos persisten durante meses es posible que el pediatra prescriba o recete una crema o ungüento que ayude en el proceso de eliminación del acné.
Dado que la piel del bebé es aún muy sensible en sus primeros meses de vida, no es aconsejable el uso de jabones, lociones o tratamientos habitualmente utilizados para el acné en los jóvenes o adultos, ya que pueden irritar la piel o empeorarlo.
Por otro lado, es recomendable lavar la cara del bebé cada día con agua tibia. La hora del baño es, de hecho, un momento excelente para poder hacerlo. Aunque basta con agua, si lo deseas, puedes utilizar un jabón lo más suave posible, sin perfume (ya que tendrán menos probabilidades de irritar la piel del pequeño).

Lavando al bebé solo con agua
Las lociones y las cremas pueden agravar el problema, por lo que se recomienda que hasta que los granitos no desaparezcan, lo más aconsejable es eliminarlos por completo. Tampoco es recomendable frotar la piel del bebé con una toalla, sustituyéndola por una toallita más suave, evitando al máximo las telas más rugosas y ásperas.
En casos raros es posible la prescripción de un antibiótico, aunque en los bebés esto solo es necesario cuando el problema es severo, y existe una afección médica subyacente.
Consulta al pediatra de inmediato si los granitos del bebé provoca la aparición de protuberancias llenas de pus, inflamación o puntos negros. También si el pequeño está molesto, siente dolor o se encuentra más irritado.