Natalia Díaz es activista por los derechos de la infancia y precursora del movimiento antisharenting (no mostrar a los menores de edad en redes sociales) en España. Divulgadora en redes sociales y autora del manual ‘Protege a tus hijos de la sobreexposición en la red , Ser Padres ha hablado con ella sobre por qué no es buena idea compartir imágenes de nuestros hijos en internet.
¿Por qué exhibimos a los menores en las redes sociales? ¿Hasta qué punto es peligroso compartir sus fotos en la playa o mostrarlos llorando en un vídeo que recibe miles de likes? ¿Cuáles son los riesgos de su adicción a las pantallas? Natalia Díaz, la primera activista y divulgadora antisharenting en España, habla de ellos en su libro ‘Protege a tus hijos de la sobreexposición en la red’, un libro imprescindible para conocer cómo afecta en la infancia y en la adolescencia el uso —y el abuso— de internet y los dispositivos móviles.
En esta charla publicada originalmente en la edición papel de Ser Padres, entre otras cosas, explica por qué no es correcto publicar fotos de los hijos en redes sociales.

¿Qué te llevó a convertirte en la primera activista y divulgadora antisharenting?
Mucha gente cree que fue algo personal lo que me llevó a volcarse tanto con esta causa, pero en realidad no es así. Siempre he creído que la infancia es un asunto de todos y que no podemos permanecer impasibles ante el abuso infantil, aunque no sean nuestros hijos los perjudicados. Hace 7 años no había apenas información al respecto, ni mucho menos nadie que se dedicase a este tipo de activismo. Todo lo contrario, exhibir a los niños como en un escaparate se aceptaba con normalidad y decidí que había que hacer algo.
Para aquellos que no estén familiarizados, ¿cómo defines el sharenting y cuáles son sus peligros?
El sharenting consiste en documentar el día a día de nuestros hijos en la red, compartiendo todo tipo de imágenes e información privada sobre ellos. Esta práctica conlleva una serie de peligros y consecuencias psicológicas graves, como pueden ser el grooming, ciberbullying, fotografías falsas creadas con inteligencia artificial, redes de pedofilia, huella digital y muchas más.
¿Cómo afecta el sharenting a la privacidad y el desarrollo emocional de los niños?
El sharenting tiene muchas consecuencias psicológicas como, por ejemplo, el trauma de traición, que explica el psicólogo Manuel Hernández. Este trauma se desarrolla durante la adolescencia o la edad adulta, cuando la víctima toma consciencia de que toda su vida íntima ha sido expuesta para el consumo y entretenimiento de miles de desconocidos. Esto lo perciben como una traición y se sienten engañados y vulnerables.
En EE.UU. ya han salido los primeros testimonios de víctimas de sharenting y explican verdaderas barbaridades. Como una chica que cuando le vino la menstruación, su madre además de explicarlo públicamente, aprovechó para hacer un anuncio de compresas. O el caso de otra muchacha que cuando tenía 13 años, su madre hizo creer que se había quedado embarazada, para conseguir más visualizaciones e interacción en sus vídeos.
En tu libro, mencionas herramientas para detectar los peligros de internet en nuestros hijos. ¿Podrías destacar algunas?
La mejor forma de proteger a nuestros hijos es que los adultos nos mantengamos constantemente informados. Si nosotros, tanto padres como educadores o profesores, no somos conscientes de los riesgos de internet, tampoco podremos educar a los menores en un entorno digital más seguro. La educación digital, tanto para menores como para adultos, es extremadamente importante a la hora de prevenir y detectar posibles problemas.
Además del sharenting, también abordas la adicción a las pantallas. ¿Cuáles son los primeros signos de adicción?
Los primeros signos de alarma implican muchas veces una disminución del rendimiento escolar, irritabilidad, problemas del sueño y encerrarse en sí mismo. Si aparecen estos síntomas, hay que acudir a un especialista.

