A los padres y madres no nos gusta ver a nuestros hijos tristes, enfadados, aburridos o decepcionados. Sin embargo, el reconocido neuropsicólogo, Álvaro Bilbao explica en uno de sus post publicados en Instagram que estas emociones, aunque no son agradables, son necesarias y hay que integrarlas en su aprendizaje y desarrollo.

En el mismo video explica el truco que él como padre aplica con sus hijos a la hora de enseñarles a practicar este tipo de emociones.
Bilbao ha colaborado con la Organización Mundial de la Salud, la Unión Europea o el Children Center de Nueva York pero, sobre todo, es “ padre de tres niños maravillosos”, según reconoce el popular psicólogo.
Este experto lleva toda su vida profesional ayudando a familias; conoce el funcionamiento del cerebro (su libro “El cerebro del niño explicado a los padres” ha llegado a más de 300.000 lectores) y los estudios que avalan la educación en positivo, pero asegura que su experiencia más valiosa ha sido educar a sus propios hijos: “Al igual que tú, me he sentido perdido y frustrado, pero gracias a ellos, decidí aprender a educar de una manera distinta a cómo me educaron a mi”, sostiene Bilbao.

Así fue como descubrió, en primera persona, que una educación basada en la comprensión y el afecto, pero con límites y normas firmes, es más eficaz, sencilla y mejor para su autoestima. En su reciente libro, Prepárate para la vida, el experto proporciona siete claves prácticas para educar a jóvenes y adolescentes.
En sus videos y publicaciones en redes sociales, habla de tú a tú a los padres y madres con el objetivo de ayudarles a gestionar mejor su comunicación y trato con los niños.
En este sentido, en uno de sus últimos videos explica que el truco para que los niños puedan experimentar emociones como el enfado, la tristeza, el aburrimiento o la frustración es no esforzarnos como padres para que nuestros hijos sean continuamente y en todo momento felices.
“Yo no me esfuerzo mucho porque mis hijos sean felices”, dice Bilbao y explica las razones:
1.”En primer lugar porque luego van a salir al mundo real y el mundo real no es Disneylandia. En el mundo real no ocurre siempre todo como ellos quieren, ni todos los momentos son momentos de diversión”
2. “Y en segundo lugar, porque cuando intentamos que nuestros hijos estén contentos, que disfruten, que se lo pasen bien en todo momento no les estamos permitiendo experimentar emociones como el enfado, la ira, la frustración, la tristeza, el aburrimiento, la decepción.”
Y la única manera en la que nuestros hijos entiendan que esas emociones son normales, añade el experto, es que sean capaces de practicarlas: “Que las experimenten de niños y a base de experimentarlas se van a dar cuenta de que son capaces de sobreponerse a ellas, de superar las dificultades por ellos mismos”
Bilbao concluye de forma rotunda: “Por eso no creo que los niños deban estar siempre contentos y deban vivir en un parque de atracciones.”
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