El vínculo del recién nacido con sus padres, también conocido como apego, es esencial en el desarrollo del menor. Lo afirman todos los expertos en educación, pediatría, psicología infantil y demás especializadas con la infancia. Pero no siempre es positivo el apego ni beneficioso para el pequeño. La psicología utiliza el concepto de apego desorganizado para referirse a un tipo de vínculo que puede tener consecuencias negativas en los niños que lo sufren, sobre todo cuando llegan a la vida adulta.
Explica la psicóloga Iratxe López que “el apego desorganizado se produce en aquellos bebés que se han criado en entornos hostiles, donde hay agresividad tanto física como emocional, llegando en muchos casos a los malos tratos. Incluso, en algunos, casos pueden ocurrir los abusos sexuales”. Es, por lo tanto, un concepto que describe una crianza en un contexto potencialmente perjudicial para el menor.

Hay otros tipos de apego que tampoco describen situaciones positivas para el niño, pero ninguna incluye el concepto de agresividad o maltrato en su definición a excepción del apego desorganizado. “En el apego desorganizado, el vínculo entre el bebé y el cuidador resulta más amenazante que en el apego evitativo y ansioso-ambivalente, porque el cuidador es agresivo, violento, y abusa o maltrata al niño”, señalan desde el centro de psicología Cepsim Madrid.
El apego desorganizado tiene consecuencias graves para quienes lo sufren en la infancia. “Esto marcará su carácter y dictará su comportamiento en su edad adulta”, asegura Iratxe López. “Las dificultades que pueden padecer estas personas son muy graves y, en la mayoría de los casos en los que se manifiestan, vienen a través de la relación que se estableció con sus progenitores a edad temprana”, añade. Tiene lógica que así sea porque lo que ocurre durante la infancia en un contexto de apego desorganizado, como lo describe el equipo de Cepsim, es que “las personas que tienen que proteger y cuidar son precisamente las que maltratan, de manera que esto genera un desequilibrio interno muy fuerte”.
La psicóloga Iratxe López reafirma esta explicación. “No es posible huir, ya que, no dispone de los medios necesarios para ello. Por ello, sabe que depende de su cuidador, así que no tiene más remedio que unirse a él por instinto de supervivencia, aunque tiene claro que va a ser dañado”, argumenta

Características de los niños con apego desorganizado
Los problemas que genera el apego desorganizado en un niño que lo sufre no oslo pueden ser físicos, con déficit cognitivos y psicomotores, por ejemplo, sino que también afectan a nivel emocional.
La psicóloga Iratxe López enumera algunas características compatibles con niños y niñas que sufren apego desorganizado. Son las siguientes:
- Miedo a los cuidadores: “los niños que han sido maltratados por adultos cercanos desarrollan miedo hacia ellos”, dice. En la mayoría de los casos, la experta afirma que la consecuencia final es “asociar la imagen de los cuidadores con malestar, tristeza e, incluso, culparse a sí mismos de todo lo que les ocurre”.
- Conductas erráticas con sus progenitores: Iratxe López utiliza la palabra “dilema” para describir el estado en el que viven casi de forma permanente estos menores. “Por un lado, sienten la necesidad de recibir cuidado y atención de sus cuidadores. Pero, al mismo tiempo, quieren alejarse de ellos. Esto hace que aflore en el niño una conducta contradictoria”, expone.
- Pérdida de contacto con la realidad: en psicología, esta característica se conoce como “disociación”, el cual es definido así por Iratxe López: “es un mecanismo de defensa natural que permite al niño sobrevivir en ese entorno tan hostil”. Dicho de una forma más coloquial, los niños con apego desorganizado suelen evadirse de la realidad.
- Fobias y miedo a explorar: estos niños y niñas pueden desarrollar fobias a personas iguales que aquellas que les generan miedo en su día a día. Tienen miedo a lo no conocido. “Esto podrá ser muy perjudicial en su desarrollo cognitivo al ser privados de estímulos exteriores. Además, puede ser el origen de numerosas fobias”, apunta Iratxe López.
- Problemas cognitivos: la dificultad de expresarse es una consecuencia habitual en niños y niñas con apego desorganizado. Según la experta, “se expresan de forma redundante y descoordinada”, y también pueden existir problemas de concentración, memoria y atención.
- Hipervigilancia: la psicóloga hace hincapié en que los niños y niñas víctimas del apego desorganizado “están en alerta continua”. Y esto es así, continúa Iratxe López, porque “sienten que en cualquier momento les pueden maltratar o que pueden vivir situaciones aversivas o de rechazo”.
- Baja autoestima: según la psicóloga, la mayoría de estos niños y niñas tienen una autoestima muy dañada. “Piensan que el abuso ocurre debido a que han sido malos y que sus cuidadores los castigan por haberse portado mal”, apunta. Este pensamiento deriva en culpabilidad y en miedo a ser castigados de nuevo.

Todas estas consecuencias, a su vez, pueden derivar en otro tipo de problemas en la edad adulta si no se les pone remedio durante la infancia.
El equipo del centro Cepsim señala en este sentido que “como adultos, las personas con apego desorganizado han aprendido que las relaciones íntimas están conformadas por la agresividad, de manera que anticiparán que van a ser agredidos por los demás”.
Esto tiene consecuencias en sus relaciones sociales. Por ejemplo, el equipo de psicólogos asegura que “tenderán a evitar o romper las relaciones fácilmente, o bien rechazar a los otros porque lo viven como peligroso; e incluso, a agredirles”.
Y otra consecuencia destacada en la edad adulta es que las personas con apego desorganizado “no tienen la noción de respeto por los otros, no saben aceptar su límite y sus derechos, y se los saltan”, afirman desde el centro Cepsim. Esto conlleva que “se vuelven personas inestables y poco predecibles, como lo han sido sus cuidadores con ellos”, concluyen.