¿Cómo pueden los padres encontrar un equilibrio entre permitir que sus hijos usen internet para el aprendizaje y el entretenimiento y proteger su privacidad y bienestar?
Considero que algo muy importante es respetar (como mínimo) las edades establecidas en las diferentes redes sociales, que aconsejan su uso a partir de los 14 años. Esto es porque se considera que por debajo de esa edad, un menor no tiene la capacidad de hacer un uso consciente y responsable de internet. A partir de la edad recomendada, debería existir siempre un control parental y estar siempre pendientes (que no significa espiar) de la actividad que realizan nuestros hijos en internet.
¿Qué tipo de regulaciones o leyes crees que deberían implementarse para proteger mejor a los niños?
Todo contenido con menores debería estar regulado para asegurar que no vulnera sus derechos fundamentales, sobre todo el derecho a la intimidad, a la propia imagen y al honor. Especialmente cuando ese contenido genera dinero (vídeos, campañas publicitarias…) pues ya estaríamos hablando de trabajo infantil y la ley debe garantizar una serie de derechos y condiciones laborales para esos menores, que impidan su explotación.
Francia fue el primer país en sacar una ley antisharenting, que consiste en una regulación del trabajo infantil en RRSS, parecida a la que tienen los niños actores y actrices en TV, cine y teatro. Esta ley impide que su intimidad sea vulnerada y que los padres puedan aprovecharse económicamente de sus hijos, entre otras muchas medidas.
El negocio de los influencers a menudo depende de compartir detalles personales. ¿Qué mensaje tienes para los que incluyen a sus hijos en sus contenidos?
Yo les diría que exponer la vida íntima de sus hijos vulnera su derecho a la intimidad y conlleva una serie de peligros innecesarios y consecuencias psicológicas graves. Soy consciente de que ser madre ocupa, sobre todo los primeros años, la mayor parte de nuestro tiempo. Y que crear contenido en RRSS con nuestros hijos puede parecer a priori una buena forma de “conciliar”. Pero si el modo de hacerlo es vulnerando los derechos de nuestros hijos, no deberíamos hacerlo.
Lo ideal es seguir creando un contenido que guste a la gente y que no implique a nuestros pequeños. Hay muchos canales de cocina, manualidades, humor… que son muy exitosos y no necesitan utilizar a sus hijos para nada.
¿Podrías compartir algunos consejos prácticos para padres que desean reducir la sobreexposición de sus hijos en las redes?
La mejor forma de proteger a nuestros hijos es dejar de exponerlos en redes sociales, ese es mi consejo. De todos modos, poner nuestro perfil en privado, por ejemplo, donde solo tengan acceso a nuestra información las personas más allegadas, reduce los riesgos de manera considerable.

¿Cómo pueden los padres y educadores concienciar a los niños sobre los peligros de la sobreexposición en internet sin generar miedo o desconfianza?
Las nuevas tecnologías de la información son una maravillosa herramienta de información y comunicación. Son el futuro y es necesario saber utilizarlas, pero debemos comprender que el uso de las TIC no implica necesariamente tener que ponernos en peligro o renunciar a nuestra privacidad.
Se pueden utilizar las redes sociales para crear contenido divertido, informativo, educativo… Y no necesariamente con una finalidad que vulnere nuestra intimidad o la de otras personas, ni que nos ponga en peligro. No debemos tenerles miedo, simplemente hay que tener cuidado y asumir que no pueden utilizarse a cualquier edad, igual que tampoco se puede conducir a cualquier edad.
¿Cómo ves el futuro del sharenting? ¿Crees que la concienciación y las políticas públicas podrán reducir significativamente esta práctica?
Mi valoración es muy positiva. En los últimos años hemos avanzado muchísimo y sin duda la gente es mucho más consciente de los derechos de los menores y los peligros de internet. Incluso hemos conseguido que el Ministerio de Juventud e Infancia se interese en la problemática del sharenting y la incluya en su plan de protección a los menores en el entorno digital.
Está siendo un camino muy difícil con muchos baches en contra, pero creo que el simple hecho de que el sharenting entre dentro de la agenda política ya es un gran avance. No me cabe duda de que se acabará regulando.