En la era digital, las aplicaciones móviles se han introducido prácticamente en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo los más íntimos y personales, como conocer personas que buscan ser padres sin querer relación, así que la crianza de nuestros hijos no iba a ser una excepción.
La lista de apps disponibles es interminable, muchas de ellas tienen millones de descargas en todo el mundo y ofrecen a los padres la posibilidad de registrar y monitorear cada detalle por pequeño o inocuo que sea de los primeros meses de sus bebés. La mayoría de ellas, se centra en coleccionar todo tipo de datos con el fin de ofrecer esa recopilación de información a los propios usuarios pero realmente no responde ni da soluciones a las dudas que van surgiendo en el día a día.
Nos encontramos con un seguimiento continuo e interminable, algo parecido a un diario digital detallado casi al minuto que puede provocar inseguridad, angustia y estrés.
Hablamos con la neuropedagoga, especialista en crianza y sueño infantil de la plataforma de expertos de Motherick, Martina Pérez Olivan quien señala en este sentido que para ella “pocas cosas hay en la vida tan impredecibles e incontrolables como la crianza” y añade que “por eso veo peligroso el espejismo de creer que lo podemos controlar todo a través de aplicaciones que sí podemos manejar”.

Apps para todo
Desde la llegada de los smartphones, las tiendas de aplicaciones se han llenado de herramientas diseñadas, se supone que para ayudar a los padres en el seguimiento del desarrollo de sus hijos. Desde apps para medir las contracciones durante el embarazo hasta aplicaciones sobre alimentación infantil, el catálogo es inabarcable.
Estas aplicaciones permiten registrar datos como horarios de alimentación, patrones de sueño y cambios de pañal, generando gráficas y estadísticas detalladas. Algunas incluso han evolucionado hacia dispositivos portátiles para bebés, como tobilleras o pulseras, que monitorean signos vitales como el pulso y la saturación de oxígeno durante el sueño.
Martina Pérez Oliván señala a este respecto que “desde mi experiencia como madre de dos hijos y después de más de 20 años trabajando con familias, he podido observar algunos cambios que se han ido produciendo y hay algunas cuestiones negativas que me preocupan”.
Ella se posiciona a este respecto de una manera muy clara, “estoy a favor de familias formadas e informadas, pero no INFOXTICADAS, me preocupa la sobrecarga y la presión, criar no se puede reducir al perfecto manejo de un manual de instrucciones de tu hija o hijo con exceso de datos, consejos y comparativas que a veces ofrecen las aplicaciones”.
Pero el crecimiento de la aparición y el uso de aplicaciones en este sector no muestra señales de desaceleración sino todo lo contrario. Se anticipa que el mercado global de aplicaciones para padres, actualmente valorado en 0,88 mil millones de dólares en 2024, alcanzará los 4,69 mil millones de dólares en 2033, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 20,37% durante el período de pronóstico. Hablamos de que en la próxima década, este sector tendrá un valor por encima de los 88.000 millones de dólares, más del doble del que tiene en la actualidad.
Para muchos padres, especialmente los primerizos, todas estas aplicaciones ofrecen una sensación de control y confianza en una etapa llena de incertidumbres. Un estudio realizado en Australia reveló que las madres que utilizaban estas herramientas percibían un mayor control y eficacia en su rol parental durante los momentos de transición y estrés de la crianza de sus hijos.
Además, valoraban la posibilidad de compartir experiencias y preocupaciones con una comunidad en línea, aunque también expresaban inquietudes sobre la sobredependencia de las apps y la abrumadora cantidad de datos recopilados.
Porque en muchas ocasiones la salud del bebé es una fuente de estrés, a la que le añades la falta de sueño, la sensación de soledad y la naturaleza repetitiva de los cuidados, y tienes un cóctel perfecto de confusión y falta de control que abruma a los nuevos padres.
La neuropedagoga Pérez Olivan lo expone en los siguientes términos: “Las aplicaciones, al proporcionar respuestas y soluciones rápidas, nos hacen tener una visión de la crianza que no respeta los tiempos naturales del bebé ni la paciencia que requiere la maternidad. Las familias muchas veces buscan resultados inmediatos en lugar de permitir que el proceso de crianza fluya de manera más orgánica adaptándose a las características y necesidades de cada bebé y de cada miembro de la propia familia.”

Un toque de atención
A pesar de los beneficios que puedan tener algunas de estas aplicaciones, distintos expertos ya han empezado a advertir sobre posibles efectos negativos. La Academia de Medicina de la Lactancia Materna recomienda a los padres no depender excesivamente de estas aplicaciones, ya que podrían aumentar el estrés y reducir las interacciones directas entre padres e hijos. Según este organismo, los padres que registran constantemente los eventos de sus bebés en el móvil pueden perder hasta 45 minutos de sueño cada noche.
Además, el uso constante de tecnología móvil en torno a niños pequeños puede causar tensión interna en los padres y conflictos en las interacciones familiares. Un estudio cualitativo publicado en el Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics sugiere que el uso de dispositivos móviles puede interrumpir las rutinas familiares y generar tensiones emocionales, especialmente durante momentos como la hora de comer.
Las aplicaciones contribuyen además a reforzar las normas de género alrededor de la crianza, según han alertado también desde Western University, en Ontario (Canadá), y en especial sobre quién debe encontrar las respuestas a dudas que surjan con sus bebés. “La tecnología digital destinada a padres primerizos pone una carga adicional en las madres para convertirse en la única responsable de buscar esa información para la familia”, concluyen en esta investigación.
Esa es otra vertiente no del todo positiva del uso de este tipo de apps. Según diversos estudios como el de Pew Research Center, que en su informe Parenting Children in the Age of Screens (2020) observó que el uso de tecnología por padres y madres es muy desigual: las mujeres tienen más probabilidades de usarla para resolver cuestiones de la crianza y buscar contenido en Internet sobre el cuidado infantil, en comparación con los hombres.
Las aplicaciones para padres pueden ser herramientas valiosas para aquellos que buscan apoyo y organización en la crianza de sus hijos. Sin embargo, es esencial utilizarlas con moderación y no permitir que reemplacen la intuición parental ni las interacciones directas con el bebé.
Como en muchos aspectos de la vida moderna, el equilibrio es clave para aprovechar los beneficios de la tecnología sin caer en una dependencia que pueda generar más estrés que alivio.
