Una nueva investigación publicada en European Journal of Pediatrics pone el foco en un marcador poco conocido por el público general, el lactato en sangre del cordón umbilical, como señal de alarma en partos de bebés con menos de 1000 gramos al nacer. Esto es, nacimientos de bebés muy prematuros, nacidos lejos de llegar a término las 40 semanas del embarazo.
Numerosos estudios recientes han aportado luz sobre los efectos de nacer prematuro. Por ejemplo, una investigación ha desmontado la idea de que solo los bebés muy prematuros tienen riesgos cognitivos, y otra de la que también nos hemos hecho eco concluye que tener hígado graso aumenta el riesgo de parto prematuro aunque no haya obesidad.
Ahora hacemos lo propio con otro estudio, en este caso realizado por investigadores del Hospital Infantil de Kassel y la Universidad de Witten/Herdecke (Alemania), que ha analizado en profundidad los efectos del llamado “hiperlactato umbilical” en bebés extremadamente prematuros.
Los investigadores han encontrado relaciones claras entre este valor y un mayor riesgo de complicaciones como sepsis, hemorragias cerebrales o displasia pulmonar. Pero, en el lado positivo de la balanza, lo más llamativo es que, a pesar de estos riesgos, el desarrollo a los 2 años no se ve afectado entre quienes logran sobrevivir.
Como explican los autores, este tipo de hallazgos ayudan a afinar protocolos clínicos y, sobre todo, a ofrecer información clara y concreta a las familias de bebés prematuros.

Lo que revela el lactato del cordón en bebés prematuros
El trabajo se centró en bebés con menos de 1000 gramos nacidos entre 2015 y 2023 en el Klinikum Kassel. Todos ellos se sometieron a un análisis inmediato de sangre arterial del cordón umbilical (uABG), práctica habitual en partos prematuros hospitalarios.
El parámetro clave fue la concentración de lactato, una sustancia que se eleva cuando hay falta de oxígeno a nivel celular. El estudio distinguió entre dos situaciones:
- Hiperlactatemia aislada: lactato > 7 mmol/L con pH normal.
- Acidosis láctica: lactato > 7 mmol/L y pH < 7.10 (lo que indica acidosis metabólica).
Se analizaron datos de 241 bebés, divididos en tres grupos: 47 con hiperlactatemia aislada, 26 con acidosis láctica y 150 controles sin alteraciones. Se usó un diseño estadístico de cohortes emparejadas para controlar posibles variables de confusión como la edad gestacional, el peso al nacer o el uso de corticoides prenatales.
Los investigadores estudiaron tanto la mortalidad en los primeros 28 días como la aparición de enfermedades graves como enterocolitis necrosante, sepsis, retinopatía de prematuridad o hemorragias cerebrales. Además, evaluaron el desarrollo neurológico a los 24 meses de edad corregida mediante el test Bayley III.

Riesgos inmediatos pero sin secuelas a largo plazo
Los resultados del estudio son concluyentes. Los bebés con niveles altos de lactato en el cordón (ya fuese con pH alterado o no) tuvieron una probabilidad mucho mayor de morir en las primeras semanas. En concreto:
- Hiperlactatemia aislada: riesgo 29 veces mayor de fallecimiento (aOR 29.60).
- Acidosis láctica: riesgo 27 veces mayor (aOR 27.00).

En cuanto a las complicaciones más frecuentes, se observaron también aumentos significativos entre los grupos con lactato elevado:
- Mayor riesgo de sepsis en los primeros 28 días: 61,7% en el grupo con hiperlactatemia aislada (aHR 16.76).
- Riesgo elevado de retinopatía grave (aOR hasta 29.33), hemorragia intraventricular (aOR hasta 6.31), ductus persistente, displasia pulmonar y necesidad de fototerapia por ictericia.
No obstante, la gran sorpresa vino en el seguimiento a los 2 años. De los pacientes que sobrevivieron y acudieron al control neurológico, no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre quienes habían presentado lactato alto y sus controles en desarrollo cognitivo, motricidad fina o motricidad gruesa. Eso sí, los autores advierten que hubo una elevada tasa de pérdida de seguimiento, especialmente en el grupo con acidosis láctica, lo que podría ocultar parte del impacto real.

Cómo se aplica al seguimiento de bebés prematuros
Para madres y padres que atraviesan la experiencia de un parto extremadamente prematuro, esta investigación ofrece dos mensajes importantes. Por un lado, proporciona a los equipos médicos un marcador objetivo, rápido y accesible para identificar a bebés con mayor riesgo de complicaciones graves. Esto puede acelerar decisiones sobre vigilancia intensiva, profilaxis antibiótica o derivación a unidades especializadas.
Por otro lado, ofrece cierta esperanza. Porque incluso en aquellos bebés con parámetros iniciales preocupantes, el desarrollo a medio plazo puede ser equiparable al de sus compañeros. Como ya exploramos en este artículo sobre la importancia del seguimiento neurológico en prematuros, los primeros años son fundamentales, pero también lo es no caer en determinismos ni etiquetas demasiado pronto.
Este trabajo también invita a mirar con más atención la medicina del momento del parto. La sangre del cordón umbilical puede contener información valiosa para la salud del recién nacido. Una muestra, un análisis, una alerta a tiempo… y una oportunidad más de acompañar mejor, desde el primer segundo de vida.
Referencias
- Leon Hirsch, Markus Waitz, Andreas Jenke. The association of umbilical hyperlactatemia with short- and long-term outcomes in extremely low birth weight neonates: a matched cohort study. European Journal of Pediatrics, 2025. DOI: 10.1007/s00431-025-06147-z