Las celebraciones navideñas, como puede ser la comida de Navidad o Nochevieja, suelen caracterizarse por reuniones de grandes grupos familiares y un ambiente festiva donde domina la diversión, pero también el caos y el ruido. Por eso, como ocurre con fiestas de cumpleaños o eventos masivos tipo conciertos, las personas altamente sensibles pueden no sentirse a gusto en estos ambientes. Incluso pueden sentir rechazo, necesidad de escapar de ellos. Y ya sabemos que una característica relativamente habitual de la neurodiversidad que son las altas capacidades es esa intensidad emocional que caracteriza a muchos de estos niños y niñas.
No es casualidad que cada vez se apueste por espacios más inclusivos que atiendan a todas las diversidades. Pasa, por ejemplo, con cabalgatas de Reyes o ferias en fiestas de municipios que dejan amplios tramos horarios sin música para facilitar espacios más respetuosos y diversos con necesidades especiales como las que presentan, por ejemplo, las personas con trastorno del espectro autista.
Algo parecido ocurre con las altas capacidades en ambientes donde no hace tanto no se prestaba atención a sus necesidades, especialmente en el ámbito escolar. Sin embargo, en el entorno familiar parece que sigue costando entender que no a todo el mundo le puede parecer un planazo una reunión familiar masiva en Nochevieja. Por ejemplo, al sobrino, prima, nieta o hijo con altas capacidades.
En un post divulgativo reciente, la especialista en neuropsicología y atención a la diversidad Beatriz Acosta reflexionaba sobre cómo construir entornos más respetuosos e inclusivos para las personas neurodivergentes, incluyendo las que presentan altas capacidades. Y lo hacía centrándose en la época por la que transcurre el calendario: Navidad. “El 𝐦𝐚𝐥𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐮𝐟𝐫𝐞𝐧 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐧𝐞𝐮𝐫𝐨𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 en Navidades, a veces se ve pero otras es invisible”, reflexiona Acosta. “Hay personas que puede que se desregulen, que lloren, que tengan ansiedad… y otras puede que no exterioricen todo ese malestar (enmascaran) pero lo viven internamente”, añade.
Siete consejos en el caso de las altas capacidades
La creadora de Psicoeducando comparte en el citado post publicado en Instagram hasta siete consejos o recomendaciones para las familias que tienen en ellas niños o niñas con altas capacidades de cara a las fiestas navideñas.
Sobre todo, para los días en los que hay espacios donde el ruido y el caos dominan sobre la calma, lo cual es muy habitual que ocurra en Navidad.
Estos son los siete consejos de Beatriz Acosta para estas familias. No tanto para los padres y madres, que ya conocen las necesidades de sus peques, sino para los demás miembros del grupo que van a convivir por unas horas con las altas capacidades:
- Si quiere irse antes de tiempo, necesita retirarse un tiempo (o ves que lo hace), permítelo. No le juzgues ni hagas burlas. “En altas capacidades intelectuales, muchas personas tienen alta sensibilidad y también hay saturación y sobreestimulación”, dice.
- Si te corrige o pregunta demasiado, pide más información… “no te desafía no ataca, tampoco cuestiona”, asegura Acosta.
- Si habla muy rápido, “no señales esta característica como burla”, dice Beatriz Acosta. “Su cerebro va más rápido. Amablemente puedes pedirle que lo repita o que intente explicarlo más lento. Ten presente que para esa persona tu forma de hablar para esa persona puede que vaya muy lenta”, añade.
- Si tiene un tic, no hagas comentarios al respecto. Los tiene, dice Beatriz Acosta, “por inquietud motora y mental”.

- Cuestiones como las injusticias o el sufrimiento por el medioambiente son temas que les hacen sufrir. “Evitar ciertos temas ayudará a generar un mejor ambiente”, aconseja la experta. En todo caso, añadimos nosotros, ponte en su lugar.
- No te burles si sus gustos e intereses son distintos a los de las demás personas de su edad.
- No le fuerces a tener vínculos. “Suelen ser selectivos al ser más exigentes o profundos en sus relaciones”, aclara Beatriz Acosta. “Ser amable y cordial sí, pero no presiones a que haga cosas que no quiere”, concluye.