Son muchas las enseñanzas que el neuropsicólogo Álvaro Bilbao intenta transmitir a los padres a diario. Este profesional lleva años estudiando el funcionamiento del cerebro del niño y, a sabiendas de muchos de sus entresijos, traslada ese funcionamiento al mundo de la crianza.

Así, deja claro a todos los padres que le leen que el cerebro del niño es único y que nos tenemos que adaptar a él para cuidarlo lo máximo posible mientras se desarrolla. Que no podemos ponernos en contra del niño y recurrir al ‘yo puedo más que tú porque soy más mayor’ porque no nos van a entender y porque no, no tienen nada en contra de nosotros ni quieren hacernos pasar vergüenza cuando tienen una rabieta. “Conozco el funcionamiento del cerebro y los estudios que avalan la educación en positivo, pero mi experiencia más valiosa ha sido educar a mis propios hijos”, dice el experto en su propia página web. “Al igual que tú, yo también me he sentido perdido y frustrado, pero he decidido aprender a educar de una manera distinta a cómo me educaron a mí”, continúa.
Por ello, viaja por toda España dando conferencias y presidiendo talleres presenciales y online en las que, como él mismo dice, ayuda a otros padres a aprender todo lo que él ha aprendido en estos años de trabajo.
¿Dónde se pueden ver las conferencias de Álvaro Bilbao?
Si bien lo mejor es asistir de manera presencial a alguna de las conferencias que organiza por toda España, hay muchas que se pueden visualizar en YouTube. Basta con teclear en el buscador ‘conferencias Álvaro Bilbao’ para ver resultados de vídeos que duran entre 45 minutos y una hora. Son conferencias prácticamente completas en las que este profesional aporta diferentes ideas y enseñanza a los padres para educar y criar a sus hijos siguiendo el curso correcto de su desarrollo y respetándolos.
La lección que enseña Álvaro Bilbao en sus conferencias
De entre todos los trucos y todas las explicaciones, hay una ‘lección’ o enseñanza que se repite en todas las conferencias de este experto: es necesario olvidar los castigos a la hora de educar. “Si los castigos fueran eficaces, los niños al os que más se les castiga serían los niños que mejor se portan y todos sabemos que pasa justo al contrario”, dice una y otra vez.
Este experto, como todos los que conocen de cerca la disciplina positiva, es totalmente contrario a los castigos, pues se basa en su estudio del cerebro infantil y en los resultados de los diferentes estudios científicos para concluir que no funcionan en absoluto para ‘corregir’ el comportamiento de ningún niño. “Venimos de una educación muy basada en los premios y castigos y la neurociencia ha desterrado este tipo de educación que no es eficaz”, afirma en una de sus conferencias junto a BBVA.
En su lugar, Álvaro Bilbao recomienda a todos los padres marcar límites firmes. “Hay muchas alternativas a los castigos que son mucho más pedagógicas y con las que los niños aprenden mucho más y la primera son los límites”.

Con esta gran lección, Álvaro Bilbao quiere transmitir que con los límites es posible anteponernos a diferentes situaciones. “Poner límites quiere decir, explicar al niño lo que no queremos que haga antes de que ocurra y de esta manera estamos previniendo ciertas conexiones neuronales que van a provocar que repita ese comportamiento negativo”, afirma el experto.
¿Cómo poner límites, según Álvaro Bilbao?
Dice en su blog especializado que hay que tener en cuenta que a los niños no les gustan los límites. Que con ellos se frustran y se sienten enfadados y de mal humor. “Pero esto no quiere decir que no los deban experimentar”, asegura.
Para asegurarse de que tengan efectos, el doctor en psicología explica cuatro errores en los que no debemos caer:
- No poner límites: está demostrado que sí funcionan y que respetan al niño
- Poner demasiados: “muchos padres se aferran tanto a esta idea que crean un sistema excesivamente complejo de normas y regulaciones que el niño es incapaz de gestionar”, argumenta. Por ello, es mejor poner límites que el peque pueda recordar y cumplir
- Dejar todo el peso en los límites: no hay que confiar todo el peso de la crianza en ellos
- Identificar el NO con el enfado: aunque no sean agradables, los límites no tienen por qué ser poco empáticos: si quieres que tu hijo deje de jugar con un jarrón que se puede romper, puedes pegarle un manotazo o cambiárselo por un muñeco. Con la primera opción aprenderán que la violencia es un recurso apropiado para relacionarse con los demás y en el segundo que la amabilidad puede estar siempre presente