Hay decisiones en obstetricia que, cuando se miran desde el desconocimiento, pueden parecer mínimas. Sin embargo, sus consecuencias pueden ser duraderas. Por ejemplo, cada semana en el vientre materno vale su peso en oro: no es lo mismo nacer en la semana 34 que en la 35 y, sobre todo, que en la 39. Aunque a simple vista unos días o semanas parezcan una diferencia menor, la ciencia ha demostrado en múltiples ocasiones que la diferencia es abismal. Y un reciente estudio longitudinal publicado en The Journal of Pediatrics ha puesto cifras muy concretas al impacto que tiene en la infancia nacer “un poco antes”.
El equipo de investigación, liderado por Lauren Rossetti desde la universidad de Monash (Australia), ha seguido durante nueve años a más de 400 niños y niñas. El objetivo: saber si nacer entre las semanas 32 y 36 —lo que se conoce como “prematuridad moderada a tardía”— influye en su desarrollo cognitivo y comportamental cuando llegan a la edad escolar.
Los resultados son contundentes: a los 9 años, los niños y niñas nacidos unas semanas antes del término completo muestran más dificultades en dos habilidades clave para su desarrollo: la memoria de trabajo y la capacidad de planificar o resolver problemas. Y lo más interesante, o preocupante, según como se mire, es que estos efectos son visibles incluso cuando no hay otras complicaciones médicas asociadas al parto.
Ya te contamos la gran diferencia que es nacer en la semana 33 o más adelante en comparación con hacerlo antes. Y este estudio demuestra lo mismo pero en relación a nacer antes o después de la semana 36.

Detalles del estudio australiano
La investigación forma parte de la cohorte LaPrem, que reclutó a 402 niños y niñas nacidos en el Royal Women’s Hospital de Melbourne, Australia, entre 2009 y 2012. La mitad había nacido entre las semanas 32 y 36 (grupo prematuro moderado o MLP, por sus siglas en inglés) y la otra mitad al menos en la semana 37, con peso saludable y sin complicaciones.
A los 9 años de edad corregida —se equilibra con el déficit de semanas de los prematuros—, estos niños y niñas fueron evaluados mediante pruebas neuropsicológicas estandarizadas y cuestionarios a las familias.
Se analizaron tres subdominios de la función ejecutiva:
- Control atencional: la capacidad para concentrarse y evitar distracciones.
- Flexibilidad cognitiva: habilidad para cambiar de tarea o enfoque.
- Establecimiento de metas: planificación, resolución de problemas, razonamiento.
Además, se incluyó un apartado clave en el estudio: los padres y madres completaron cuestionarios sobre el comportamiento ejecutivo de sus hijos e hijas en la vida diaria, algo que proporciona una mirada más ecológica y realista.
Los resultados se ajustaron por factores como el riesgo social y los nacimientos múltiples, y se emplearon técnicas estadísticas sólidas como imputación múltiple para manejar los datos faltantes.

Cómo impactada nacer prematuro en la infancia
Los hallazgos principales se alinean con los de estudios anteriores, aunque ahora se presentan con más precisión si cabe: nacer prematuro tiene consecuencias potenciales que pueden ser duraderas, que afectan al ámbito educativo, mínimo, hasta los 9 años de edad.
Estas son las conclusiones más importantes del estudio:
- Los niños nacidos MLP tuvieron un riesgo casi dos veces mayor de mostrar dificultades en la memoria de trabajo (RR = 1,80; p = 0,03) y en tareas de planificación visual (RR = 1,69; p = 0,02) en comparación con los nacidos a término.
- Además, sus familias reportaron más problemas en el día a día relacionados con la organización, el control del comportamiento y la regulación emocional (RR = 1,86 en el índice global de función ejecutiva, p = 0,03).
- Curiosamente, no hubo diferencias significativas en tareas de atención sostenida o cambio de tarea, lo que podría deberse a que las pruebas no eran lo suficientemente exigentes para detectar déficits sutiles.
Este patrón de vulnerabilidad —memoria de trabajo y planificación— es el mismo que ya se había observado en bebés nacidos muy prematuros (<32 semanas). Es decir, aunque los niños nacidos MLP suelen considerarse de “bajo riesgo”, la realidad es que también podrían necesitar apoyo específico en su etapa escolar.

La mayoría rindieron dentro de la media
La buena noticia es que el estudio sugiere que no es necesario medicalizar ni patologizar estos hallazgos. De hecho, la mayoría de niños MLP rindieron dentro de la media.
No obstante, aunque los efectos observados son estadísticamente pequeños, a nivel poblacional podrían traducirse en una mayor demanda de apoyo psicopedagógico, refuerzo escolar o intervenciones tempranas. Y lo más importante: ayudan a entender por qué algunos niños presentan dificultades escolares a pesar de no haber tenido complicaciones graves en su nacimiento.
Hay que tener en cuenta que la función ejecutiva es el gran “CEO” del cerebro: dirige la atención, organiza la información y regula las emociones. Estas habilidades son esenciales para la vida escolar, desde seguir instrucciones hasta resolver problemas de matemáticas o autorregularse ante una frustración.

Los expertos que han liderado el estudio proponen que se amplíe la información para las familias desde el embarazo: que sepan por qué la semana de nacimiento importa. Y también inciden en la importancia de que estén informados sobre si un niño o niña es prematuro o no tanto los pediatras como los docentes, algo que en España es habitual en la actualidad.
Por último, recomiendan algunas técnicas de apoyo en casa, como, por ejemplo, usar organizadores visuales, dividir tareas en pasos simples o practicar juegos que estimulen la memoria y la planificación.
Referencias
- Lauren Rossetti, Leona Pascoe, Rheanna M. Mainzer, et al. Executive Function Outcomes at School Age in Children Born Moderate-to-Late Preterm. The Journal of Pediatrics, 2025. DOI: 10.1016/j.jpeds.2025.114634